Antiguas ofrendas de animales en el cortejo
En tiempos pasados, fue frecuente que en el cortejo fúnebre además de otras ofrendas, como ofrenda principal, se llevara un animal, generalmente carnero o buey, que iba en cabeza de la comitiva o junto al féretro. En ciertos lugares se introducía en el templo para ser ofrendado al ofertorio de la misa. En tiempos próximos a los nuestros, lo habitual fue que permaneciera atado en el pórtico o cerca de la iglesia y que luego se rescatara mediante el pago de una cantidad de dinero. En ocasiones, aunque no se llevara al animal en el cortejo, también se hacía la ofrenda del mismo en el funeral. La capacidad económica de los familiares del difunto y la clase de funeral determinaban la categoría del animal ofrendado que era buey, carnero o cordero. Algunas veces se ofrendaban también partes de animal u otras carnes.
La investigación de campo de nuestras encuestas arroja pocos datos sobre esta antigua costumbre de llevar animales o carne para ser ofrendados durante las exequias. Sólo en unas pocas localidades hemos recogido testimonios aislados de los informantes de más edad, que, a su vez, fueron escuchados por ellos a otras personas y por tanto los relatos han quedado desdibujados. Otras veces se han basado en fuentes documentales antiguas existentes en las parroquias. Por consiguiente, los datos e información obtenidos están tomados en su mayor parte de la bibliografía y de testimonios que, a principios de siglo, recogieron quienes nos precedieron en las labores etnográficas y se describen en el capítulo correspondiente a las ofrendas funerarias en la sepultura de la casa durante las exequias fúnebres.