Causas físicas de la muerte

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los informantes, a grandes rasgos, diferencian tres causas principales de mortalidad: vejez, enfermedad y accidentes u otros sucesos violentos.

En la cultura tradicional, la muerte de las personas que han llegado a una edad avanzada es considerada como un hecho natural. Así resulta muy común oír, si la persona fallecida es anciana, que su muerte «es ley de vida» y no se atribuye a nada especial, sólo a la vejez (Moreda-A); también que «le ha llegado la hora» (Apodaca-A, Muskiz-B, Elgoibar-G).

Las personas mayores de Amézaga de Zuya (A) manifiestan tras un fallecimiento que «ha muerto porque nació y todo el que nace muere»; en Portugalete (B) que «se muere porque se nace». En Beasain (G) se dice «Jaiotzek eriotza zor duela» (El hecho de nacer lleva consigo la deuda de morir).

La muerte puede presentarse como consecuencia de enfermedades que avanzan con celeridad o de otras que se arrastran durante prolongados periodos de tiempo. Entre estas últimas destacó, hasta que se consiguieron tratamientos efectivos mediante antibióticos, la tisis o tuberculosis. Las correspondientes al primer tipo fueron las más comunes. La enfermedad más recordada por los informantes era el llamado «cólico miserere», que en la mayoría de los casos denotaba un desconocimiento sobre la etiología de la enfermedad que había causado la muerte al afectado. También ocasionaron una mortalidad importante, según opinión de los informantes, la pulmonía, la apendicitis, el tifus, la gripe, la viruela y el sarampión. Es especialmente recordada la gripe de 1918 hasta el punto de constituir un punto referencial como fue, veinte años más tarde, la guerra civil.

Resulta corriente oír a las personas de mayor edad que antaño no se llegaban a conocer las causas exactas de los fallecimientos.

En la actualidad la mayoría de las enfermedades citadas son controlables gracias a las mejoras sanitarias, fundamentalmente en lo concerniente a los antibióticos y a las campañas de vacunación. Los informantes han desviado su preocupación hacia otras, como las relacionadas con la patología del sistema circulatorio o las de tipo degenerativo entre las que destaca el cáncer. Esta última enfermedad, al igual que ocurrió antaño con la tuberculosis, se ha solido ocultar al entorno del paciente por parte de la familia, a veces incluso después de producida la muerte.

Cuando el fallecimiento acontece por causas naturales se aprecia un componente importante de resignación cristiana. Así, tras una muerte, mucha gente acepta que ha ocurrido por voluntad divina: «Dios ha querido llevárselo» (Mendiola A) o «Dios ha querido y se lo ha llevado de esta vida» (Elgoibar-G). Esta aceptación se manifiesta también durante la vida del creyente: «A todos nos llegará la hora, el día que Dios quiera». En Ezpeize-Undüreiñe (Z) la muerte es entendida como si se tratase de una ley divina; en Urdiñarbe (Z) se considera enviada por el buen Dios, Jinko hünak igorriik; en Azkaine (L) una llamada de Dios o la voluntad de Dios, Jainkoaren deia, Jainkoaren nahia; en Urruña (L) Jainkoaren nahia, zer suertia; en Zeanuri (B) Jaingoikoaren borondatea. En Ezkio (G) se emplean expresiones como: «Ordue etorri zafo» (Le ha llegado la hora), «Betiko ez gea» (No somos para siempre) o «Etorri behar zen gauza bat zelako» (Era algo que tenía que llegar).

Se aprecia asimismo un cierto determinismo y fatalismo en frases como: «El destino estaba echado» (Muskiz-B).

Se suele considerar una buena muerte, eriotza on bat, la que sobreviene después de una enfermedad corta, esto es, tras un breve periodo de tiempo pero suficiente para preparar el alma con los sacramentos y en su caso solucionar los asuntos de herencia y las posibles deudas (Zeanuri-B).

Se han considerado muertes violentas las inesperadas que ocurren como resultado de accidentes, asesinatos y suicidios. Estas últimas tenían unas implicaciones importantes en los ritos funerarios. En la actualidad no pesan sobre quienes se quitan la vida las mismas restricciones que en épocas pasadas.

Algunos informantes destacan también la importancia que hoy día tienen los accidentes ocasionados por el tráfico de vehículos.