Elaboración de caldo con el agua de cocción
En algunas localidades se tuvo la costumbre de aprovechar el agua resultante de la cocción de los caracoles para la elaboración de un caldo o sopa.
En Apodaca (A) añadían unas pocas sopas de pan a esta agua y obtenían así un caldo que según los informantes era oscuro pero muy bueno.
En Aria (N) le añadían un trozo de tocino, perejil, ajo, sal y aceite.
En Urzainki (N), como ya se indicó antes, cocían los caracoles con sebo o aceite, menta, sal y perejil, o bien en salsa de cebolla, tomate, perejil y ajo, pero siempre añadiendo menta. Con el caldo que resultaba de esta cocción se hacía sopa o caldo de remojones. Una informante apostilla que ni el de carne era tan bueno. Cuando ponían caracoles sólo tomaban este plato, ese día no había ración. Primero comían el migo, que se sacaba con un alfiler, se untaba en aceite y vinagre con un poco de ajo y se acompañaba con pan, y después tomaban los remojones.
También en Bernedo (A) han elaborado este tipo de sopa.
En San Román de San Millán (A) el agua o caldo en el que se cocían los caracoles se consideraba buena medicina contra catarros y resfriados.