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Es general, una vez rellenada la botella, añadir un poco de aceite que queda flotando en el cuello e impide el paso de aire. En algunas localidades se añadía también un diente de ajo (ZeanuriB, Mélida N) e incluso guindilla (Narvaja-A).
Las botellas se suelen tapar con corchos previamente hervidos en agua. Una vez encorchada la botella, y para evitar que los corchos sean despedidos, se procede a atarlos. En Zeanuri (B) lo hacen con hilo de bala de la siguiente manera: Se colocan, en cruz, dos trozos de hilo de bala sobre el corcho; con otro trozo se atan esos hilos a la cabecera de la botella y de nuevo los cabos que han quedado se atan, dos a dos, sobre el mismo corcho haciendo un nudo. Además de hilo de bala, también empleado en Legazpia (G), se ha usado liz (Eugui-N), cuerda (Apodaca, Narvaja-A), alambre (Carranza -B) o trapos atados con cuerda (Hondarribia-G).
La forma más extendida de calentar los recipientes una vez llenados es al baño María. Sin embargo, en Iholdy (Ip), las botellas llenas se calentaban en el horno cuando se templaba después de la cocción del pan.