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Los datos recogidos en las localidades encuestadas expresan con carácter general que las prendas propias de las solteras antaño eran de colores más alegres que las de las casadas que tendían a vestir con más recato, utilizando tonos oscuros. Hoy en día no se diferencian, dependiendo únicamente de los influjos de la moda.
Hasta la década de los veinte fue común en las comarcas interiores de Bizkaia el que las jóvenes en señal de su soltería se tocaran con pañuelo de color; en contraposición a las mujeres casadas que lo hacían con pañuelo blanco, ''izeratxua'', (Valle de Orozko y Zeanuri)<ref>Algunos datos históricos sobre los adornos o signos que distinguían a solteras, casadas y viudas pueden verse en Julio CARO BAROJA. ''Los vascos. ''San Sebastián , 1949, pp. 331-333.</ref>.
En el Valle de Orozko (B) a principios de siglo, las niñas se peinaban con trenzas y en la adolescencia, en torno a los quince años de edad, se tocaban con pañuelo, lo que les obligaba a peinarse con moño. El pañuelo era las más de las veces negro pero también los había con pintas o dibujos blancos sobre negro. La mujer casada llevaba pañuelo blanco, ''ixeratxua, ''que se recogía de forma similar al de las hilanderas de los bailes folklóricos. A diferencia del pañuelo negro de diario, el blanco se llevaba en días señalados como los domingos para acudir a misa aunque se cubrieran por encima con mantilla.
En Ajuria (B) las chicas jóvenes llevaban el pelo suelto o se peinaban con trenzas, que sujetaban con un lazo los días festivos cuando iban al baile y con cualquier cuerda que tuvieran a mano los laborables. Cuando se casaban empezaban a recogerse el pelo en moño.
En Nabarniz (B), en los años veinte/treinta, las muchachas llevaban el cabello largo y se peinaban haciéndose una o dos trenzas con él. A la edad de dieciocho años, las muchachas se ponían el pañuelo de cabeza, ''buruko pañeloa'', y a partir de esa fecha sólo se hacían moño (''amazortzi-ogei urtegaz moñue egiten zan'').
En Elosua (G), hasta los diecisiete años las muchachas se peinaban con trenzas caídas sobre la espalda. A partir de esa edad se recogían el pelo formando moño.
En Lemoiz (B) las solieras llevaban el pelo descubierto, bien liso, recogido en moño o trenza y en Arrasate (G) lucían la cabellera al aire, en trenza, o recortado a modo de tonsura por lo que se les conocía como "doncellas de pelo", mientras que las casadas se cubrían con toca. En Otxagabia (N), en los años treinta, las solteras llevaban trenzas atadas por las puntas con un lazo negro y al casarse se enroscaban el pelo formando moño.
En Obanos (N) hasta mediados de siglo, las solieras iban con trenzas y no se recogían el pelo en moño hasta casarse. Cuando se impuso la moda del pelo corto a lo "garcongarçon", las chicas se cortaron las trenzas y para pedir el permiso de sus padres les dijeron que habían hecho promesa de ofrecérselas a la Virgen de Arnotegui. Cuando el párroco se percató del motivo real de tanta ofrenda, mandó quemar todas las trenzas.
De boca de una informante obanense, nacida a finales del siglo pasado, se ha recogido que al cumplir los dieciséis años las mozas de la localidad "se subían el moño" y al casarse se lo bajaban. Para ir a misa los domingos, las solteras vestían chaqueta con blusa y falda, y para salir de casa se ponían delantal limpio con tiras bordadas, más elegante que el de diario.
En Sara (L) la cabellera de la mujer recibía el nombre de ''motto. ''. A comienzos de siglo era costumbre trenzarla y recogerla en forma espiral detrás de la cabeza. Las niñas la llevaban formando una o dos trenzas que pendían por la espalda. Desde los 15 años la arrollaban formando moño, cuya parte superior se cubría con paño de algodón o seda de colores variados llamado ''motto. ''. Las casadas cubrían la cabeza con un paño mayor, llamado también ''motto ''o ''buruko. ''. Este era de diferentes colores, según el gusto de cada una; pero el de las ancianas y viudas era de color negro <ref name="ftn5">BARANDIARAN, "Bosquejo José Miguel de BARANDIRAN. “Bosquejo etnográfico de Sara (VI) "” in AEF, cit., XXIII (1969-1970) p. 91. </ref>.
Según la encuesta del Ateneo realizada a principios de siglo, en Tolosa (G) desde el momento que se celebraba el matrimonio la recién casada si pertenecía a la clase artesana o rural, se tocaba con el pañuelo conocido con el nombre de ''mesana, '', que era distintivo, característico y general en todas las mujeres casadas.
Por lo que respecta a los varones es escasa la información recabada sobre prendas distintivas de solteros y casados.
En Obanos (N) los varones solteros calzaban alpargatas blancas los domingos en tanto que los casados negras o azules.
En muchas localidades señalan que tanto antes como ahora el único signo diferenciador es el anillo de casado, ''ezkondutako eraztuna, '', aunque lo llevan puesto mayoritariamente las mujeres. Los varones de las zonas rurales por los trabajos propios del campo o por desempeñar oficios manuales no suelen llevarlo en evitación de accidentes.