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El lenguaje de los tañidos

116 bytes añadidos, 11:35 15 may 2018
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Tradicionalmente los toques de campana que se hacían sonar después de un fallecimiento no sólo comunicaban la muerte de una persona si-  no sino que, además, aportaban información sobre su edad, esto es, si se trataba de un niño o un adulto, sobre su sexo y también indicaban si el fallecido era sacerdote o si pertenecía a una cofradía. Esta diferenciación en los toques ha desaparecido e incluso el tañido de las campanas en el momento de ocurrir el óbito también.
Los toques de campana que anuncian la muerte han sido a menudo diferentes dependiendo de las distintas localidades pero aún así han tenido numerosos rasgos en común.
En algunas localidades se ha constatado asimismo que para los miembros de las cofradías se tañían unos sones diferentes a los comunes, que indicaban su pertenencia a las mismas.
''== Diferenciación del sexo y el estatus religioso''==
A continuación se recoge una relación de los diferentes toques recopilados en las localidades encuestadas. Se hallan agrupados en función de cómo se comunicaba el sexo del fallecido. En algunas ocasiones también se especifica cómo se diferenciaba si pertenecía al clero.
En general se observa que el toque propio de cada localidad es constante tanto para hombrescomo hombres como para mujeres; la diferencia se expresa añadiendo una serie de sones adicionales al cuerpo que forma el anuncio a muerto. Esta especie de coletilla puede anteceder a la parte común o hallarse pospuesta. Este último caso parece ser el más común a juzgar por la frecuencia con la que se ha manifestado en las encuestas.
En Ribera Alta (A) no se voltean las campanas, se da un toque con una de ellas, se deja pasar un tiempo y se da otro con la segunda. Se repiten estos toques en cuatro ocasiones con un intervalo de tiempo entre ellos cada vez menor, para acabar con tres reclamos en caso de que el muerto sea hombre y dos cuando es mujer.
Cuando en Carranza (B) la fallecida era una mujer se finalizaba el toque a muerto con dos campanadas y si era hombre con tres.
174En En Bidegoian (G) se tocan primeramente treinta y tres campanadas y al final, si se trata de un varón, otras tres más y, si es mujer, dos. Se emplean dos campanas, una grande y otra pequeña y se tañen lentamente, primero se hace sonar la pequeña y cuando su sonido se extin gue extingue se hace sonar la grande y así ininterrumpidamente.
En Hondarribia (G) se tañía con la campana grande, ''mandoma, ''doce o trece toques acompasados y, para terminar, tres toques espaciados si el difunto era varón y dos si era mujer.
En Ezkurra (N) se tocaban tres campanadas con una campana y otras tres con la otra y así alternativamente hasta completar doce campanadas. Al final se hacían sonar otras tres con ambas campanas a la vez si el difunto era varón y dos si era mujer<supref>28BARANDIARAN, «Contribución al estudio etnográfico del pueblo de Ezkurra», cit., p. 60.</supref>.
En Lezaun (N) este toque constaba de dos partes, la primera se llamaba «a agonía» y la segunda «a muerto». La parte correspondiente a la agonía era común a hombres, mujeres y niños de ambos sexos y consistía en treinta y tres campanadas que se tañían lentamente con la campana grande. La parte correspondiente «a muerto», si se trataba de un hombre, se tocaba alternando las dos campanas, unos diez toques con cada una, esto es, unos veinte en total, cuya ejecución se iba acelerando algo. Se repetía tres veces. En el caso de una mujer el toque era idéntico pero se repetía sólo dos.
Además del sexo, en algunas localidades se ha diferenciado si el fallecido pertenecía al clero.
En Garagarza-Arrasate (G), a la caída de la tarde, se tocaban tres series de golpes con dos campanas de distinto tamaño alternando intervalos de sones sueltos y combinados y al final se golpeaba simultáneamente con ambos badajos en tres ocasiones si el difunto era hombre y en dos si era mujer. Cuando el fallecido era un reli- <sup>28</sup> BARANDIARAN, «Contribución al estudio etnográfico del pueblo de Ezkurra», cit., p. 60.gioso religioso o una alta jerarquía eclesiástica los toques eran cuatro.
En Artziniega (A) es un toque muy lento y melancólico realizado con dos campanas, una tras otra. Los que permanecían atentos al mismo aguardaban a los ''clamores, ''que era cuando se tocaban ambas a la vez. Si sonaban dos veces el muerto era una mujer, si tres un hombre, cuatro un cura, cinco el obispo y seis el papa. En este último caso tocaban las campanas de todas las iglesias.
En Urnieta (G) las campanas se tañen hoy en día automáticamente mediante un temporizador, que, en el caso del toque de agonía, ''agonia / abonia, ''hace sonar veintinueve campanadas, con un intervalo de seis segundos entre cada una de ellas. El toque a muerto dependía también de la cofradía a la que hubiera pertenecido en vida el fallecido. Si era de la tercera orden (San Francisco), además de los veintinueve toques correspondientes propiamente a la agonía, se hacían sonar catorce más; si era de la cofradía del Corazón de Jesús, nueve; si era de los Luises cinco y si era de las Hijas de María, tres.
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Menos habitual que el procedimiento descrito hasta aquí parece ser el que consiste en anteponer a la parte común del toque la que sirve para diferenciar el sexo del fallecido.
En Berganzo (A) tocaban dos campanas a la vez con fuerza. Cuando moría un hombre se hacían sonar tres toques y repiquete y cuando fallecía una mujer dos toques y repiquete.
<div align="center"><nowiki>* * *</nowiki></div>&nbsp; En alguna localidad se ha constatado otra fórmula consistente en anunciar el sexo del fenecido antes y después de la parte común.
En alguna localidad se ha constatado otra fórmula consistente en anunciar el sexo del fenecido antes y después de la parte común.En Llodio (A), antaño, se tocaba a muerto del siguiente modo. En el caso del fallecimiento de una mujer se hacían dos toques con ambas campanas a la vez, después una y otra campana seguidas, de diez a doce veces y, por último, nuevamente dos toques con las dos simultáneamente. En caso de ser un hombre los toques eran tres.
En Gatzaga (G) si el fallecido era un varón se comenzaba con tres campanadas, ''dangadak, ''dadas simultáneamente con las dos campanas, una de sonido grave y la otra de sonido más agudo; seguía luego un campaneo en el que se iban alternado las dos citadas, para terminar la serie con otras tres campanadas dobles. Si se trataba de una mujer, al comienzo y al final se tañían dos veces en lugar de tres.
En Orozko (B) para los hombres se dan tres toques con las dos campanas grandes, las más graves, haciéndolas sonar al unísono. A continuación se hace sonar un número no fijo de campanadas pero tañendo ambas alternativamente. Se termina con otros tres toques iguales a los de apertura. Para las mujeres se procede igual, la diferencia estriba en que se comienza y se finaliza con dos toques.
En Otazu (A) ocurría otro tanto. Tocaban a muerto con el fin de que todos encomendasen a Dios el alma del finado; si el muerto era hombre hacían sonar primero tres redobles, o sea, tres toques simultáneos de dos campanas; a continuación varios toques alternando con ambas, y por fin otros tres redobles como al principio; si era mujer se tocaban dos redobles y si era sacerdote, cuatro<supref>29AEF, III (1923) p. 63.</supref>. En Mendiola (A) si el fallecido es un hombre se tañen en primer lugar tres repiques seguidos y a buen compás; a continuación suenan varias campanadas que empiezan lentamente y se aceleran progresivamente y, para terminar, se vuel-
176<sup>29</sup> AEF, III En Mendiola (1923A) p. 63. ven si el fallecido es un hombre se tañen en primer lugar tres repiques seguidos y a buen compás; a continuación suenan varias campanadas que empiezan lentamente y se aceleran progresivamente y, para terminar, se vuelven a tocar los tres repiques. Si se trata de una mujer se tocan dos repiques al principio y otros dos al final, si es un cura cuatro.
En Lezama (B) si moría una mujer se tocaban dos dobles, esto es, dos campanadas, a continuación toques de una campanada y para terminar tres dobles. Si era varón se empezaba con tres dobles y se continuaba igual. Y si se tataba de un sacerdote o familiar suyo, por cada golpe de redoble se hacían sonar tres campanillas pequeñas.
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La siguiente fórmula consiste en intercalar los tañidos que sirven para diferenciar el sexo del difunto entre los sones que constituyen el toque a muerto.
En Izpura (BN), para el anuncio de la muerte de un hombre, se intercalaban tres golpes de campana sucesivos en el toque a muerto y para el de una mujer únicamente dos.
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A continuación se comenta otra fórmula para anunciar el sexo del fallecido muy distinta de las anteriores ya que en este caso no hay untoque un toque diferenciador añadido a la parte común sino que tal diferencia se establece en función del número de veces que se repite dicha parte común.
El toque en Bernedo (A) se ejecutaba golpeando los badajos de dos campanas alternativamente a mano, con un ritmo que comenzaba muy lento e iba acelerándose con algún adorno rítmico, terminando con un golpe seco seguido de un silencio. Si el difunto era hombre se repetía tres veces y si era mujer dos. Si era cofrade se le añadía un toque distintivo.
En Abadiano (B) el toque de campanas se ajustaba a dos fórmulas distintas en función de si se hacía sonar en la ermita o en la iglesia. En la ermita, si la fallecida era mujer, tocaban unas cuantas campanadas en dos ocasiones y si era hombre en tres. En la iglesia, por el contrario, se tocaban en un principio entre once y trece campanadas normales muy despacio y a continuación seguidas. Después de este primer momento se volvían a tañer las campanas hasta el funeral pero ya sólo en la iglesia. Si el fallecido era hombre inicialmente tres toques con la campana grande y tres o cuatro con una campana más pequeña. Cuando era mujer las primeras campanadas ''gordas ''eran únicamente dos.
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A la inversa que en la situación anterior en esta ocasión el número de veces que se repite el toque es idéntico para ambos sexos, la diferencia se establece en el número de campanadas que componen la serie que se repite.
En Iholdi (BN) para anunciar que la persona fallecida era un hombre se hacían sonar tres golpes bastante próximos una quincena de veces, cuando se trataba de una mujer dos golpes<supref>30Jean HARITSCHELHAR. «Coutumes funéraires à Iholdy (Basse- Navarre) » in ''Bulletin du Musée Basque. ''N.° 37 (1967) pp. 111-112.</supref>
En Lekunberri (BN) para un hombre se tocaban igualmente series de tres golpes de campana y para una mujer de dos.
En Heleta (BN) por la muerte de un hombre suenan dos tañidos separados, seguidos de otros tres golpes, y esto tres o cuatro veces; por una mujer dos golpes separados y seguidos de otros dos, también en tres o cuatro ocasiones.
 
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Para finalizar se recogen algunos toques de campana más que no se ajustan a los modelos vistos hasta aquí.
En Portugalete (B) se tañía un toque especial para las religiosas, que el sacristán de Santa María hacía desde el campanario del propio convento de las Siervas cuando moría alguna monja. El toque se ejecutaba empleando las dos campanas existentes. Comenzaba tocando las dos al mismo tiempo dando siete toques. A continuación daba uno cada veinte segundos aproximadamente usando las dos campanas de forma alternativa. El intervalo entre toques iba disminuyendo progresivamente hasta que se volvían a juntar las dos campanadas a un tiempo, para dar paso de nuevo a los siete toques iniciales con las dos campanas a la vez. La operación se repetía tres veces.
<sup>3Ó</sup> Jean IlnxiTSCaEUHax. «Coutumes funéraires á Iholdy (Basse- Navarre) » in ''Bulletin du Musée Basque. ''N.° 37 (1967) pp. 111-112.''== Toque de mortichuelo. Aingeru-kanpaia''==
Como ya se ha indicado en la introducción el toque a muerto cuando el difunto es un niño, párvulo, ángel, ''aingerua, ''es mucho más alegre que para los adultos, ya que se cree que los primeros van directamente al cielo lo que es de por sí motivo de alegría. De ahí que el toque sea similar al de gloria y que por ello reciba tal denominación<supref>31Véase apartado anterior dedicado a las denominaciones del toque a muerto.</supref>.
Para conseguir un sonido más vivo, en Izurdiaga (N) el toque consistía en un repiqueteo. En Lekunberri (BN) si el fallecido era un niño, es decir, si era menor de la edad a la que se acostumbraba hacer la primera comunión, el toque era también ''errepikia. ''En Oragarre (BN) se hacían sonar tañidos muy rápidos. En Artajona (N), Sara (L) y Ezpeize-Undüreiñe (Z) el toque era mucho más acelerado que para un adulto. Igualmente en Kortezubi (B) los tañidos eran más rápidos<supref>32AEF, III (1923) p. 38.</supref>.
En Amézaga de Zuya (A) se tocaba a gloria, esto es, un repiqueteo alegre, ya que se suponía que la muerte de un niño no debía entristecer. También se tañía a gloria en Laguardia, San Román de San Millán, Salcedo, Berganzo, Bernedo, Llodio (A), Carranza (B), Garde y Murchante (N).
En Artziniega (A) se hacía sonar el campanillo y en Lezama (B) se tañían toques seguidos con una campanilla.
En Narvaja y Mendiola (A) se ejecutaba un repique de cadencia rápida con una campana denominada esquilón. En Apodaca (A) en el caso de que se tratase de un niño menor de catorce años se tocaba a gloria también con el <sup>31</sup> Véase apartado anterior dedicado a las denominaciones del toque a muerto. 17832 AEF, III (1923) p. 38. esquilón. En Moreda (A) se recurría igualmente a este tipo de campana.
Cuando se debía efectuar el toque para niños y no se disponía de una campana pequeña, se golpeaba la existente con elementos que le sacaran un sonido más agudo.
En Urkizu-Tolosa (G) al fallecimiento de un párvulo se golpeaba con un martillo pequeño y a ritmo rápido la única campana de la iglesia. De este modo se remedaba el sonido de una campana pequeña.
En Sumbilla (N) se golpeaba también la campana pequeña con un martillo<supref>33APD. Cuad. n.° 2, ficha 198/5.</supref>.
En San Román de San Millán (A) el toque para los niños se anunciaba antaño utilizando una teja en lugar del badajo.
En Orozko (B) los sones para los niños son similares a los destinados a los adultos diferenciando el sexo del mismo modo, con tres o dos campanadas dependiendo de si se trata de un niño o una niña. Estos sones se distinguen de los propios de adultos en que para los tañidos centrales se usa la campana más pequeña y por ello más aguda.
<sup>93</sup> APD. Cuad. n.° 2, ficha 198/5.En Deba (G) cuando moría un niño volteaban la campana mayor y cuando se trataba de una niña la menor<sup>34</sup>. En algunas poblaciones los niños, al oír estos tañidos, tenían costumbre de recitar algunas estrofas. En Sangüesa (N) declamaban en voz alta al compás de los sones del toque de ''mortichuelo'':   
En algunas poblaciones los niños, al oír estos tañidos, tenían costumbre de recitar algunas estrofas. En Sangüesa (N) declamaban en voz alta al compás de los sones del toque de ''mortichuelo:''
''Din, dan,''
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