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Asistencia al agonizante

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La presencia del sacerdote junto al resto de integrantes del grupo familiar ''y ''los vecinos ha desempeñado igualmente un papel importante.
En Zeanuri (B) entre los que hacían ''gaubelea ''estaba generalmente un cura que atendía al enfermo con oraciones. Los informantes guardan un grato recuerdo de esta asistencia continuada del sacerdote, que permanecía junto a la cama del enfermo hasta que éste expiraba. Se quedaba incluso a dormir en la casa del moribundo. Señalan además que no se hacían distinciones entre ricos y pobres, asistía a todos después de dar el Viático y la Extremaunción. Su presencia imponía cierto respeto entre los presentes. Cuando [[VIATICO_Y_EXTREMAUNCION._AZKEN_SAKRAMENDUAK|el agonizante moría asistido por un sacerdote]], se decía: ''«Abadeagaz il da» ''(Ha muerto asistido por el cura), lo que era interpretado como algo bueno y providencial<ref>En el capítulo referido a ''Viático y Extremaunción ''se trata más ampliamente la función del sacerdote durante la agonía del enfermo.</ref>.
Por último describimos un caso particular constatado en Donapaleu (BN). En marzo de 1954 se había extendido que el alcalde M. Pierre Guerecágue se encontraba muy enfermo. Había recibido los sacramentos y sus familiares se relevaban a la cabecera de su cama. A las once de la noche un pastor mayor, que bajaba cada año de las montañas a los pastos de invierno en el municipio, se colocó justamente debajo de la ventana del moribundo y en la oscuridad y el silencio de la noche, cantó dos versos improvisados sobre una melodía vasca conocida. Los versos según recuerda la informante<ref>Información de Hélène Guereçágue. Donapaleu (BN). (Julio 1994).</ref> venían a decir: Jaun Mera (Señor Alcalde), hemos venido / a tu casa porque sabemos / yo y mis amigos (pastores) / que estás al final de tu vida. / Nosotros queremos / que no sufras demasiado / en este momento doloroso / y así pedimos a Jainkoa (Dios).
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