Esquelas de la calle
Otro tipo de esquelas son las que consisten en un pequeño cartel o rectángulo de cartón en el que figuran los datos del fallecido y cuándo, en qué parroquia y a qué hora se llevarán a cabo las exequias.
Se colocan en puntos estratégicos que varían en función de las localidades pero que tienen en común el ser bastante concurridos y conocidos por la comunidad.
En el Casco Viejo de Bilbao (B) las farolas del alumbrado público hoy, y antes los postes de madera, son lugares considerados muy propicios para colocarlas. Mientras hubo postes de madera para la luz era raro el barrio que no disponía de uno conocido como «el poste de las esquelas», al que solían acercarse los vecinos expresamente para ver si había alguna. Otras veces, en lugar del poste podía tratarse de alguna esquina o pared que la costumbre había instaurado para tal menester. Cualquier lugar transitado con buena visibilidad sirve para fijar una esquela: la entrada a los ascensores públicos de Begoña y Solokoetxe o a las estaciones de ferrocarril de Atxuri, de Calzadas de Mallona o de Las Arenas. Comercios con gran tradición en el barrio, como zapaterías, barberías, etc., son también lugares habituales.
En este mismo entorno se acostumbra ponerlas además en la puerta del portal del edificio en el que vivía el difunto y también, si se daba el caso y se tenía constancia de que era recordado, en el que vivió; igualmente en el portal donde reside algún familiar directo si es que el fallecido era conocido. También en los tablones de anuncios de las parroquias o en sus puertas; lo habitual es que se coloque en la misma en que se celebrarán los actos religiosos pero también puede hacerse en otras donde el difunto o su familia sean conocidos.
En Bermeo (B) aparecieron las primeras funerarias en los años cincuenta, encargándose desde entonces no sólo de todo lo relacionado con el cadáver sino también de colocar las esquelas. Estas consisten en una hoja con una orla negra, una fotografía de tamaño de carnet, el nombre del difunto, a veces su mote, y la parroquia y la hora en que se va a celebrar el entierro. El texto se redacta generalmente en castellano y se coloca en varios lugares del pueblo como son los pórticos de las iglesias, algunas esquinas señaladas y en los portales de todos los parientes en un marco de madera que existe exprofeso en casi todas las casas. Si el difunto es muy conocido, también en otras partes del pueblo más concurridas como la zona de los bares, etc.
En Portugalete (B) la funeraria se encargaba de las esquelas y de su colocación en el portal de la casa mortuoria y en la propia funeraria. Los informantes suponen que se fijaría alguna en la iglesia. Más adelante se empezaron a disponer en lugares estratégicos del pueblo por su mayor tráfico peatonal. El tipo de esquela no ha variado mucho en formato y contenido de entonces a hoy. En las mismas se anunciaba tanto la hora del entierro como la del rosario que se rezaba en la casa mortuoria.
A veces también se ven esquelas en el centro laboral donde ha trabajado el difunto o algún familiar directo del mismo, sobre todo en los que poseen una plantilla numerosa.
Las agencias funerarias o las aseguradoras son las encargadas de suministrar este tipo de esquelas. Normalmente los familiares les comunican los datos del fallecido y son ellas las que se encargan de rellenarlas y distribuirlas por los lugares acostumbrados.
En el Casco Viejo de Bilbao (B), en cambio, las esquelas son cumplimentadas por la familia a mano o a máquina y las coloca cualquier miembro de la misma con ánimo para hacerlo y que sepa dónde conviene situarlas para que alcancen la mayor difusión.
Al igual que ocurre con las esquelas que se insertan en los periódicos, éstas también se utilizan para anunciar la misa de aniversario.
En Bermeo (B) el otornue, nocturno, en recuerdo del difunto se anuncia mediante esquelas colocadas en las iglesias, en los portales de los familiares del fallecido y en las esquinas de rigor. Al segundo año sólo se ponen en la parroquia y en una determinada esquina.