Cambios

Encender o reavivar el fuego

1 byte añadido, 07:09 21 sep 2018
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En Sangüesa (N) en el hogaril se cebaba el fuego con mixtos aplicando la llama a un ''bolo ''de hojas secas de olivo, o de otros árboles, o de paja, pues escaseaba el papel, colocado debajo de las ramas o la leña. En el campo y cuando se encendía con el mechero de mecha se aplicaba la lumbre a las hojas secas y se soplaba hasta que se originaba la llama.
En Mélida (N), antiguamente, la madera utilizada para iniciar el fuego era de romero, sarmientos y ''teda'', pino de mucha resina, que normalmente se cogía en el campo. Para calentar el horno se recurría al sisallo y romero, procedente de arbustos y matorrales de las Bardenas. En Lezaun (N) el haz de leña que se utilizaba para calentar el horno se llamaba ''hornija ''y era madera más delgada que la del fogón.  En Murchante (N) el fuego del hogar y la cocina económica se encendían con sarmientos, muy abundantes en esta localidad vitícola y en alguna ocasión con madera de chopo, procedente de las choperas locales. Con un abanico de madera, tipo oriental, extendían la llama. Los calentadores se encendían con ''erraz'', que era el hueso de oliva triturado. Lo obtenían el mismo día que se les daba la cosecha de aceite. Señalan los informantes que “con una palada de la badileta era suficiente”. Este combustible lo preferían a la carbonilla porque ésta desprende un gas que produce dolores de cabeza.
En Obanos (N) para encender el fuego como es debido, primero se parten sarmientos o ramas finas bien secas y con un papel se prende por debajo. Las primeras llamas son grandes y sobre ellas se colocan un par de troncos, luego sólo hay que mantener el fuego echando más troncos. También se usaban como combustible las ''pinochas ''secas del maíz. En las cocinas económicas que no tiraban bien se metía un pequeño papel encendido por el tiro, que es un orificio de forma rectangular situado en la parte más baja que comunica con la chimenea, dicen que se trata de romper la columna de aire frío.
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