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LOS RITOS FUNERARIOS EN IPARRALDE/eu

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De pronto la muerte golpea donde no se la espera, en un momento imprevisto. Se evoca aquí una especie de resignación, de destino (''jin beharra'', ''gertatu beharra zen'') como si nuestra aventura estuviera ya escrita. Agravando este concepto, la persona que padece la muerte nos muestra que existe algo en nosotros que nos supera<div style="margin-left:0cm; así reza ese dicho tan conocido: ''odolak baduela hamar idi parek baino indar gehiago''. Finalmente tenemos a ''Herioa'' quien viene a buscarnos y contra quien luchamos: el que se encuentra debilitado caerá fácilmente. Este combate se sigue con preocupación en la comunidad (sobre todo si el enfermo es joven), que hablará con naturalidad de vencido, de ataque, de remisión, de fuerza, etc. Al margen de este contexto, al que el discurso de la iglesia deberá acomodarse, existe una “lectura de las señales”."></div>
Estas últimas son esencialmente de dos tipos: 1) eventos incongruentes, anormales (coincidencias, “contratiempos” sobre todo por la noche); 2) advertencias ofrecidas por la naturaleza misma y más concretamente por los animales. Las señales alertan a quien sabe entenderlas: ''laster norbait hilen da''. Bajo esta óptica es esencial saber leer la señal del maleficio, el aojamiento, ''belhagilea,'' y demás conjuros, ''konjuratze,'' que desean la muerte de tal o cual de entre nosotros, ''herioa desiratzea''.
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