País Vasco continental

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Sara (L), era la primera vecina la encargada de recoger las ofrendas de misas, meza sariak, el día de las exequias y la que elaboraba la lista que era leída en la iglesia antes del sermón. Actualmente la lista se coloca en la puerta de la iglesia. En los años cuarenta, Barandiarán describía así el encargo de sufragios de misas por los difuntos: El domingo siguiente al día del entierro el cura anuncia en la iglesia los nombres de las personas o de casas que han encargado las misas que llaman de zerbitzu (del francés service). Un ejemplo de anuncio de donantes de zerbitzuak correspondiente al 8 de abril de 1945:

«Jomildegiko-borda'ko etchekoandre zenarentzat eman dute:

Alaba Mari semearekin,
Seme Jean-Batistek andrearekin,
... ... ... ... ... ...
Alautchi Jeannek,
Semeatchi Sebastianek,
Iloba Frantchak,
... ... ... ... ... ...
Chilardi'ko familiak,
Landagarai'ko aita-alabak,
Adishkide batek,
... ... ... ... ... ...
Familiak obligazionentzat,
Lachada 50 libera emanak»[1]

Han hecho ofrenda en sufragio de la difunta dueña de Jomildegiko borda: / su hija Mari junto con su hijo, / su hijo Jean Batiste con su esposa, / (...) / su ahijada Jeannes / su ahijado Sebastian, / su sobrina Frantxa, / (...) / la familia de Xilardi, / el padre y la hija de Landagarai, / un amigo, / (...) / La familia, para cumplir las obligaciones de la casa, / ha ofrecido 50 francos como laxada.

En el año 1942 el zerbitzu era de 8 francos: con tres zerbitzu se hacía el estipendio de una misa. En el año 1945 seis zerbitzuak de a 10 francos hacían un estipendio de misa, del que se retiraban 10 francos para el xantre.

En esta misma localidad, durante el ofertorio de la misa del funeral, las personas que no tenían condición de proximidad con el fallecido para ofrecer una misa por el difunto, zerbitzua, pero querían participar en los sufragios, hacían la ofrenda de un franco en las manos del sacerdote que daba a besar la cruz. Del conjunto de las ofrendas se entresacaban estipendios de misas. Para la ofrenda los hombres bajaban por una galería y subían por la otra como para la comunión. Las mujeres hacían lo mismo de un lado de la nave al otro[2].

En Itsasu (L), cada casa de la vecindad aportaba el estipendio para celebrar una misa en sufragio del difunto; esta entrega tenía lugar tras visitar el cadáver en la casa mortuoria. También los conductores del féretro daban el dinero para una misa. Aquellos vecinos que no podían aportar la cantidad establecida para el estipendio entregaban una cantidad menor, pazia, que se acumulaba a los otros donativos. El sacerdote leía en la misa del domingo que seguía a las exequias la relación de todos los donantes.

En Beskoitze (L), la lista confeccionada por la familia con los donativos recibidos en casa o recogidos por la vecina era completada por el sacerdote con otras aportaciones que habían hecho en la iglesia. Antes, esta lista se leía desde el púlpito; actualmente (1987) se coloca en la puerta de la iglesia.

En Azkaine (L), el dinero para misas se ofrendaba generalmente en la casa mortuoria en la víspera de las exequias; las personas venidas de lejos hacían esta aportación justo antes del levantamiento del cadáver. Ofrendan dinero para misas el cónyuge, los hijos (una misa cada uno), los padres, los tíos, los ahijados y los vecinos (una misa por familia). Los dos primeros vecinos se encargaban de recaudar el dinero anotando el nombre del donante y el de la casa; entregaban al sacerdote la lista de donantes y el dinero recogido.

En Baigorri (BN), una vecina o algún miembro de la familia recogía las entregas de dinero para misas que se hacían en la visita a la casa mortuoria antes del entierro y también durante los días siguientes. El número de misas encargadas estaba en función de la obligación y grado de relación con el fallecido. Los donativos podían ser: para misa cantada, meza kantatia; para misa rezada, meza ixila; o el estipendio correspondiente a media misa, meza erdia. El cura leía la lista en la misa mayor del domingo; actualmente se coloca en el pórtico.

En Donoztiri (BN), al dinero que se da a la familia para estipendios de misas se le denomina diru-ofrenda y meza-ofrenda. Aquéllos que no encargan estas misas nominalmente aportan una limosna durante el funeral. A esta colecta se le denomina meza-sacia, dinero de misas. El domingo siguiente a las exequias, el cura leía la relación de los donantes de las misas, Ondoko igandean, Jaun erretorak oihuten zitien meza eman zuten guziak.

En Armendaritze (BN), la colecta que se hacía en la iglesia durante el funeral se destinaba a celebrar misas por el difunto; era costumbre depositar el estipendio dentro de un sobre; había quien daba una cantidad menor a la estipulada. Algunas personas entregaban este estipendio en la casa mortuoria, después de las exequias. El cónyuge o la familia doméstica inmediatamente después de la muerte sacaba cuatro misas, lau meza berriak; cada uno de los hijos del difunto dos; los primos y cada familia del pueblo sendas misas. La lista que se hacía con estas aportaciones guardaba el orden correspondiente al grado de relación con el difunto: cónyuge, hijos, hermanos, tíos, primos, vecinos, amigos, otras familias del pueblo, asociaciones, etc. y la leía el cura en la misa el primer o segundo domingo después del entierro. Hoy en día esta relación se coloca en la puerta de la iglesia.

En Izpura y Heleta (BN), en la lista de donantes que leía el sacerdote el domingo siguiente a las exequias se citaba el nombre de la casa y el número de misas que había encargado cada una. Esta costumbre perduró hasta 1955 en Izpura y hasta 1980 en Heleta. Desde estas fechas se comenzaron a colocar en el pórtico de la iglesia. La relación guardaba este orden: la familia, la parentela, los primeros vecinos, las demás familias del barrio, las familias del pueblo y las de los alrededores. La familia doméstica ofrecía de seis a diez misas según sus posibilidades; la parentela entre dos y cinco. Había personas que ofrendaban una parte del estipendio, meza-parcia.

En Iholdi (BN), hasta la década de los años setenta, la familia del difunto mandaba celebrar seis misas cantadas que eran anunciadas de esta manera por el cura en la misa del domingo siguiente al funeral: Familiak emaiten du enterramenduko ohoriak eta bortz meza kantatiak x... arimarendako. (La familia encarga las honras fúnebres y cinco misas cantadas por el alma de x.). También en Lekuine (L), hasta los años sesenta, el sacerdote comenzaba la relación indicando las misas ofrecidas por la familia: Lau porogiak familiaren partez X... arimarentzat.

En Lekunberri (BN), solamente se sacaban misas cantadas; estaba mal visto encargar misas rezadas. En Mendibe (BN), la lista de las ofrendas de dinero para misas que se leía desde el púlpito se denominaba mezen kridatzia. También en Bidarte (L) y en Ziburu (L) se mantenía esta costumbre; leyendo los nombres en orden de mayor a menor parentesco con el difunto.

En Barkoxe (Z), las ofrendas de dinero para misas se hacían en la casa mortuoria antes de las exequias fúnebres. En la relación primeramente se anotaba lo que aportaban la familia y el primer vecino. Luego el resto de la familia según el grado de parentesco (hijos, hermanos, primos...). Se ofrecía un número de misas proporcional al mayor o menor grado de relación con la familia. También los menos allegados ofrendaban dinero pero no necesariamente tenía que alcanzar el importe de una misa.

En Urdiñarbe (Z), el dinero para misas lo entregaban al sacerdote que acudía al levantamiento del cadáver. Al decir de los informantes, los curas recogían con este motivo una bonita cantidad, «ils se faisaient beaucoup d argent les curés». La familia, en general, mandaba celebrar más de dos misas por persona y cada primer vecino una, todas ellas cantadas. Cada casa del pueblo encargaba, en principio, una misa rezada. El sacerdote tomaba nota de los donantes y luego enviaba la lista a la casa del fallecido.

En Zunharreta (Z), en la lista de los que ofrecían misas por el difunto figuraban primeramente los familiares más próximos. La familia ofrecía alrededor de quince misas y el resto de los donantes una por cada casa. A la celebración de estas misas asistía la familia y algunas vecinas y en ellas se encendía la cerilla, ezko.

En Santa Grazi (Z), la relación que se leía en la misa de entierro mencionaba primeramente a los miembros de la familia y los ahijados, siguiendo el resto de los donantes sin orden. La familia del difunto ofrecía diez misas y una o dos cada una de las demás familias siguiendo lo establecido por la costumbre.

En Arberatze-Zilhekoa (BN), la casa del fallecido sacaba unas diez misas por el difunto. Solamente existía una categoría de misa y se celebraban tanto entre semana como los domingos.


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI)” in AEF, XXIII (1969-1970) pp. 123-124.
  2. A. ARÇUBY. “Usages mortuaires a Sare” in Bulletin du Musée Basque, IV 3-4 (1927) p. 22.