Ofrendas en la misa de aniversario
En Ataun (G), en los años veinte, el cabo de año que se celebraba el domingo aniversario de aquél en el que comenzó a ofrendarse pan, ogi astea, recibía el nombre de mezea, misa. Si el funeral fue de «cofradía entera» este día la ofrendera, zesterazalea, llevaba tres panes de a cuatro libras y diez panecillos, olateek, de a media libra, y la serora otros sesenta y seis de estos últimos que los distribuía entre las sepulturas de la iglesia. Si el funeral había sido de «media cofradía», la zesterazalea portaba igual ofrenda pero la serora únicamente colocaba cuarenta y seis panecillos. La serora recogía estos panes para ofrendarlos en el ofertorio y la ceremonia ritual en la misa mayor era similar a la del día de las exequias[1].
En Lezama (B) se ofrendaba como el día de la misa de salida, pan de tres puntas de una libra de peso, y tanto a esta misa como a aquélla se le denominaba olata meza. En Bidegoian (G), a partir de los años setenta se redujeron las ofrendas de pan pero se mantuvo la del aniversario.
En Pipaón (A), en la celebración del aniversario se ofrendaban tres panes; en Zerain (G) tres o cuatro panecillos, olatak y en Ribera Alta (A), tortas de pan.
En Ziortza (B), al último domingo del año de luto, o sea el de «cabo de año», llamaban ogiixtie (= el dejar pan). También en Murelaga (B) el periodo formal del luto que se había iniciado con la ceremonia de argia, luz, concluía con el oficio religioso denominado ogi-istia (dejar el pan) con el que se daba por finalizada asimismo la obligación anual del grupo doméstico de llevar a la iglesia un pan[2].