Invitados al banquete

Tal y como se infiere de los datos recogidos en nuestras encuestas, excepto en los enlaces de gente mayor, únicamente los jóvenes acudían al banquete de bodas. Decían que las bodas generaban nuevas bodas. En las localidades en que los padres de los novios no acudían ni al casamiento ni a la celebración del día éstos eran invitados el domingo siguiente al del enlace.

En cualquier caso, el número de invitados a las celebraciones solía ser muy reducido por lo general. En varias localidades se describen en las primeras décadas de este siglo bodas a las que únicamente asistieron los padres, algún primo y algunos tíos y tías. Banquetes en los que el número de convidados no superaba los veinte o treinta, podían considerarse numerosos para esos años. En cambio, en algunos lugares antiguamente era invitada gran parte del vecindario a los banquetes de boda.

Aparte del mismo banquete ofrecido al grupo de los invitados, las familias tenían en cuenta a veces al conjunto de allegados que no podían asistir por cualquier causa a las celebraciones. Antaño era costumbre común en Navarra la de hacer llegar a aquéllos de casa que no iban al banquete un trozo de asado acompañado de pan y alguna porción de tarta envuelta en papel[1].

En la actualidad, conforme se han generalizado las bodas en los restaurantes, ha ido imponiéndose la costumbre de enviar a través del servicio de repartos de algún establecimiento pasteles a las familias invitadas y que por cualquier motivo no puedan asistir al banquete o a las personas que pese a no ser convidadas puedan tener relación de amistad o cercanía. En algunos lugares suelen enviarse también puros para los varones de la casa.

En el caso de familiares de edad que estén impedidos para asistir al banquete es costumbre bastante extendida la de encargar alguna comida especial y hacerla llegar a su casa ese día.

En los años 80, además de esto, en muchos lugares se envía junto con los dulces alguna botella de champán.

Es también costumbre extendida estos últimos años que los recién casados formulen además de la invitación para asistir a la totalidad del banquete otra en la que invitan a un grupo grande de amigos y conocidos únicamente a la sobremesa del ágape, incorporándose éstos a los postres y participando del café, bebidas, baile y festejos posteriores.


 
  1. José Mª SATRUSTEGUI. Euskaldunen seksu bideak. Oñati, 1975, p. 118.