Denominaciones

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La comitiva fúnebre está constituida por el conjunto de personas que solemnemente y en un orden determinado, establecido generalmente por el uso y la costumbre, acompañan al difunta en el recorrido que va desde su casa o desde el punto de encuentro a la iglesia donde tiene lugar la función religiosa y posteriormente de aquí al cementerio donde el cuerpo recibirá sepultura.

La denominación común en castellano para designar este desfile procesional funerario es «entierro».

Se ha recogido la denominación euskérica correspondiente a entierro en las siguientes localidades: enterrua / entierrua / interrua en Lemoiz, Orozko y Leanuri (B); enterramendua en Arberatze-Zilhekoa (BN) y Hazparne (L). En Biriatu (L) se llama enterramenduko eguna al día del entierro.

Segizioa se le llama al cortejo fúnebre en Ataun, Beasain, Urkizu-Tolosa y Zerain (G). En Bera (N), segizioa es el cortejo masculino y xirioa el femenino. En Ibarla (BN), a los componentes del cortejo fúnebre se les denomina hilaren segitzaileak.

Ahukua / ahokua / ahokia es el término con que se designa al cortejo en Aintzila, Armenda ritze (BN), Goizueta (N), Azkaine y Sara (L). Probua en Arana (N). La misma denominación, probua, para la comitiva de los vecinos y segizioa para la de los parientes en Bidania (G). Ondria en Elosua (G). Ehortzeta en Urdiñarbe (Z) y ehortzeta-prozesionia en Barkoxe (Z). En Altzai y Lakarri (Z), a los que van en el cortejo fúnebre se les denomina ehortzetaliarrak o hiltiarrak.

En Lekeitio y Mundaka (B) se llamaba gorpulorra al acto de la conducción del cadáver; konduziñoa en Lezama (B) y gorputza eramatea en Andoain (G).

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Una vez que las personas procedentes de la parroquia para el levantamiento del cadáver habían hecho acto de presencia en la casa del difunto o en el lugar de encuentro, pronunciado el responso por el sacerdote y recitadas las oraciones o cánticos pertinentes, se disponía la salida de la comitiva según un orden determinado.

Antiguamente, todas las personas tenían su puesto en el cortejo que se dirigía a la iglesia: la ofrendera, la cruz, monaguillos, clero, féretro, familiares, vecinos, amigos y gente en general. Hoy día, lo nuclear de la comitiva lo constituyen los componentes del duelo, la representación eclesiástica, familiar y vecinal en su caso, que acompañan al féretro. El resto de la gente acude por un sentido de solidaridad para con la familia del difunto y por cumplir con ciertas convenciones sociales.

En tiempos pasados, la comitiva fúnebre se componía de tres grupos de personas: en el primero figuraban el cura del pueblo y los de los pueblos próximos que acudían a la casa al levantamiento del cadáver; en el segundo, los parientes, incluidos primos lejanos de pueblos próximos cuya inasistencia hubiera dado pie a la ruptura familiar y los miembros de la Cofradía a la que hubiera pertenecido el difunto, en su caso. A este segundo grupo se le conocía como el de «honra», es decir de obligación. Finalmente, el grupo de los que iban de «caridad», compuesto por los vecinos y forasteros.