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En los dormitorios, ''aposentu ''en Ataun (G), podía haber camas de matrimonio o individuales. En tiempos pasados eran muy sencillas tal y como se ha constatado en Ataun donde las camas, eran tablados sobre cuatro patas, con el fondo formado por una red de gruesas cuerdas, sobre la cual estaba el jergón de perfolla de maíz en funda de lienzo burdo. Sobre el jergón iba un colchón de lana; sobre ésta una sábana de lienzo y encima una colcha enfundada igualmente en lienzo. El cabezal era de lana con funda de lienzo. La descripción recogida en Amorebieta-Etxano (B) es similar: las camas constaban de un armazón rectangular de madera sobre cuatro patas donde iba metido el jergón que era abombado y contenía unos muelles forrados de una tela fuerte. El colchón que se coloca encima, antiguamente se llenaba de panoja de maíz, luego se generalizó el de lana y más tarde el de muelles.
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En Améscoa (N), las camas de madera muy sencillas consistían en cuatro postes bien ensamblados dos a dos con sencillos tableros, que formaban la cabecera y pies de la misma. Otras eran elegantes en su sencillez con los palos torneados y las tablas finamente trabajadas. Las había señoriales, como la ''cama de barco'', con tableros artísticamente elaborados. Los tableros que formaban los pies y la cabecera iban unidos y sujetos a la vez con dos travesaños de madera, con lo que quedaba completada la estructura. El asiento de la cama era de cuerda. Los travesaños llevaban unos agujeros en sus costados por los que se atravesaba un cordel con el que se tejía el asiento de la cama.
En Berganzo, Pipaón (A); Oñati (G) y Mélida (N) dicen que las camas de hierro llevaban unos bolinchos en las terminaciones del cabecero y del piecero, estos últimos servían de colgadores de ropa al acostarse. En Améscoa (N), las camas de hierro eran de tubos de este material y muchas terminaban en bolas de metal amarillo. Tenían las patas muy largas con unas ruedecitas para poder trasladarlas de un lado a otro con facilidad. El jergón de estas camas estaba hecho con muelles de acero en espiral, recubiertos con una red metálica. Resultaban unas camas muy altas. En Moreda (A) las camas de madera que sustituyeron a las de hierro eran más altas que éstas y estaban pintadas.
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En Abezia (A) se recuerda que las camas de madera con forma de barco estaban labradas por un solo lado, pues el contrario no se veía porque iba situado junto a la pared. Las camas eran cortas y altas en el piecero. Después se generalizan las de caberero y piecero con barrotes. En el Valle de Zuia y en Apellániz (A), entre las camas de madera, además de las de tipo barco, también se conocían las de ''carretón ''o torneadas, con el asiento de cuerda, teniendo los travesaños unos agujeros por los que se pasaba un cordel, tejiendo así el asiento de la cama.
En el Valle de Zuia (A), el colchón de las habitaciones principales solía ser de lana, en otras de hojas de maíz o de bálago, las sábanas de cerro de estopa, la almohada o cabezal, la manta aterlizada –de hilo doble– y la almizuela o colcha. El guazal que era la tela donde se guardaban las colchas y la sobrecama que era una prenda de lujo y sólo se ponía en caso de enfermedad. En Apellániz (A) en otro tiempo el jergón era de hojas de maíz, en ocasiones iba sobre él un colchón de lana o un ''marregón ''(colchón de hojas de maíz o bálago), manta ''aterlizada ''(de hilo doble), sábanas de ''cierro ''(cerro de estopa), ''cocera ''o ''almizuela ''(colcha) y la almohada o cabezal de hojas de maíz o de lana, añadiendo a lo anterior el ''guazal'', tela donde se guardaban las colchas. La sobrecama, al igual que en el Valle de Zuia (A), sólo se utilizaba en caso de enfermedad. El jergón ha pasado a ser de muelles o del tipo “Flex”.
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En Moreda (A) señalan que, antaño, los colchones de los pobres solían ser de capota de maíz y de lana los de los más pudientes. También en Añana (A) en otro tiempo los colchones fueron de pelendrinas (panocha de maíz) o paja de cebada; las mantas solían ser de algodón y se recuerda que pesaban mucho y abrigaban poco. En Gorozika (B) se ha registrado el dato de que antiguamente las camas tenían debajo una madera con paja, ''lastamarra'', encima, que posteriormente se sustituyó por el colchón de lana. En los años veinte se empezaron a poner muelles, que luego dieron paso a los somieres y a los colchones actuales. Los colchones de lana se limpiaban, sacando la lana y vareándola. La cama se cubría con la sobrecama, que solía ser blanca o de flores. La cuna se encontraba en la habitación junto a la cama.
En Arrasate (G) la cama era de madera; el jergón, ''lastaira'', antiguamente, lleno de hojas de maíz o paja de trigo; el colchón de lana de oveja. El edredón, ''bururdi'', metido en un forro blanco, era la cobertura de la cama. En Beasain (G) los dormitorios, ''koartoak'', suelen estar en la planta alta, aunque es muy corriente disponer de uno en la planta baja, cerca de la cocina, que es donde duermen comúnmente los abuelos. El mobiliario del dormitorio constaba de dos camas altas con jergón de muelles y colchón de lana de oveja. Antiguamente en lugar de jergón se usaba una funda de tela de lino llena de hojas secas de mazorcas de maíz, ''txuikiñe'', a la que se llamaba ''lastaia''. En Elosua (G) la gente mayor seguía utilizando las camas que habían traído para casarse; los dormitorios del resto de la casa son modernos, quedan algunas de las antiguas adosadas a la pared, de forma de barco.
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En Berastegi (G), a veces, la cama era aportada al caserío por la novia, dentro del arreo, cuando se casaba. La cama llevaba sábanas, ''maindireak'', y había bajera, ''azpikoa'', y encimera, ''gañekoa''. La colcha, por lo general había sido confeccionada a mano por algún antepasado de la casa. En la habitación se encontraba la cuna, ''seaska'', salvo que estuviera siendo utilizada en cuyo caso se encontraba en la cocina. En Elgoibar (G) las camas solían ser grandes y altas, de madera maciza, y antiguamente con colchón relleno de hojas secas de perfolla. En algunos caseríos había dos camas en cada dormitorio. En Hondarribia (G) una cama y en los dormitorios que había sitio dos. En Abadiño (B) y en Telleriarte (G) las habitaciones eran, normalmente, de dos camas.
En Bera (N) los dormitorios reciben el nombre de ''jelak''. Las camas, ''guatziak'', antiguas de los caseríos eran más anchas y más cortas que las actuales. La cabecera era alta, de maderas pintadas o de barandillas superpuestas. En Barañain (N) en el dormitorio principal hay una cama de matrimonio con cabecera de madera. En Aintzioa y Orondritz (N) los dormitorios estaban amueblados con una o dos camas. Las camas más antiguas son altas, de roble oscuro y apenas presentan decoración. Sobre los colchones rellenos de hojas de maíz, llamados jergones, se colocaban los colchones de lana y se utilizaron hasta los años treinta, luego fueron sustituidos por los somieres metálicos.
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En Allo (N) las habitaciones disponen de una cama grande, llamada de matrimonio, o dos pequeñas. Las más antiguas fueron de hierro, sustituidas después por las de madera; de ambos tipos se conocieron varios modelos. Algunas de las de hierro contaban con policromía floral, otras tenían artística labor de forja o estaban decoradas con pomos y otros adornos en latón, si bien la mayoría estaban formadas por sencillos barrotes metálicos. Las camas de hierro, como además llevaban el somier de muelles metálicos, eran muy molestas por el ruido que producían. Cada familia, en la medida de sus posibilidades, procuraba sustituirlas por otras de madera, con somier de alambre trenzado, formando una tela metálica. Las camas de madera ofrecen un amplio muestrario de modelos donde predominan las líneas rectas, con sencillos motivos de talla. En otras el cabecero y el piecero están chapeados con planchas que forman dibujos geométricos, en las que se combina la misma veta en diferentes posiciones. También hay camas compuestas por barrotes torneados.