Cambios

Hortalizas forrajeras

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En Nabarniz (B) señalan que el terreno donde se siembra nabo no hay que ararlo, ''"ez da goldatuten" ''Se hacen hoyos, ''potxijek, ''donde se depositan las semillas. Se cubren con estiércol fino, ''sats garan garana, ''y no se echa tierra encima. Cuando crece la planta hay que realizar las labores de entresaca, ''mihiztu, ''y escarda, ''jorratu.''
[[File:8.94 Sementando nabos. Carranza (B) 2012.JPG|framecenter|450px|Sementando nabos. Carranza (B), 2012. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En Urduliz (B) se sembraban en agosto en el lugar donde había estado el trigo. Se plantaban para el ganado y se recogían en febrero y marzo. Se arrancaban uno a uno y con la hoz o un cuchillo les quitaban las raíces y la tierra y luego los picaban con la hoz antes de dárselos a los animales.
Vicario de la Peña, hacia mediados de la década de los años treinta del siglo XX, escribía lo siguiente sobre estos cultivos:
"Es relativamente moderno, aunque antes había personas que conocían y cultivaban en pequeña escala este hermoso y productivo tubérculo, ni los labradores ni la generalidad de los carranzanos la conocían y cultivaban. Desde hace algunos años sucede todo lo contrario, la mayoría o casi totalidad conocen, cultivan y aprovechan la remolacha, que rinde un excelente producto y sirve de alimento para vacas, cerdos, gallinas, aprovechando la hoja en verano, en días de sequía, como buen forraje, cuando no hay otros verdes y la pulpa de la remolacha se beneficia en invierno, para alimento de las vacas lecheras, que con ella dan mucha y buena leche, para engorde de cerdos con economía de los piensos que son más caros"<ref>Nicolás VICARIO DE LA PEÑA, . ''El Noble y Leal Valle de Carranza, ''op. cit.Bilbao: 1975, p. 162.</ref>.
En cuanto a las variedades que se cultivaron, el propio Vicario aporta interesante información:
Pueden cultivarse ventajosamente cualquiera de las variedades de remolacha, la azucarera adquiere menos desarrollo, pero tiene buen precio en las fábricas de azúcar; ella sólo se cultivó dos o tres años en Carranza, porque las fábricas están situadas a mucha distancia.
La medio azucarera desarrolla menos que las otras dos variedades forrajeras, pero tiene más potencia alimenticia por la mayor cantidad de azúcar que contiene. Las otras dos variedades gigantescas pueden cultivarse indistintamente, porque ambas rinden mucho producto"<ref>IbidemNicolás VICARIO DE LA PEÑA. ''El Noble y Leal Valle de Carranza''. Bilbao: 1975, pp. 162-163.</ref>.
Las variedades que recuerdan los informantes consultados son las dos gigantes. Precisan que de niños tenían dificultades para levantar algunas remolachas por el peso que alcanzaban, o que con cuatro llenaban un cesto que le costaba llevar al hombro a un adulto. En cuanto al color, era el mismo citado por Vicario, unas eran amarillas, es decir, con la pulpa amarilla y la ''rama ''amarillenta, y otras rojas o ''avinadas ''con el tallo también ''avinado. ''En cuanto a la forma las había de cabeza redondeada y otras, la mayoría, alargada.
Las calabazas se sembraban directamente en la tierra en el mismo tiempo que se hacía la siembra del maíz o ''borona, ''es decir, en mayo. La simiente era la del año anterior, que tras la extracción de la calabaza, se ponía a secar para almacenarla bien seca. Se hacían pequeñas ''torcas ''u hoyos en las que se arrojaban unas cuantas semillas que se volvían a cubrir con tierra. Entre ''torca y torca ''se dejaba una distancia importante dado el crecimiento exuberante de esta especie. Las calabazas se sembraban en los márgenes de los terrenos cultivados, en las orillas de las ''piezas ''y en las ''lindes ''o terraplenes que se iban formando a medida que por acción de los repetidos laboreos se iba ''aterrizando ''el terreno. Cuando brotaban y comenzaban a echar guías se orientaban hacia la ''linde y ''si junto a la ''pieza ''había una ''campa, ''hacia esta; también se retiraban las que comenzaban a trepar por los tallos del maíz para que más adelante, al engrosar los frutos, no los tumbasen. No se sembraban en la mitad de la ''pieza ''de ''borona ''para evitar que derribasen las plantas de maíz. La calabaza no requería ningún trabajo posterior a su germinación, tan solo cuidar de conducir las guías hacia donde se quisiese.
[[File:8.95 Calabazas para el ganado. Lezama (B) 1990.jpg|framecenter|600px|Calabazas para el ganado. Lezama (B), 1990. Fuente: José Ignacio García Muñoz, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En Ajangiz y Ajuria (B) siempre se han puesto calabazas para comida del ganado. Se siembran en mayo y en los meses de septiembre-octubre se recogen. Como ocupan mucho espacio se ponen en las esquinas de una heredad o en terreno inclinado que no se utilice para otras siembras.
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