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Creencias

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En Hazparne (L), si por alguna razón ninguna mujer de la familia podía acudir a misa a alumbrar la cerilla, ''ezkoa, ''se encargaba de ello la ''andere serora, ''porque mantenerla encendida era la señal de que el difunto no había sido olvidado, ''«signe que le mort n'était pas oublié». ''Una informante de Donibane-Lohizune (L) asegura que el cirio encendido representa la vida de la que goza ya el muerto, ''«la vie dont jouit le défunt»''.
[[File:7.164 Preparacion de la sepultura. Zerain (G) 1973.jpg|center|500px|Preparación de la sepultura. Zerain (G), 1973. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En Zugarramurdi (N) se decía que las almas de los difuntos estaban a oscuras. Sólo la luz del ''jarleku ''las alumbraba y entonces veían. Por eso, en cuanto uno moría, sus familiares encendían una candelilla de cera bendita en la cámara mortuoria<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 331.</ref>.
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