Ofrendas de misas. Meza-sariak
Una muestra de solidaridad con la familia del difunto consiste en la entrega de una cantidad de dinero que se destina a celebrar misas en sufragio de su alma. A este acto se le denomina popularmente mezak atara, «sacar misas».
Las entregas de dinero para misas se hacen en reciprocidad, de manera que se forma una red de correspondencias entre las familias de una vecindad o de un pueblo. A estas aportaciones mutuas denominan en Zerain (G) artu-emanekoak; en Murelaga (B) artu-emona; serbitzu en Sara (L); en Plentzia (B), meza zorra indica la deuda de misa para con una familia en la que ha muerto una persona.
En tiempos pasados se correspondía más comúnmente con las aportaciones de dinero para responsos; los estipendios de misas suponían entregas de mayor cuantía y eran más propias de aquellas personas que tenían vinculación de parentesco o de amistad con el difunto (Llodio-A, Zeanuri-B). No faltaban con todo quienes, sin ser parientes, se correspondían mutuamente con una aportación de dinero para misas. Estos vecinos recibían el nombre de mezadunak o mezakoak (los de la misa) y eran contados entre los comensales de la comida de entierro que tenía lugar finalizado el funeral. Esta práctica será descrita más adelante al hablar de los ágapes fúnebres.
La entrega de dinero para misas tenía lugar frecuentemente en la misma casa mortuoria en el momento de acudir al velatorio; en otros casos se daba el dinero a una mujer de la familia del difunto o a una vecina vinculada a la casa mortuoria. En varias localidades se menciona la práctica de instalar durante las exequias en el pórtico de la iglesia una mesa donde se hacían las entregas y se anotaban en una lista los nombres de los donantes y las cantidades ofrecidas. Esta lista o, en su caso, aquélla que confeccionaba la familia, se leía el domingo siguiente en la misa parroquial o se colocaba en las puertas de la iglesia.