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Caracoles y limacos

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Texto reemplazado: «|thumb|center|» por «|thumb|»
:''que tu madre y tu padre''
:''también los sacó.''
 
[[File:P.144 CARACOL MIRICOL.JPG|thumb|CARACOL, MIRICOL|400px]]
A veces presenta ligeras diferencias, como ocurre en Muskiz (B):
:Caracol, miricol, / si no sacas los cuernos / a tu abuelo, a tu abuela / mataré, mataré.
Resurrección M<sup>a</sup> de Azkue<ref>Resurrección M.ª de AZKUE, . ''Euskalerriaren Yakintza, ''. Tomo IV. Madrid, op. cit.1947, p. 333.</ref> recoge dos versiones más. La primera corresponde al valle de Salazar (N) y es la siguiente:
:''Karakol marakol,''
:Caracol miricol, / saca los cuernos, / si no yo les mataré / a tu padre y a tu madre.
Manuel Lekuona<ref>Manuel de LEKUONA, . «Cantares populares»in AEF, cit., X (1930) p. 71.</ref> cita otra y en esta ocasión sin la amenaza a los padres:
:''Adarrak atera;''
Los chiquillos ven además en los caracoles objetos de diversión y les gastan bromas como tocarles los «cuernos» o tentáculos visuales con el fin de que los contraigan.
[[File:FIGURA4.16 Enseñando a capar limacos.png|RTENOTITLE_FIGURAcenter|500px|Enseñando a capar limacos. Fuente: Dibujo de Juan José Galdos, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
También es costumbre hacer carreras con estos animalillos. Los niños eligen cada uno su caracol, y después, sobre una piedra o cualquier superficie lisa, los disponen para iniciar la competición. La lenta carrera rara vez finaliza a pesar de los intentos de los críos para que avancen en la dirección correcta. A veces se facilita la llegada a la meta humedeciendo la pista o poniendo el animal en la ruta adecuada cada vez que se desvía. En Berastegi (G) cuentan que el itinerario constaba de una etapa llana y otra de montaña, consistente en ascender una pared. En Muzkiz (B) les apodaban con nombres de afamados ciclistas. También en Monreal (N) los «bautizaban», animándolos después durante la carrera.
En cuanto a los limacos, estos moluscos terrestres se empleaban ocasionalmente para una actividad conocida como «capar limacos» ''(barakarroa kapetan ''en Zeberio-B). Se trataba de una broma por la que pasaban la mayoría de los niños pequeños y aquéllos que llegaban a los pueblos de visita.
Se le preguntaba al novato si sabía caparlos ''(Ik bakik bañe barie kapetan?, ''decían en Zaldibar-B) y si desconocía tal práctica se le enseñaba. El «maestro» cogía el más gordo de los que hubiera encontrado y tras afilar un palo fino suficientemente largo se lo atravesaba por el costado de modo que el animal quedase en la mitad. Hacía que el incauto asiera el palo por sus extremos, sin apretar, de modo que el limaco quedase entre sus manos. El experto colocaba a su vez las suyas por fuera de donde las tenía el «aprendiz de capador» y le insistía en que estuviese atento. En un descuido de éste, le empujaba las manos y al presionar bruscamente el limaco, reventaba, poniendo perdido al crío.
Como comentan algunos informantes, no habrá niño que haya padecido dos veces esta chacota. En Muskiz (B) aseguran además que las chicas nunca fueron víctimas de la misma.
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