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Cautelas durante la menstruacion

1 byte eliminado, 06:15 1 jul 2019
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== Referidas a tocar alimentos y plantas ==
Existen varias creencias, todas ellas muy extendidas, referentes a las prohibiciones que pesan sobre la mujer durante los días del pe- ríodoperíodo.
Tras la matanza del cerdo o de cualquier otro animal, las mujeres con la regla no pueden tocar las carnes que se vayan a conservar porque se pierden o estropean y mucho menos intervenir en la fabricación de los embutidos (Amézaga de Zuya, Mendiola, Pipaón, Ribera Alta, Valdegovía-A; Abadiano, Bedarona, Carranza, Durango, Lezama, Muskiz, Nabarniz, Orozko-B; Oñati-G; Aoiz, Lezaun, Monreal, Viana, Valle de Erro-N). En Monreal la creencia, que se ha mantenido hasta nuestros días, iba más lejos pues se decía que no debía tocar los alimentos con las manos porque se perdían. Cuando las mujeres debían tomar parte en las labores de matanza del cerdo se acostumbraba preguntarles “si estaban en condiciones”, es decir, si no se encontraban menstruando.
La mahonesa se cortaba y las claras a punto de nieve no se esponjaban si durante los días de la menstruación la mujer se ponía a hacerlas (Mendiola-A; Bermeo, Durango, Muskiz-B; Oñati-G; Aoiz, Izurdiaga, Lezaun, Obanos-N). Tampoco debía realizar conservas de frutas o verduras porque fermentarían (Mendiola, Pipaón, Ribera Alta-A; Bermeo-B; Oñati-G); es más si durante esos días metía las manos en la tinaja de las aceitunas, éstas se ponían negras (Pipaón). Mientras permaneciera la mujer en esas condiciones no se horneaba el pan ni los pasteles porque la masa no subía y se estropeaba (Apodaca-A; Aoiz, Valle de Erro-N), ni se hacían rosquillas (Bernedo-A).
La mujer no debía acercarse a plantas y flores en esos días porque las debilitaría llegando incluso a secarlas (Bermeo, Durango, MuskizBMuskiz-B; Oñati-G; Aoiz, Izurdiaga-N), ni siquiera era conveniente que las regase (Mendiola-A). La mujer con la regla no debía entrar en una champiñonera porque “estropeaba la florada” (Obanos, San Martín de Unx, Viana-N). Las plantas se marchitaban y los árboles se resentían cuando los tocaba una mujer con la regla (Amézaga de Zuya-A, Abadiano-B), algunos aseguraban que tampoco podían podarlos pues se morirían (Ribera Alta-A). Hasta hace unos pocos años también se decía que las mujeres con la regla secaban los árboles si se subían a ellos, especialmente los más blandos como las higueras, breveras y ciruelos (Carranza-B). Una informante de este valle encartado cuenta que a su padre se le secó en una ocasión una higuera y lo atribuyó a que poco antes, unas sobrinas que le visitaron se entretuvieron ''resquilando'' o trepando a los árboles frutales de la huerta. De ahí colegía que alguna de ellas se había subido a la higuera teniendo la regla.
En Aoiz (N) achacan que las consecuencias derivadas de la manipulación de plantas y alimentos por parte de la mujer que tiene la regla se deben a que expulsa un aliento muy fuerte que afecta a su composición y hace que las plantas marchiten, los árboles se sequen y los alimentos fermenten. Quizá por una razón parecida en Mendiola (A) las chicas evitaban bailar con chicos los días de la regla porque creían que éstos podían notárselo en el aliento. En Bermeo (B) se ha recogido que en el baile los muchachos tomándoles el pulso a las chicas podían llegar a saber quiénes tenían la regla y ello era motivo de gran vergüenza. Tampoco estando con la regla debían practicar ningún ejercicio físico.
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