Cesto de ofrendas. Ezkozarea

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Otro objeto que se colocaba en la sepultura familiar era el cesto de ofrendas: illarri-otzara en Aramaio (A); otzaratxua en Bermeo (B); txestua en Aria, saskillo en Izurdiaga (N); arzagi-esporta en Izaba (N); ezkoxaria en Izpura (BN); ezkozare ttipia en Altzai-Lakarri (Z). En castellano se ha recogido en Sangüesa (N) la denominación «ofrecedero».

En Izpura, el cestillo, ezkoxaria, se revestía con un paño negro y una puntilla blanca que iba cosida al borde del cesto por su interior y colgaba hacia fuera. Asimismo se conoció la costumbre de vestir este cesto con un paño blanco rematado en puntilla. En Romanzado y Urraul Bajo (N) se forraba de negro a la muerte de algún familiar.

En Armendaritze, Iholdi y Heleta (BN) las cerillas grande y pequeña, ezko handia eta ezko ttipia, se llevaban en un cestito redondo cubierto de paño negro, rematado con puntilla blanca. La cerilla grande se adornaba con un lazo de terciopelo negro. También en Altzai-Lakarri y Santa-Grazi (Z) en un cestito, ezkozare ttipia, se portaba la cerilla, ezko üngiirüa.

En Ezpeize-Undüreiñe y Urdiñarbe (Z), las ofrendas se portaban en un cesto fino, redondo, cubierto de ordinario con un paño negro, bordeado con puntilla. El cestillo, señalan los informantes, se transmitía dentro de una misma familia de unos a otros.

Otxagabia (N). Fuente: Archivo particular Fco. Javier Zubiaur y M.ª Amor Beguiristain: Foto Roldán y Foto Calle.

En Aoiz y Monreal (N), el añal era un cesto con velas y en esta última localidad lo revestían con un paño negro o blanco según el difunto fuese casado o soltero respectivamente.

En Artajona (N), sobre el bancal se ponía un canastillo de mimbre, cuya tapa disponía de un orificio para introducir el churro o palo forrado de cera, colorada si el fallecido era casado, blanca si era soltero. En un extremo del churro se pegaba un trozo de cerilla que se encendía durante la celebración de los oficios. A veces se ponía el rollo de cerillas sobre el bancal, cuya punta, previamente enderezada verticalmente, se prendía. Cestillo, churro y cerillas fueron sustituidos posteriormente por candeleros y velas[1].

En Izal (N) se usaban con esta misma finalidad unos canastillos redondos, de mimbre, teñidos de color negro en los que se colocaban dos velas. También en Lezaun (N) se usaba un cestito con un rollo de vela.

En San Martín de Unx (N), el canastillo era de mimbre, pintado de negro o forrado de tela negra (en este caso se colocaba entre el mimbre y la tela un pedrusco para dar estabilidad al cestillo), fabricado artesanalmente por las gitanas de la localidad. Tenía forma troncocónica, con unas medidas aproximadas de 26 cm. en el diámetro superior y 21 en el inferior. Contenía una «rosca de candela» o cordón de cera de unos 0,5 cm. de diámetro, enroscado sobre sí y con dos cabos sueltos, el inferior y el superior, que se encendían ambos. Se conocía otra modalidad consistente en poner tres «cabos de vela» en vez de la rosca de candela. Las familias acomodadas sustituyeron el cestillo por el «añal» o «hachero».

El P. Donostia recogió en las iglesias del navarro valle de Baztan, una costumbre similar a la citada de aprovechar los cabos de vela. Consistía en colocar en el cestillo los restos de cera, argizarien zokorrak, para reaprovecharlos[2].

Eliz-oihala eta eliz-otzara (paño y cesto de ofrendas). Zerain (G), c. 1936. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Garde (N), las tablas con candelilla denominadas «ceras» se agrupaban de cinco en cinco sobre unas cestas de mimbre redondas.

En Eugi (N), el cestillo estaba provisto de tapa, con orificios rematados por chapa metálica por donde se introducían las velas.

En Gorozika (B), en la sepultura se ponía el cestillo que servía de soporte a la cerilla y de recipiente del dinero de los responsos.

En Bermeo (B), sobre el paño blanco de la sepultura colectiva se colocaba un cestito de mimbre, otzaratxue. En él, las mujeres depositaban el dinero para los responsos que en dicho lugar rezaba el sacerdote. Similar costumbre se ha recogido en Durango (B) donde antaño el cestillo de mimbre que se colocaba en la manta, sirvió para ofrendar el pan y más tarde para recoger el dinero que se ofrecía para rezar responsos.


 
  1. José María JIMENO JURIO. “Estudio del grupo doméstico de Artajona” in CEEN, II (1970) p. 357.
  2. P. DONOSTIA. “Cires et paravents d'Eglises de Baztan” in Bulletin du Musée Basque, XII (1930) p. 59.