Modos de ahuyentar

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

En los lugares en que se considera perniciosa la aparición de un ánima, o para los casos en que el ser aparecido es presuntamente negativo o malvado, la tradición determina una serie de acciones para poder liberarse de esa presencia maléfica. Como en otras ocasiones, los mismos modos de preservación son coincidentes con los utilizados contra brujas o seres mitológicos malignos.

En Orozko (B) cuentan que se ahuyenta a estos seres con aceite, ya que su olor sirve como repelente.

En Zeberio (B) se piensa que el uso de escapularios junto con el rezo del ángelus y tres avemarías, seguidos de la fórmula «por las almas del Purgatorio, un padrenuestro», hacía desaparecer de inmediato al ánima. En esta localidad se dice que hay que evitar asestar un golpe de palo al aparecido, ya que esto hace que todos los seres malignos (gentiles, brujos, etc.) aumenten extraordinariamente o se dividan en multitud de seres extraños muy peligrosos. De todas formas, ninguno de estos entes tiene derecho a hacer acto de presencia tanto si se les advierte de ello, como si uno se santigua, «ez daukie deretxorik presentetako noberak atentziñoa deitu ezkero, eta «Aitearen eta Semearen» egin ezkero be ez daukie deretxorik».

En Burunda (N), un ánima erraba clamando a causa de un mojón que él había cambiado de lugar:

Irumugaetako mugarria
nere arimaen galgarria...
Nun sarrr, nun sar!

(El mojón de Irumugaeta / de mi alma la perdición... / ¡Dónde lo meteré, dónde lo meteré!). Un navarro que pasaba por el lugar donde se manifestaba le contestó: «Atera dean tokian sar'zak» (mételo donde lo has sacado). Desde entonces no se volvió a oír ninguna voz. Se cuenta una historia parecida en Aranaz (N)[1].

En Zugarramurdi (N), un cura envió con un conjuro al aparecido a los mares bermejos, itxasgorrietara, y éste no volvió a aparecer más[2]. En otro caso sucedido en la localidad próxima de Urdazubi (N) también el cura desterró a uno de estos aparecidos, lanzándolo a los mares rojos para tantos años cuantos granos de maíz hacen medio robo, «erregu erdi batian diren artopikor ainbat urteentzat bota omentzuen itxasgorrietara»[3].

En Arberatze-Zilhekoa (BN), al contrario de lo recogido en Zeberio, pero según se ha podido confirmar en otros lugares, un informante indica que las ánimas desaparecían si se les pegaba un golpe de bastón. También se evita en esta localidad el mal colocando encendida la vela bendecida el día de la Candelaria, en el establo, debajo de un cesto. Este hecho hacía cesar todos los males. Interpretan que esta luz era Dios que viene a atrapar al alma errante.

En zonas de Baja Navarra, señalan los encuestados que cuando se apareciera un arima erratia habría que asestarle un golpe con la horquilla.

En Baigorri (BN) se considera efectivo el «signe de la come» (consistía en colocar el dedo pulgar entre el índice y el corazón, haciendo una higa. Se utiliza también en otros casos, tanto como señal de desprecio como para prevenir el aojamiento). Mentalmente se debía recitar: «Pues, pues, aparte Satan!».

En Donoztiri (BN) recomiendan la conveniencia de dar alguna respuesta contundente o categórica, suficiente para que el ánima no aparezca en más ocasiones.

Pervive en la Vasconia continental un uso que interrumpe la acción de los espíritus aparecidos. Consiste en encender una vela, que tras ser bendecida se conserva en la casa, y cubrirla con un celemín, gaitzerua, en la pieza de la casa donde el ánima actúa.

En Senpere (L), los habitantes de un caserío proceden a poner boca abajo el celemín, gaitzirua, dejando en su interior una vela encendida, en la cuadra donde el ganado está alborotado. Cuando el dueño vuelve al lugar, observa que su difunta madre está sentada encima de un toro. Tras esto llaman a un sacerdote para que la ahuyente.

En Arberatze-Zilhekoa (BN) es también afectado el ganado de la casa por la acción perniciosa de un arima erratia. Proceden a encender la vela bendecida y cubrirla, en este caso con un cesto. Seguidamente cesa la mortandad en el establo. El informador interpreta que la vela es una representación de Dios, cuya luz viene a atrapar al espíritu malechor.

En Mendibe (BN) también se consigna el cubrimiento de la vela con el gaitzuria de madera, colocando en esta ocasión un papel en blanco y un lápiz para que el ánima transmita cuál es su deseo.


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios, XVI (1922) p. 16.
  2. Stith THOMPSON. Motif-Index of Folk­Literature. Bloomington & London, 1966, 2ª ed. E481.2.
  3. José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, pp. 332 y 335.