Extensión y vigencia de la ofrenda de pan

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

La costumbre de ofrendar pan en tiempos pasados fue común en todos los territorios[1], si bien, a tenor de los datos que hemos utilizado, esta tradición se perdió con anterioridad en Vasconia continental, sustituyéndose por la ofrenda de luces y aparece más desvanecida en el sur de Navarra.

Que el empleo de pan o cereales sirviera como pago de los oficios religiosos fúnebres se perdió hace mucho tiempo, sustituyéndolo por dinero o mitigando la obligación de la entrega de pan. Fue objeto de frecuentes controversias a las que se puso fin mediante acuerdos amistosos establecidos entre las autoridades civiles y eclesiásticas de cada localidad.

A finales del siglo XVIII, concretamente con fecha 12 de septiembre de 1797, la Villa de Bilbao y su Cabildo Eclesiástico firmaron una Escritura de Concordia sobre derechos de funerales y abolición de la ofrenda de pan. Se trataba de sustituir ésta conmutándola en dinero. La razón última estribaba en la dificultad que tenía la gente humilde para ofrendar pan, según se deduce del propio texto del acuerdo que dice «la absoluta abolición de la ofrenda de pan sobre que siempre han suspirado y clamado amargamente por ser la ruina de los más pobres artesanos... »[2].

Un caso similar ocurrió en la Parroquia de San Martín de Améscoa (N). En el Libro de Difuntos que arranca en 1600, se repite constantemente que durante el año de luto se lleve pan añal; en 1739, a la petición anterior se añade «como es costumbre» y en 1812 se dice ya «como es costumbre y obligación». La costumbre que se convirtió en obligación debía de ser gravosa para los que cosechaban poco trigo y andaban escasos de pan, lo que provocó la negativa de algunas familias de llevar el pan al añal de la iglesia. En el año 1816 se firmó un acuerdo entre el Cabildo Eclesiástico y los vecinos del Valle, según el cual se establecían tres clases de funerales determinando la cantidad de trigo que se había de pagar por cada uno de ellos, teniendo las familias libertad para elegir la clase del funeral[3].

En algunas localidades se ha podido constatar la tradición de ofrendar cereales en épocas pasadas. Así, en determinados valles navarros se llevaba a la iglesia trigo en sacos. También en Arrona (G), a comienzos de siglo, tres muchachas portaban sendos sacos de trigo como ofrenda[4]. En Allo (N) se dejaba un óbolo voluntario en forma de trigo y lo depositaban a la puerta del templo formando un montón.

Fuesas con ofrendas de trigo el Día de Almas. Obanos (N), 1972. Fuente: José Ibáñez, Grupos Etniker Euskalerria.

En nuestras encuestas se ha recogido la vigencia de la ofrenda del pan ritual que se fue desvaneciendo paulatinamente en unos lugares y otros. Este periodo va desde finales del siglo pasado (año 1880) en que se dejó de ofrendar en Otxagabia (N) hasta la década de los setenta en que desaparecieron los últimos vestigios en Aramaio (A) y Obanos (N).

En Durango (B) se había perdido la tradición para los años treinta y en Zeanuri (B) perduró hasta esa década. En Liginaga (Z), Barandiarán constató en los años cuarenta que hacía ya algún tiempo se había desvanecido la costumbre de ofrendar pan. La guerra civil de 1936 y la postguerra trajeron dificultades para la obtención de harina por lo que en algunas localidades como Zerain (G) y Lekunberri (N) se acordó sustituirla por una cantidad de dinero equivalente. Sin embargo, en la localidad navarra mantuvieron el rito y llevaban el mismo bollo duro durante todo el año.

En la década de los cincuenta deja de hacerse la ofrenda de pan en Lemoiz (B) y en los sesenta en Elosua (G) y Lezaun (N). En algunas poblaciones de Bizkaia y Gipuzkoa, en los años sesenta, todavía abría el cortejo la mujer portadora de la ofrenda señalada, denominada aurrogia, el pan que que se lleva delante, pero pronto desapareció. Hasta 1967 se conservó la costumbre en Sangüesa (N) y en los setenta desapareció en Obanos (N) y en Aramaio (A), si bien en el casco urbano de esta última localidad había dejado de ofrendarse pan ya por los cuarenta.

En Abaurrea Baja (N), en el año 1970, todavía se conservaba un banco cuyo respaldo tenía en uno de sus extremos una especie de bandeja de forma circular que era precisamente el lugar donde se depositaban las ofrendas de pan.


 
  1. Vide apartado “El pan de ofrendas. Olata” in La Alimentación doméstica en Vasconia. Bilbao, 1990, pp. 148-152.
  2. Escritura de Concordia entre la M.N. Villa de Bilbao, y el Venerable Cabildo Eclesiástico de ella, sobre derechos de funerales... 1º de Abril de 1799. Bilbao, 1799, p. 6.
  3. Luciano LAPUENTE. “Estudio etnografico de Améscoa” in CEEN, III (1971) p. 122.
  4. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 204.