127 728
ediciones
Cambios
sin resumen de edición
En Abadiano (B), antiguamente, era la sacristana, ''serorie, ''la encargada de colocar las velas para la misa-funeral. También en Durango (B), el día del funeral, novenario y otros oficios fúnebres, la ''serora ''y posteriormente el sacristán se ocupaba de colocar la ''manta ''de la sepultura colectiva y de encender los candeleros. Todo este ajuar pertenecía a la parroquia.
[[File:7.159 Mujeres ante las sepulturas familiares. Elosua (G) 1972.jpg|center|600px500px|Mujeres ante las sepulturas familiares. Elosua (G), 1972. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Murelaga (B), ''difunturie ''era la mujer que cuidaba las sepulturas de la iglesia, teniendo a su cargo asimismo la preparación y el reparto de las ofrendas de pan, ''olatak''.
En Beskoitze (L) era la ''andere serora ''quien disponía la iglesia el día del funeral. En Arberatze-Zilhekoa (BN), los domingos, la ''andere serora ''tenía a su cuidado el encender y apagar las candelillas de los fallecidos durante el año.
[[File:7.160 Zerain (G) 1972.jpg|center|500px|Zerain (G), 1972. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
En Sangüesa (N), la familia más directa del difunto pagaba a la ''mandarresa ''todo lo necesario para el culto en la sepultura.
A veces, como hemos visto que ocurría en Vasconia continental con la primera vecina portadora de la ofrenda de luces, que en el templo cuidaba de que los cirios ardieran y vigilaba la sepultura, también en otras localidades eran las ofrenderas del cortejo quienes se encargaban de la sepultura.
En Otazu (A), en la década de los 20, las dos jóvenes que en la conducción del cadáver habían llevado las velas y los cirios eran las encargadas, durante el funeral, de atizar las velas, hachas y «cirios» que ardían en la sepultura perteneciente a la casa del difunto<ref>AEF, III (1923) p. 65.</ref>.