Anderos mozos en Álava

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Hemos visto anteriormente que también en otros lugares eran muchachos jóvenes solteros los encargados de llevar el féretro pero hemos agrupado aquí las localidades alavesas donde dentro de la significación que la mocedad tenía en Álava, eran los mozos del barrio o de la localidad quienes tenían encomendada la labor de anderos. Ellos se ocupaban también de preparar y distribuir «la caridad» entre los asistentes a las exequias.

En Otazu (A), antiguamente, el féretro era llevado por cuatro mozos del pueblo[1]. También en Apodaca (A) eran los mozos de la localidad los encargados de la conducción del cadáver, si bien en los últimos años han cedido el puesto en favor de los familiares del difunto.

En Gamboa (A), la costumbre más antigua y arraigada era que el traslado lo llevaran a cabo los vecinos o los mozos. Así se ha constatado en Landa y en Nanclares de Gamboa. Por contra, en Ullíbarri la tradición era que los familiares se ocuparan de ello. Hoy día siempre son los familiares quienes cumplen este cometido y únicamente, a falta de éstos, los suplen los vecinos o los mozos. Generalmente eran cuatro los portadores del féretro.

En Mendiola (A), de ordinario, eran cuatro mozos del pueblo los anderos, más raramente los familiares del difunto. Estos mozos regresaban seguidamente a la casa mortuoria para preparar los obsequios de pan, vino y queso que se impartían entre las personas asistentes al funeral.

En Salcedo (A), antiguamente, los anderos eran mozos de la localidad. Más tarde fueron los familiares los encargados del traslado del cadáver, en su defecto se ocupaban de ello los mozos del pueblo. Los hijos, solos o acompañados de algún yerno, eran quienes llevaban el cuerpo de los padres y ese grado de parentesco próximo era el que se respetaba en los demás casos.

En Ribera Alta (A) eran los mozos de la familia los conductores del féretro. Si entre los miembros de la familia no hubiera mozos, el traslado se encomendaba a otros mozos del pueblo.

En Narvaja (A) eran cuatro vecinos de la casa mortuoria quienes se ocupaban de conducir el cadáver. Dos de ellos de la casa anterior del fallecido y los otros dos de la inmediatamente posterior.


 
  1. AEF, III (1923) p. 65.