Peticiones de las ánimas

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En las zonas donde se ha guardado la creencia en estas apariciones, se indica comúnmente que es la propia ánima la que da instrucciones precisas para su liberación.

Las respuestas a las peticiones del aparecido suelen acompañarse de bendiciones especiales o incluso conjuros (algunos testigos de nuestras encuestas los denominan «exorcismos») por parte del cura del lugar, a ruego de los familiares, sobre todo cuando las apariciones se producen en la casa de un difunto.

Tras la resolución de la pena del ánima, una vez que queda reparada la falta cometida en vida por el difunto o hechos los sufragios por su alma, éste puede llegar a aparecerse o transmitir con su voz el agradecimiento porque ya goza de la Paz del Señor tras mucho sufrir (Bermeo-B, Ziga-Baztan-N)[1].

Misas

La mayoría de las veces el aparecido pide misas en sufragio suyo.

En Apodaca (A) se cuenta un caso en que mandaron decir misas y el cura acudió a la casa del aparecido a bendecirla y exorcizarla. Cumplidos estos ritos cesaron los ruidos con que éste se manifestaba. En el pueblo se comentaba que había una lechuza en la esquina de aquella casa. Otros decían que cuando murió la mujer del anterior propietario no se encargaron las misas correspondientes, ya que el marido era bastante «agarrado».

En Berganzo (A), una mujer ve luces en el cementerio que dejan de hacerse patentes cuando ofrece una misa de sufragio a un familiar.

En Nanclares de Gamboa (A) es también una luz la que se manifiesta, esta vez en el camino, a un viudo. Dedica una misa a su difunta mujer y cesan las apariciones.

En Pipaón y Zigoitia (A) consideran también que el medio preciso de favorecer a las ánimas errantes es el ofrecimiento de misas.

En un relato de Amorebieta-Etxano (B), los testigos preguntan al aparecido lo que desea, y éste les contesta Meza bat, una misa.

En el valle de Orozko (B), varios informantes coinciden en señalar que han conocido a personas a quienes se les han aparecido almas. Se trataba de almas en pena que no conseguían el eterno descanso por algún motivo, y se les ayudaba rezando por ellas. También se recoge en esta localidad que una forma efectiva de liberar a un alma es encargar una misa votiva en sufragio de ella, «meza enkomendadue ateraten jako», igual que las que se encomiendan para pedir que no se prolongue la agonía del moribundo. Por ello, cuanta más gente participe en ese encargo, por muy pequeña que sea la cantidad aportada, resulta más beneficioso para el alma.

En Baigorri (BN), en caso de aparición se hacía venir al sacerdote para que bendijera el lugar en que se manifestaba y se encargaban misas. En Armendaritze (BN) ofrecían también misas para que cesaran las apariciones de difuntos.

En varias localidades de Baja Navarra se registra la fórmula de dejar encendida una vela con un papel en blanco y lápiz a su lado, para que el difunto escriba ahí su deseo. La respuesta suele ser la petición de misas (Lekunberri-BN).

En Mendibe (BN) colocan una vela bendecida cubriéndola con una medida de grano, gaitzuria, en la pieza de la casa donde la aparición ocurra. A su lado se pone un papel en blanco donde el arima erratia pueda escribir sus deseos.

En Ortzaize (BN), el cura aconsejó a los testigos de una aparición que dejaran un papel en blanco sobre la mesa de la cocina al anochecer, y a su lado una vela bendecida. Los de la casa cumplieron con las recomendaciones del sacerdote y se retiraron a la sala. Vieron cómo la luz de la cocina se apagaba y volvía a encenderse. Entraron de nuevo en la cocina y observaron admirados que estaban escritas las palabras meza bat, una misa, con la misma letra que su difunto hijo. Ejecutaron el ruego y cesaron los fenómenos extraños[2].

En Beskoitze (L) y Donoztiri (BN) se recogen casos de mandas de misas en sufragio del alma del aparecido y también la bendición de la casa[3].

En los testimonios recogidos en Zuberoa[4], los aparecidos se manifiestan en demanda de misas. En uno de los casos al ser interpelada el ánima, ésta no responde de forma inteligible. El testigo interpreta que deben ofrecer dos misas por ella, «Ez ditazü deüs erran. Behar dizügü bi meza emanerazi».

Oraciones

En algunos lugares, las mismas ánimas explican la necesidad de hacer rezos especiales o peregrinaciones a santuarios señalados en cada zona, respondiendo a una promesa incumplida.

En Apodaca (A) consideran efectivas las peregrinaciones a ciertos santuarios, e incluso dicen haber escuchado alguna vez que ponerse un hábito puede evitar apariciones y hechos de este tipo.

En los relatos recopilados en Aramaio (A), los aparecidos principalmente avisan de la obligación de rezar por ellos. Esto hace que la gente se acuerde de las ánimas y rece en su favor.

En Bermeo (B) se ha recogido algún relato en que el aparecido menciona que las almas ya saben en qué casas se reza el rosario y en cuáles no, ya que las unas aparecen de noche iluminadas, mientras que las segundas totalmente oscuras También se describen episodios de personas que encontrándose rezando a solas oían a alguien que les respondía.

En Busturia (B), ante la aparición constante en su casa de una persona muerta por envenenamiento, el familiar le indica que aquélla no es ya su casa y la envía a cierta ermita del lugar. Aquí se procede a encender velas sobre el altar colocándose una imagen de la Virgen de Unbe[5]. El asunto queda solucionado de esta forma.

En el valle de Carranza (B), la bendición de la casa por el cura es motivo suficiente para que no vuelvan a suceder las apariciones.

En Orozko (B), en varias ocasiones, las ánimas precisan que sus allegados vayan en peregrinación a alguna ermita o un santuario próximo (generalmente el de San Antonio de Urkiola).

En Plentzia (B), según relatan los encuestados, se decía que había que cumplir indefectiblemente la petición de un aparecido, y una vez hecho esto no se volvía a aparecer. En uno de los relatos recopilados en esta localidad, el familiar difunto pide que se rece sólo un padrenuestro en sufragio de su alma, en peligro de ir al infierno.

En Elosua (G), en los relatos recogidos, a pesar de que no existan testimonios contemporáneos, se piensa que las ánimas, de aparecer, vendrían a pedir oraciones para poder salir del Purgatorio y de esta manera subir al cielo.

En Eugi (N) se narra alguna historia en que el aparecido deja escrita una nota a sus familiares pidiéndoles oraciones por su alma. Se recogen aquí como medio de salvación común para las almas en pena los rezos y el encargo de misas.

En Baigorri (BN), en uno de los relatos el aparecido expresa su deseo de que se celebren misas en su favor en Roncesvalles (Orreaga), «baziela meza batzuin arrangura, eta meza hek nahi zuzkeela Orrian emanak izan ziten». Esa misma noche, sin más dilación, el marido de la testigo parte hacia ese santuario.

Colegiata de Roncesvalles (N). Grabado del siglo XIX. Fuente: Vinson, Julien. Les Basques et Le Pays Basque. Paris, 1882.

Satisfacción de deudas

Puede suceder también que el difunto que haya quedado con una deuda pendiente se aparezca para pedir que un familiar o conocido restituya lo debido.

También pueden manifestarse los difuntos para transmitir algo que habían dejado sin decir en vida. En este supuesto, se recoge en algunas localidades la prohibición expresa de comunicar el mensaje del ánima, ya que esta declaración traería indefectiblemente la muerte del revelador.

En San Román de San Millán (A) consideran que soñar con un difunto significa que éste, aparte de pedir misas u oraciones, quiere decir o hacer recordar algo.

En Zeberio (B) se recoge algún caso en que el aparecido encomienda al testigo que revele a sus familiares que él había escondido un pequeño tesoro en una pared de su casa. Esto es motivo para que no pueda entrar en el cielo, «iñori esan barik il ezkero ezin da bat sartu zeruan».

En Carranza (B), una persona que al morir deja sin pagar unas pieles se aparece para pedir la restitución de la deuda. También se consignan en este valle casos de aparecidos con la ropa de mortaja que necesitan para su salvación que se cumplan promesas que hicieron en vida.

También en Jatsu (BN) se describen casos de ánimas que se manifiestan continuamente hasta que los de su familia restituyen las deudas dejadas por ellas en vida.

Cumplimiento de promesas

En Bermeo (B), las narraciones consignadas mencionan varias veces la imposibilidad de cumplir en vida la promesa de acudir a un santuario conocido (generalmente el cercano de San Juan de Gaztelugatx). Las apariciones no cesan hasta que el testigo, familiar o allegado, satisfaga esa deuda moral.

En uno de los relatos recogidos en Elosua (G), el testigo requiere al aparecido que le indique su deseo. Este le contesta que hizo promesa de poner una vela en la ermita de San Blas y que la cumplan en su lugar, «San Blas ermittan agindutako kandelia ipintzeke eguala, ta ipintteko».

En Baigorri (BN), el aparecido indica que el deseo expresado antes de morir (ofrecer un cabrito a cada uno de sus ahijados) no se ha cumplido totalmente. Insta al testigo para que el único apadrinado que no ha recibido su parte lo haga.


 
  1. AEF, III (1923) p. 132.
  2. Recogido por Terexa Lekunberri a Maitixa Orpustan en Ortzaize.
  3. José Miguel de BARANDIARAN. “Contribución al estudio etnográfico del pueblo de Ezkurra. Notas iniciales” in AEF, XXV (1988) p. 61.
  4. Junes CASENAVE-HARIGILE. “Siniste zahar eta ez hain zahar” in AEF, XXV (1988) pp. 81-82.
  5. Virgen Pura Dolorosa aparecida a la vidente Felisa Sistiaga en múltiples ocasiones, a partir de 1941 y hasta 1975, en las cercanías de un abrevadero del monte Unbe, en la localidad vizcaina de Laukiz.