El novenario en el País Vasco continental

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En el País Vasco continental el novenario de misas que seguía al entierro recibe el nombre de bederatziurruna. En algunas localidades actualmente también se denomina así a la misa que tiene lugar el primer domingo tras el entierro.

En Sara (L), en los días siguientes al funeral, algunas mujeres familiares y parientes del difunto más la primera vecina asistían en la iglesia a la misa que se celebraba en sufragio del recién muerto. Vestían de capucha y se colocaban, formando una o dos filas, detrás de las hachas y el rollo de cera que ardían en la sepultura. Permanecían allí durante la misa y el responso que cantaban el cura y el xantre. El canto del responso se hacía en el jarleku. Para ello se colocaba un monaguillo con la cruz alzada detrás de las mujeres encapuchadas, y el cura con el xantre delante de ellas y las luces. Las encapuchadas tenían cubiertas las caras con sus velos durante toda esta ceremonia[1]. En esta misma localidad se conoce como obita la misa que se celebra una semana después de la muerte.

En Senpere (L), las misas del novenario que siguen a la de exequias se denominan froguak.

En Baigorri (BN), se celebraban misas durante nueve días y en ocasiones tres seguidas en la misma jornada: la primera a las seis y media, la segunda a las siete y la tercera y última a las siete y media, todas por la mañana y oficiadas por curas distintos. Acudía la familia vestida de luto: las mujeres con mantaleta y los hombres con capa. Se encendían en la sepultura las luces, ezkoak, que llevaban las vecinas. Al terminar la misa, las mujeres de la familia y las primeras vecinas acudían al cementerio próximo a la iglesia y encendían las cerillas, ezkoak, sobre la tumba rezando una oración.

En Gamarte (BN), la viuda acudía a la misa de novenario, bederatziurruneko meza, con kaputxina mientras que sus hijas solamente llevaban mantilla. Una vez concluida se llevaba la cerilla, ezkoa, a la tumba del cementerio y todos los asistentes agrupados en torno a ella oraban por el difunto.

En Ezpeize-Undüreiñe (Z), se acudía al novenario, bederatzürrena, con los trajes de luto y el orden de colocación en la iglesia era igual que en la misa de funeral. Se disponía un catafalco cubierto con un lienzo negro. Entre semana las misas tenían lugar a las siete u ocho de la mañana y acudían las mujeres y los niños antes de que éstos fueran a la escuela. Los domingos se oficiaba misa cantada.

En Urdiñarbe (Z), se celebraba el novenario, bedatzügarrena, con una misa a las ocho de la mañana durante los nueve días siguientes al funeral, tras la cual se tomaba un desayuno compuesto de pan, queso y café.

En Armendaritze y Mendibe (BN), bederatziurruneko meza es la misa que se dice el domingo siguiente al entierro. Igual costumbre se ha recogido en Izpura (BN) donde a la misa se le denomina bederatziurruna y a ella acuden la familia y los vecinos. En Azkaine (L), se dice una misa de novenario algunos días después del entierro, a conveniencia de la familia. En Barkoxe (Z) también se celebraba una dentro de los ocho días, o antes si se diese el caso de que hubiesen venido parientes desde lejos.

En Ortzaize (BN), a la misa que se celebra el domingo siguiente al entierro se le denomina ondoko igandeko meza. Se acude con ropa de luto, antiguamente las mujeres con mantaleta y los hombres con esclavinas, bizkarrekoak.

En Arberatze-Zilhekoa (BN), beatzigarrena es igualmente la misa de domingo que sigue al día de entierro. Acudía la familia de la zona, tanto hombres como mujeres con los trajes de luto, colocándose en el templo en su lugar habitual. Antiguamente se celebraban misas durante toda la semana, a las que asistía algún miembro de la familia.

En Liginaga (Z), a los ocho días del funeral se decía una misa en sufragio del difunto en la iglesia parroquial. Después tenía lugar en la casa mortuoria un banquete, al que solían ser invitadas cuantas personas realizaron algún servicio con motivo de la defunción y de los funerales[2].

En Lekunberri (BN), a la misa que se decía nueve días después del funeral, bederatziurrunea, las mujeres asistían con mantaleta. Apenas acudían otras personas fuera de los familiares del difunto.

En Bidarte (L) se celebra una misa el domingo que sigue al entierro, llamándole zortzigarrena. También se constata esta misa de octavario en Oragarre (BN) y en Hazparne (L). En esta última localidad acuden, sin la indumentaria de luto del día de las exequias, los familiares domésticos, la primera vecina, y otros vecinos si lo desean.


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI)” in AEF, XXIII (1969-1970) p. 123.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. “Materiales para un estudio del pueblo vasco: en Liginaga (Laguinge)” in Ikuska, III (1949) p. 36.