Encabezamiento de la comitiva. Kurutzeketaria

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La comitiva iba encabezada por la cruz parroquial que además de esta denominación común a todos los territorios, recibe también los nombres de cruz alzada (Apodaca-A, Berriz, Bilbao Portugalete-B, Amezketa, Gatzaga, Pasajes-G, Liginaga-Z), cruz procesional (San Martín de Unx-N), cruz alta (Elgoibar-G) y en euskera, gurutzea / kurutzea / kurtzea en Gorozika, IsuzkizaPlentzia, Orozko (B), Oragarre y elizako gurutza (Goizueta-N).

Era portada por una persona que, según los testimonios recogidos, antiguamente era el sacristán, el mayordomo o un vecino y más modernamente un monaguillo, eleizmutikoa. A los lados iban otros dos monaguillos con sendos ciriales, zutargiak. En el País Vasco continental era el primer vecino, lehenauzoa, quien encabezaba el cortejo portando la cruz; se denominaba kurutzeketaria[1] o kurutzekaria.

En otro tiempo, en algunas localidades por delante de la cruz marchaba una mujer portadora de la ofrenda, figura que desapareció de los últimos pueblos en la década de los años cincuenta.

Se ha recogido que la cruz era llevada por el sacristán en las siguientes localidades: Aramaio, Mendiola, Narvaja, Otazu, Salcedo (A); Amorebieta-Etxano, Bedia, Berriz, Durango, Kortezubi, Lezama, Meñaka, Murelaga, Ziortza (B); Amezketa, Elgoibar, Elosua, Gatzaga (G); Aoiz, Garde, Izal, Lekunberri, Monreal, Abanos, Sangüesa (N); y Liginaga (Z). En Zunharreta (Z) la llevaba el pertiguero y posteriormente el monaguillo.

El primer vecino era el portador de la cruz en Valcarlos (N); Arberatze-Zilhekoa, Baigorri, Gamarte, Uharte-Hiri, Iholdi, Izpura, Lekunberri, Oragarre (BN); Beskoitze, Bidarte, Biriatu, Hazparne, Itsasu, Sara, Ziburu (L); y Ezpeize-Undüreiñe (Z), localidad esta última donde excepcionalmente podía encargarse de ello un hombre mayor o un amigo de la familia. En Heleta (BN), era el segundo vecino, bigarren auzoa, el que la llevaba, el primer vecino había ido a por ella a la iglesia. También en Orozko (B) la llevaba el primer vecino, el vecino más próximo en Zeanuri (B) e Irun (G), un vecino en Lemoiz (B) y el sacristán o un vecino en Lezama (B).

Era un monaguillo el portador de la cruz en Amézaga de Zuya, Artziniega, Berganzo, Gamboa, Llodio, Moreda, Pipaón, Salvatierra (A); Bilbao, Carranza, Gorozika, Muskiz, Portugalete (B); Bidania, Ezkio, Getaria, Urkizu-Tolosa, Urnieta (G); Allo, Goizueta, Izurdiaga, Lezaun, Murchante, San Martín de Unx y Zugarramurdi (N). Es común a todas las localidades el que conforme fue desapareciendo la figura del sacristán, o en su defecto, llevara la cruz un monaguillo.

En Laguardia, Ribera Alta (A), Bera y Mezkiriz (N), era un sacerdote el que la portaba.

Cortejo fúnebre, c. 1925. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

En Nanclares de Gamboa (A) el portador de la cruz variaba en cada lugar. En unos sitios, podía ser un monaguillo, un mozo o un vecino; en otros barrios, el sacristán o el mayordomo y en Nanclares, si el difunto había sido miembro de la Cofradía del Rosario, era su Presidente quien la llevaba. Modernamente, se ha introducido la costumbre de que sea un pariente del fallecido el portador.

En Valdegovía (A), normalmente era el vecino que en la Cofradía tenía el cargo de «portacruz», si no un monaguillo. En Mendiola (A), a falta del sacristán, la llevaba «el crucero».

En Lemoiz (B) era un vecino el que la llevaba. En Zeberio (B) solía ser algún vecino o famillar quien la llevaba y en el barrio Isuzkiza de Plentzia (B) algún sobrino o nieto del difunto. En Algorta (B) la llevaba algún vecino amigo del difunto, vinculado a la iglesia, el sacristán o un monaguillo. Hoy día la lleva el cura.

En Hondarribia (G), el cortejo de la conducción lo abría la cruz llevada en la mano por un pariente directo del difunto o por un vecino o un amigo. Se daba el caso de que si el fallecido era un pescador, otro pescador joven portaba la cruz que formaba parte de los objetos sagrados de la Cofradía de Pescadores y que previamente se había llevado a la casa para colocarla junto al cadáver.

En Zerain (G), antiguamente, el portador de la cruz era el mayordomo, con el tiempo pasó a ocuparse de esta labor un monaguillo y hoy día la lleva el sacerdote. También en Carranza (B), en la parroquia de Ahedo y en otras parroquias, en tiempos pasados fue el mayordomo el encargado de llevar la cruz. Tras la guerra civil se ocupó de ello el sacristán y finalmente un monaguillo.

En Lakarri (Z), la cruz que encabezaba el cortejo fúnebre la llevaba el monaguillo principal, beretter nausia. A la vez ejercía funciones de «sacristán», giltzain. Conservaba este título y la función hasta que se enrolaba en el servicio militar. En Salvatierra (A), antes de los años treinta, se exigía que portara la cruz un monaguillo algo mayor que los que iban con los ciriales. A partir de esos años la llevaba un monaguillo cualquiera.

En Santa-Grazi (Z), la cruz que encabezaba la comitiva era de madera y se hacía en casa. La llevaba el mayor de la casa, etxeko nausi o etxeko jaun. A la cruz le flanqueaban dos cirios. También en Zeanuri (B), aunque en tiempos pasados, el portador fue un vecino, posteriormente la ha llevado un miembro de la familia, familiarteko batek.

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A partir de la cruz que encabezaba la comitiva la disposición del cortejo era diferente de una localidad a otra. Generalmente el clero iba delante del ataúd aunque hay localidades en que ocurría lo contrario.

En tiempos pasados, los del cortejo o la parte más significativa de la marcha de la conducción, tal como los duelos masculino y femenino, desfilaban uno detrás de otro, lerroan, o en doble fila, lo que hacía que la ceremonia resultara interminable. Había localidades donde los hombres marchaban en cabeza en doble fila, a derecha e izquierda, de uno en uno, situándose en medio los sacerdotes y el féretro, y a continuación caminaban el duelo y los asistentes. En algunos lugares era el duelo femenino o el masculino quien cerraba el cortejo.

Una distribución muy extendida ha sido que el duelo masculino fuera tras el féretro, a continuación los demás hombres, luego el duelo femenino y cerrando la comitiva, las mujeres.

Todos los cortejos se parecen pero a la vez tienen elementos que los hacen diferentes. En una misma localidad, en épocas cercanas en el tiempo, la composición de la comitiva puede ser diferente. Por ello hemos optado por describir los cortejos tal y como se han recogido en los diversos territorios. Por razones de claridad en la exposición se describe con numeración correlativa el orden de los distintos participantes.


 
  1. En Iparralde, antiguamente, cuando la gente quería designar al primer vecino se refería a él como kurutzeketaria, en alusión a su función de portacruz en el ritual funerario.