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Entre las razones de esas pérdidas está el que a partir del siglo XIX y debido a la ''Francesada ''y a las guerras carlistas los ayuntamientos se vieron obligados a vender terrenos del común para poder satisfacer las numerosas deudas contraídas por el abastecimiento de los ejércitos y las exacciones de las tropas liberales. A ello –anotan en Viana (N)– hay que añadir los abusos de los propios vecinos por las roturas ilegales de caminos, ribazos, etc., pero consentidas.
Este tema, en lo que afecta a los montes y pastos comunales y su aprovechamiento, hermandades y comunidades, parzonerías, uniones, facerías y corralizas ha sido ampliamente tratado en otro volumen de este Atlas etnográfico<ref>ETNIKER EUSKALERRIA, . ''Ganadería y Pastoreo en Vasconia'', op. cit.Bilbao: 2000, pp. 407-442.</ref>. Otro tanto ocurre en lo referente a las suertes de leña y de helecho<ref>“Suertes de leña o fogueras”in ETNIKER EUSKALERRIA. Idem, ''Casa y Familia en Vasconia'', op. cit.Bilbao: 2011, pp. 506-508.</ref>.
En lo que respecta a nuestra investigación de campo de agricultura, son escasos los datos recogidos y están referidos en su mayoría a localidades alavesas y navarras:
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En San Martín de Unx (N) la propiedad comunal aumentó con las nuevas roturaciones. Así sucedió a mediados del siglo XIX, en que después de roturarse unas tierras vírgenes en las laderas del Monte para evitar el desarrollo incontrolable de la vegetación en ese lugar, así como los asaltos que se producían a su amparo, se hicieron ''suertes ''con ellas entre los vecinos de la villa, pasando a ser propiedad particular. El hecho dejó su huella en la toponimia, llamándose desde entonces a ese lugar Suertes del Monte<ref>Francisco Javier ZUBIAUR, “Toponimia de San Martín de Unx según los amojanamientos...”, cit., pp. 255-271.</ref>.
Las tierras comunales, según el catastro de 1932, se extienden por todo el término, si bien es difícil calcular las dimensiones de cada parcela. Las parcelas comunales no son muy grandes por lo general, salvo algunas excepciones, y son fragmentarias. La propiedad comunal alcanza el 48 % de la superficie y coincide casi por entero con el terreno inculto<ref>FLORISTÁN, ''Geografía de Navarra'', op. cit., p. 508.</ref>. En total eran más de 170 parcelas comunales y 63 subparcelas, donde crecía la hierba para el ganado menudo, y en una proporción menor casi mínima el cereal y algún chopo. A lo que hay que añadir los 17 corrales de usufructo comunal.