Adecentamiento del cuerpo muerto

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Algunas encuestas alavesas (Artziniega, Ribera Alta, Valdegovía) y otras de Navarra (Murchante, Izal, Aria) insisten en que al amortajar hay que tapar todos los orificios, «los conductos», para que no se noten los efectos de la descomposición. En Soscaño-Carranza (B) procuraban cerrar con cera la nariz, oídos y demás conductos[1].

También se ha puesto especial cuidado en que la boca quede bien cerrada de modo que el muerto ofreciera un aspecto digno. Se hacía esto teniendo en cuenta que el cadáver sería expuesto y que las visitas hacían comentarios sobre el aspecto del fallecido (Portugalete-B).

Es general para sujetar la mandíbula el uso de un pañuelo que se pasa por debajo de la barbilla y se ata con nudo sobre la parte superior de la cabeza hasta que se enfría el cadáver (Amézaga de Zuya, Berganzo, Bernedo, Gamboa, Mendiola, Moreda, Narvaja, Pipaón, Ribera Alta, Salcedo, San Román de San Millán, Valdegovía-A); Abadiano, Amorebieta-Etxano, Bermeo, Carranza, Durango, Muskiz, Plentzia, Zeanuri, Zeberio-B); Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elosua, Ezkio, Getaria, Telleriarte-Legazpia-G); Baigorri, Izpura-BN; Allo, Aoiz, Aria, Eugi, Lekunberri, Lezaun, Mélida, Murchante, Obanos, Sangüesa, San Martín de Unx-N).

En Aoiz y Murchante (N) se procuraba que el pañuelo fuera negro, lo mismo que en Izal (N) donde señalan que este pañuelo negro, rodeando la cara, le daba al cadáver un aspecto triste.

Aparte de cerrarle la boca mediante un pañuelo, procedimiento que aún se sigue utilizando, se han empleado y emplean otros métodos. En Mélida (N) si no quedaba bien cerrada, se le introducía entre la barbilla y el pañuelo una caja de cerillas o un tubo de cartón para que hiciera mayor presión. Una vez que el cadáver hubiera adquirido el rigor mortis, se retiraba el pañuelo. En Murchante (N) se valían de un tubo de aspirinas que se lo colocaban bajo el mentón. En Laguardia (A) se le ponía debajo de la barbilla una bolsa de sal.

Los encargados de las funerarias han recurrido para lo mismo a diversos métodos tales como colocar debajo de la mandíbula un rollo hecho con hojas de periódico y sujeto al cuello con la botonadura de la camisa o cerrar los labios con pinzas de colgar la ropa. Más recientemente se han servido de un artefacto de plástico que acoplado al cuello, le mantiene las mandíbulas unidas. Hoy en día se le sellan los labios mediante un pegamento de contacto (Durango, Orozko-B y Elgoibar-G). En esta última localidad se usa este procedimiento también para sellarle los ojos.

Cortar uñas si hace falta, peinar y afeitar a los varones si lo necesitan, completan el adecentamiento del difunto. Actualmente, incluso se maquilla un poquito especialmente a las mujeres que, en opinión de los informantes, son siempre «más coquetas».


 
  1. AEF, III (1923) p. 2.