En el cementerio

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Parecen haber sido varios los criterios seguidos a la hora de efectuar las inhumaciones en el interior de los cementerios. En algunas localidades, a pesar del cambio de recinto, se conservó la vieja costumbre de orientar los cadáveres hacia la salida del Sol; en otras se ha tomado como referencia la iglesia y a menudo se han seguido criterios de orden práctico como la situación de las paredes y pasillos del camposanto, así como la posición de otras tumbas anteriores.

Antiguo cementerio junto a la iglesia. Xemein (B). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

Orientación respecto al Sol

En Apodaca (A), antaño, se enterraban los cadáveres mirando a la salida del Sol. Hoy día, en el nuevo cementerio, no se atiende a este criterio. En Mendiola (A) en algunos casos, los menos, los cadáveres se sitúan también mirando a la salida del Sol.

En Bermeo (B) las tumbas en tierra de los cementerios rurales de Mañuas y Alboniga todavía están orientadas de este a oeste, no así los nichos de Alboniga ni muchas de las tumbas del cementerio del casco urbano.

En Amezketa (G), hasta hace algunos años se efectuaban los enterramientos con los pies orientados hacia el este.

En el cementerio viejo de Aria (N) se procuraba enterrar los cadáveres de tal manera que la cabeza quedase orientada hacia la salida del Sol y los pies al oeste. En el cementerio nuevo se respeta la posición de las tumbas. En el de San Martín de Unx (N) la mayor parte de las sepulturas tienen orientada su cabecera al este, pero como se detalla más adelante, ésta no es la única disposición. En el de Sangüesa (N) también se sigue la orientación este-oeste, pero quizá más por exigencias del terreno que por algún simbolismo.

En Donoztiri (BN) los enterramientos se realizaban de modo que la cabeza del cadáver quedase hacia occidente y los pies a oriente[1]. En Zunharreta (Z) en el mismo sentido.

En Izpura (BN) no hay una orientación determinada pero muchas fosas están dirigidas hacia el este de tal manera que los féretros miran hacia levante.

En Liginaga (Z) el cadáver era depositado de suerte que la cabeza se hallase en el lado de occidente y los pies en el de oriente[2]. En Urdiñarbe (Z) con los pies hacia el este.

Orientación respecto a la iglesia

En algunos cementerios de Artziniega (A), como en los de Beotegi, Sojo o Sojoguti, las sepulturas en tierra tienen la característica común de que en ellas los cadáveres están depositados con la cabeza orientada hacia la iglesia. En Zeberio (B), en cambio, con los pies.

En Nanclares de Gamboa (A) varios informantes indicaron que había que colocar los cadáveres mirando a la iglesia; sin embargo no todos seguían este criterio ya que algunos los enterraban orientados hacia la capilla del cementerio.

En Galarreta (A) todos los cadáveres eran enterrados con una orientación fija: mirando a la iglesia, pues se decía que por la misma razón que el difunto había sido cristiano debía quedar mirando a la casa de Dios[3].

Igualmente, en Valdegovía (A) y Orozko (B) la posición del cadáver es siempre mirando hacia la iglesia; en Mendiola (A) la mayoría de las veces. En Muskiz (B), en el cementerio de Gerrolada y Pobeña, todas las tumbas miran hacia la iglesia mientras que en el de San Julián ninguna. En los cementerios de algunas parroquias de Carranza (B) las tumbas antiguas también tienen la particularidad de estar orientadas del mismo modo.

En Bidegoian (G) se depositan siempre en dirección a la puerta del cementerio o de la iglesia.

Orientación respecto al plano del cementerio

En los cementerios actuales las tumbas se suelen orientar en función de las tapias, de los pasillos o de la puerta de acceso. En general se procura que la disposición de las sepulturas sea ordenada para lograr un mejor aprovechamiento del espacio.

En Amézaga de Zuya (A) depende de las filas de tumbas que haya en el cementerio y de cómo estén situadas ya que se intenta no romper el equilibrio y el orden. Normalmente las primeras sepulturas suelen ir colocadas contra las tapias y las restantes en filas rectas que permitan aprovechar mejor el espacio.

En Salcedo y San Román de San Millán (A) los cadáveres se entierran con la cabeza hacia la pared y los pies hacia la senda o pasillo. En Moreda (A) con la cabeza junto al muro del cementerio, según el enterrador con el fin de que quienes anden por el camposanto «no les pisen la cabeza».

En Monreal (N), igualmente con la cabeza hacia la pared y los pies hacia el pasillo central. En Obanos (N) con la cabeza también hacia la pared y orientados todos al centro del camposanto. En Aoiz (N) las tumbas centrales están orientadas con la cabecera hacia el noroeste y las próximas a los muros hacia éstos.

Como ya ha quedado indicado con anterioridad, en San Martín de Unx (N) la mayor parte de las tumbas tienen orientada su cabecera al este, pero las sepulturas que bordean la tapia del recinto la tienen a ella, ya que en la pared se colocan las lápidas.

En Portugalete (B) los panteones están construidos en diferentes orientaciones, siendo los colocados en los muros perimetrales del cementerio perpendiculares a éstos con la cabeza junto a la pared. Las tumbas se hallan todas mirando hacia la puerta de acceso al recinto que a su vez está orientada al norte.

Cementerio de Abadiño (B). Fuente: José Txintxurreta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Beasain (G), en los dos cementerios anteriores al actual las fosas se cavaban colocando el cadáver con la cabeza hacia el norte y los pies al sur, pero sólo cuando el enterramiento se efectuaba en una zona distanciada de las paredes del cementerio, porque cuando se hacía junto a cualquiera de ellas, la cabeza se colocaba próxima a la tapia y el cuerpo perpendicular a la misma. En el cementerio actual hay nichos en varias direcciones.

En Goizueta (N), antaño, al no haber caminos en el cementerio, todas las tumbas se abrían en una misma dirección. Actualmente, al estar dividido por caminos las tumbas se colocan de modo que los pies queden hacia los pasillos. Aún así en las inmediaciones de las paredes las cabeceras de las sepulturas se sitúan contra éstas y en algunas zonas del cementerio unas cabezas contra otras.

En Artajona (N) los cadáveres se orientan con los pies hacia el pasillo central del cementerio. Hay dos excepciones, una la de los panteones que correspondían al límite norte del antiguo cementerio y otra ocasionada en la segunda ampliación en que los cadáveres descansan con los pies unos frente a otros pero dando a un pasillo perpendicular al eje del cementerio.

En Laguardia (A) e Izal (N) los cadáveres se depositaban con los pies hacia el centro del cementerio; en Abadiano (B) con los pies junto a los caminos del mismo.

En Carranza (B), desde que comenzaron a proliferar los panteones y más recientemente los nichos, las tumbas suelen estar situadas en muchos cementerios a uno y otro lado de la calle central.

En Murchante (N) no tienen una orientación determinada, no obstante los enterramientos realizados en tierra se solían disponer mirando a la puerta de entrada, que en este caso se halla en el lado sur. En Lezaun (N) se sepultan con la cabeza hacia la puerta.

Distribución aleatoria

En algunos cementerios se han constatado distribuciones diferentes a las recogidas hasta aquí, tal es el caso de Pipaón (A) donde las tumbas siguen una orientación norte-sur. En Urnieta (G), hasta la aparición de los nichos, la mayoría de los enterramientos, a excepción de los que disponían de panteón, eran realizados en fosas con orientación norte-sur.

En los enterramientos actuales, al menos en la mayoría, no parece que se respeten las orientaciones comentadas con anterioridad, la norma general es intentar conseguir un mejor aprovechamiento del espacio.

En el cementerio de Artziniega (A) la anarquía en la colocación de las tumbas es total. Los viejos lo atribuyen a que durante la última guerra civil hubo una batalla importante en los alrededores que causó bastantes bajas, por lo que se realizaron numerosos enterramientos sin atender a ninguna disposición preestablecida. De todas formas se nota cierta orientación hacia la calle central, que atraviesa el cementerio desde la puerta de acceso hasta la capilla.

En Gamboa (A) las tumbas no se disponen en una orientación concreta, se limitan a ocupar los espacios libres paralelamente a los enterramientos contiguos.

Los cementerios de Landa y Ullibarri-Gamboa (A) son modernos y no siguen ninguno de los criterios enunciados con anterioridad, solamente la orientación lógica dentro de su perímetro.

En Narvaja (A) no existe ninguna preocupación en lo relativo a la orientación de las sepulturas. Al inhumar un cadáver no se adopta una disposición determinada. En Lemoiz (B) tampoco se sigue un patrón fijo.

En Garde (N) se coloca el cadáver según el orden existente en el cementerio. En Viana (N) es indiferente, depende de la disponibilidad de espacio en el camposanto. En Allo (N), con el fin de aprovechar el espacio, se lleva un orden riguroso en hileras.

Cementerio de Eugi (N), 1990. Fuente: M.ª José Subiza, Grupos Etniker Euskalerria.


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. “Rasgos de la vida popular de Dohozti” in El mundo en la mente popular vasca. Tomo IV. San Sebastián, 1966, p. 69.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. “Materiales para un estudio del pueblo vasco: en Liginaga (Laguinge)” in Ikuska, III (1949) p. 36.
  3. AEF, III (1923) p. 59.