Andas y angarillas. Andak eta kolportak
Aunque la documentación histórica alude con frecuencia al empleo de angarillas o andas, las respuestas de los informantes -en la mayoría de los lugares en que se ha llevado a cabo la investigación- aluden a que su uso desapareció tiempo atrás o a que, en todo caso, estaba restringido a cometidos especiales. Algunos ni siquiera han oído hablar de ellas. En otros casos éstas son de fabricación moderna y se han usado para trasladar con mayor comodidad el ataúd hasta la iglesia o al cementerio. Así, en Álava: Amézaga de Zuya, Gamboa, Mendiola, Moreda, Narvaja, Salvatierra. En Bizkaia: Abadiano, Lemoiz y Plentzia. En Gipuzkoa: se recuerdan en Amezketa, Bidegoian, Elosua, Getaria, Urnieta y Zerain. En Navarra: Artajona, Lekunberri, Mélida, Monreal, Murchante, Obanos donde están en uso y se denominan «bayarte»[1], San Martín de Unx, Sangüesa y Viana. En Lapurdi: Azkaine. De color marrón o negro, carentes en general de decoración, las angarillas han facilitado los traslados del féretro como queda dicho.
También se recuerda su empleo para traslados de cadáveres de personas accidentadas en el monte que eran llevados directamente al depósito del cementerio (Zeanuri-B, Ataun-G; Eugi, Garde y Goizueta-N), no siendo raro que las improvisaran con una escalera de mano. En Ezkio (G) las angarillas, andak, se utilizan para el traslado de los enfermos que viven lejos del núcleo.
También en Arrasate (G) las recuerdan con sus cuatro patas para apoyar en el suelo y sus correas para atar pies, cintura y brazos así como la manta sobre la que se les colocaba.
En Orozko (B), en los años veinte, se usaba ya el ataúd pero recuerdan que, a principios de siglo, la conducción del cadáver se hacía sobre andas. Según los informantes, la angarilla era una plataforma de madera con una balaustrada alrededor, formada por balaustres planos, al estilo de los que tienen los balcones de la zona. Disponía de patas y mangos, andak eta aztak, y no tenía ruedas. Había una angarilla especial para niños, pintada de blanco.
Se han recogido en nuestras encuestas varias denominaciones en euskera para las andas o angarillas[2]. En Zeanuri (B) para trasladar a personas accidentadas o fallecidas en el monte se utilizaban angarillas, andak. En Amezketa (G) y Goizueta (N) se les llamaba angailak en Bidegoian y Urnieta (G). En Zerain (G) a finales del siglo pasado el traslado del cadáver se hacían en angarillas, hil-ohea. En Arberatze-Zilhekoa (BN) el cadáver fue transportado en tiempos pasados, a hombros, sobre angarillas, brankarra. En Baigorri (BN) las angarillas, kolportak, se utilizaban para los sitios más cómodos, recurriendo a los varales de madera, hagak, si el lugar era de difícil acceso. En Armendaritze (BN) el ataúd se llevaba al hombro sobre unos largueros de madera, hagak, que desaparecieron por los años cincuenta. En Santa-Grazi (Z) al cadáver se le conducía también sobre andas, hagetan. En Oragarre (BN), para la conducción del cadáver, se servían de unos largueros, bátons. En Sara (L) al transporte en angarillas se le conoció como gatabotta. En Altzai (Z) a las andas utilizadas para transportar la caja se les denomina hil-arkütz.
Según recogió Azkue[3] antiguamente, por lo menos algunos vizcainos, navarros y guipuzcoanos, no solían llevar los cadáveres al cementerio en ataúdes, sino envueltos en grandes lienzos o sudarios sobre andas. En Ezkioga (G) este lienzo tenía por nombre katon; en Larraun (N) eskuetako euna, el lienzo de las manos, y en Arratia (B) andaizara, sábana de las andas. En Elosua (G) también se utilizó y se denominaba il-zapia, el paño del muerto. En Zerain (G) se han constatado los nombres de il-oiala y anda-izara.
En Bedia (B) se recogió que a los casados se les conducía cubiertos con andaixara, sábana de angarillas, y a los solteros descubiertos[4].
En Ziortza (B), en los años veinte, se usaban féretros, que tenían una almohadilla donde reposaba la cabeza del cadáver; pero las andas parroquiales estuvieron en uso hasta comienzos de siglo. Sobre ellas colocaban el colchón, el cabezal y las otras prendas de la cama mortuoria, entre éstas la sábana, izerie, que cubría todo el cuerpo menos la cabeza del cadáver. Una vez en el cementerio una mujer era la encargada de recoger en una sábana todos los efectos del difunto y tras el funeral las llevaba a la casa mortuoria donde se quedaba a comer[5].
Se recordaba también su uso a principios de siglo en Otazu[6] (, Zegama[7] ( y en Otxagabia (N), aquí recibían el nombre de fénetro[8]. También en Muskiz y Abadiano (B) se guarda memoria de estas angarillas y de la inhumación del cadáver envuelto en una simple sábana.
Hay, sin embargo, algunas localidades donde su uso se ha reservado hasta bien entrado el siglo para gentes sin medios económicos. En Berganzo (A), a principios de la década de los cuarenta, fue enterrado, envuelto en una sábana, un pastor a quien lo llevaron en angarillas. En Bernedo (A) recuerdan que, a principios de siglo, era habitual este tipo de entierro que había perdido vigencia antes de los años cuarenta.
Para «pobres de solemnidad» algunos ayuntamientos tenían un ataúd municipal en el que se les llevaba hasta el cementerio, pero eran entenados en la fosa envueltos en un sudario (Artziniega-A y Allo-N). En Orozko (B) las angarillas eran propiedad de la parroquia quien las facilitaba para su uso a las familias más menesterosas.
Se ha constatado también el uso de angarillas con motivo de epidemias al no poder ser atendida por el carpintero la demanda de ataúdes. En Orozko (B) algunos informantes guardan memoria de que fueron usadas las angarillas, andar, por última vez cuando la pandemia de gripe en el año 1917.
Se recuerda en Murchante (cólera del año 1885) y en Obanos (N), en casos de peste que pasaba un cano recogiendo los cadáveres que se enterraban sin caja en fosa común.
- ↑ José Mª IRIBARREN. Bayarte. Parihuela. Angarillas. En Vocabulario Navarro. Pamplona, 1984, p. 83. En el vizcaino valle de Carranza se denomina bayarte a las angarillas para transportar piedras u otros materiales.
- ↑ Vide en este misma obra en el capítulo La conducción del cadáver a la iglesia, el apartado “Evolución en las formas de transportar el cadáver”.
- ↑ Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 230.
- ↑ AEF, III (1923) p. 14.
- ↑ AEF, III (1923) pp. 24-25.
- ↑ AEF, III (1923) p. 64.
- ↑ AEF, III (1923) p. 109.
- ↑ AEF, III (1923) p. 135.