El cura-cazador errante. Abade-txakurrak
Existen vestigios de esta historia a lo largo y ancho de todo el país[1]. Esta leyenda cuenta la condenación de un sacerdote, que debido a su afición desmedida por la caza abandona el altar donde está celebrando una misa, en el momento de la consagración o en el rezo del Sanctus anterior a ésta, para ir a cobrar una pieza levantada por sus perros. Según otras versiones es el diablo quien se le aparece en forma de liebre. Desde entonces el cura vaga por los bosques sin descanso, acompañado del ladrido de sus perros[2].
Popularmente, este cura condenado recibe múltiples denominaciones: abade kondenadua, ehiztari beltza, Mateo Txistu, Salomon apaiza, Errege Xalamon, Pixti Juan, Martin abade, Abade-txakurrak, Mallabiko abadea,...
Según Barandiarán, esta concepción concuerda la creencia de que a la luz de la luna se ven las sombras del cazador errante y de sus perros[3].
- ↑ Para un estudio pormenorizado del tema Vide: Jabier KALZAKORTA. “Hitzaurrea” in Juan Manuel ETXEBARRIA. Gorbeia inguruko Etno-Ipuin eta Esaundak. Bilbao, 1995, pp. 17-32.
- ↑ Stith THOMPSON. Motif-Index of FolkLiterature. Bloomington & London, 1966, 2ª ed. E501 y ss. (especialmente E501.3.6, E501.3.8).
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz: Izugarri o Izuargui in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca, OO.CC. Tomo I. Bilbao, 1972.