La ceremonia religiosa actual
El Ritual del Matrimonio actualmente vigente data del año 1970. Siguiendo sus indicaciones el matrimonio se celebra ordinariamente dentro de la Misa. También es posible celebrarlo sin Misa; a esta opción recurren algunas parejas.
Una vez situados los novios en un lugar destacado del templo el sacerdote saluda nominalmente a los contrayentes así como a sus familiares y amigos. Luego da comienzo la Misa: tras los ritos iniciales tienen lugar dos o tres lecturas bíblicas tomadas del Antiguo y del Nuevo Testamento y referidas todas ellas al amor y al matrimonio.
Algunas encuestas (Apodaca, Moreda-A; Hondarribia, Telleriarte-G) anotan que en ocasiones son los mismos novios o miembros de sus familias quienes suben al presbiterio para leer en alto a los allí reunidos alguno de estos textos de la Biblia.
Tras la lectura del evangelio el sacerdote pronuncia una homilía dirigida principalmente a los novios sobre el significado del sacramento que van a realizar.
Acto seguido tiene lugar el escrutinio: el sacerdote interroga a los contrayentes sobre la libertad al contraer el matrimonio; sobre la fidelidad que han de guardarse y sobre la aceptación de los hijos y su educación cristiana.
Luego les invita a unir sus manos y a manifestar su consentimiento ante Dios y su Iglesia.
Y mientras ambos contrayentes tienen unidas sus manos derechas, el esposo primeramente dice:
- Yo N. te quiero a ti N. como esposa
- y me entrego a ti
- y prometo serte fiel
- en las alegrías y en las penas
- en la salud y en la enfermedad
- todos los días de mi vida.
Seguidamente la esposa dice lo mismo al esposo.
También en este punto precisan algunas encuestas (Lezama-B; Artajona-N) que en el antiguo rito para expresar su consentimiento los contrayentes se limitaban a asentir a preguntas formuladas por el sacerdote mientras que actualmente, en la mayoría de los casos, leen ellos mismos la fórmula completa del consentimiento matrimonial.
El sacerdote concluye diciendo:
- El Señor, que hizo nacer en vosotros el amor, confirme este consentimiento mutuo que habéis manifestado ante la Iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Los asistentes proclaman la unión mediante un canto o una aclamación.
Vienen seguidamente la bendición y entrega de los anillos y de las arras. A diferencia del rito antiguo es la esposa, y no el sacerdote, la que impone el anillo al esposo quien, a su vez, le impuso a ella anteriormente. En ambos casos la fórmula empleada es:
- N. recibe esta alianza
- en señal de mi amor y fidelidad a ti
Si bien se deja a la libre determinación de los contrayentes, en la mayoría de los casos, se sigue practicando el rito de la bendición y de la entrega de las arras a la esposa por parte del esposo al tiempo que dice:
- N. recibe estas arras
- como prenda de la bendición de Dios
- y signo de los bienes que vamos a compartir.
Este último rito no cuenta con las simpatías de todos y en algunos sitios se omite "porque le da un carácter materialista al matrimonio" (Artajona-N) o porque se sigue creyendo que los dineros de las arras simbolizan una compra de la mujer.
En la oración de los fieles que sigue a la celebración del matrimonio es común que tomen parte los amigos y parientes de los novios e incluso ellos mismos enunciando las intenciones por las que ora la asamblea (Apodaca, Moreda-A; Telleriarte-G).
Del ritual actual se ha suprimido el antiguo rito de la velación en el que se cubría con un paño la cabeza de la novia y los hombros del novio. Se mantiene en cambio la bendición nupcial que se sigue recitando inmediatamente después del Padre Nuestro; pero la antigua bendición sobre la esposa está ahora dirigida a ambos contrayentes.
Una de las características de la misa nupcial consiste en que los nuevos esposos después de darse el beso de paz pueden comulgar comiendo del pan eucarístico y bebiendo del cáliz. Así lo hacen también los padrinos.
La misa nupcial concluye con estas oraciones de bendición de los esposos:
- Nuestro Señor Jesucristo, que santificó con su presencia las bodas de Caná, os conceda a vosotros, y a vuestros familiares y amigos, su bendición. R. Amen.
- Nuestro Señor Jesucristo, que amó a su Iglesia hasta su extremo, os conceda amaros el uno al otro de la misma manera. R. Amén.
- Nuestro Señor Jesucristo os conceda ser testigos fieles de su resurrección en el mundo y esperar con alegría su venida gloriosa. R. Amen.
- Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo. R. Amén.
Hay casos en que, por deseo de los contrayentes, el rito de la boda religiosa se hace sin Misa y sin Comunión eucarística (Durango-B; Beasain-G).