Anderos designados por el moribundo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En algunas localidades se ha recogido una curiosa costumbre. Es sabido cómo antiguamente la gente cuidaba mucho el dejar establecidas instrucciones precisas para cuando se produjera su fallecimiento. El entierro, las misas exequia les, la participación de las cofradías, las mandas y legados con fines piadosos y otras recomendaciones a sus allegados figuraban en las disposiciones testamentarias. Entre éstas estaba, a veces, el designar los anderos. Así, en Aramaio (A), Andoain (G) y Obanos (N) se ha constatado que el moribundo expresaba su voluntad respecto de las personas que habrían de llevar el ataúd cuando muriera.

En Artziniega (A), antiguamente, era la persona que iba a morir la que dejaba dispuesto entre amigos, compañeros y familiares, quiénes habían de ser los anderos del féretro cuando falleciera. Aunque hoy día (años noventa) el recorrido a pie que se hace con el féretro es corto, se conocen algunos casos en los que el moribundo ha procedido a realizar tal designación.