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El día de Todos los Santos, una vez concluida la misa mayor de la mañana, se rezaba un responso general. Este día no se solía celebrar misa de difuntos, pero por la tarde se rezaban vísperas de difuntos ya que litúrgicamente hacían referencia al día siguiente.
[[File:7.209 Responso en la iglesia. Amezketa (G) 1987.jpg|center|600px500px|Responso en la iglesia. Amezketa (G), 1987. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.]]
Por lo que respecta a las flores, los más ancianos de Aria (N) recuerdan que la costumbre de llevarlas al cementerio se inició en unas pocas casas durante la última guerra civil, cuando se dejaba alguna sobre la tumba de un ser querido muerto en el frente. El hecho no era tan habitual como ahora, ya que esta costumbre comenzó a generalizarse a partir de la década de los sesenta, cuando personas del pueblo que vivían en la capital comenzaron a enviar ramos.
[[DIAS_EXEQUIALES|En un capítulo anterior<ref>Vide el apartado “Ramos y coronas de flores en el cortejo fúnebre” del capítulo ''Portadores de ofrendas en el cortejo fúnebre''.</ref> ]] se ha tratado sobre las ofrendas de flores en los funerales, describiéndose los tipos de flores así como los procedimientos caseros para preparar los ramos y coronas. En el caso concreto de la festividad de Todos los Santos se ha recurrido mayoritariamente a los crisantemos. La coincidencia de su floración con estas fechas los ha convertido en una planta tradicionalmente cultivada en los caseríos con tal fin; hasta tal punto se la asocia a estos primeros días de noviembre que es conocida por algunos como «flor de muertos».
A continuación se detalla la información recopilada en las poblaciones encuestadas. Los datos que los informantes recuerdan aparecen ordenados según su antigüedad, siempre que ello ha sido posible. Esto no quiere decir que en las poblaciones citadas en último lugar, donde sólo se ha constatado la costumbre de adornar con flores las sepulturas del cementerio, nunca se hayan ofrendado panes o luces. Probablemente las transformaciones acaecidas en unas localidades y en otras han sido similares a grandes rasgos, por lo que no es arriesgado suponer que en tiempos pasados también practicaron estos ritos.
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