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La rabia. Amorratuta egon

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== Pan de Nochebuena. Ogi salutadorea ==
Bien conocido en Bizkaia y Gipuzkoa es el rito del [[El_ciclo_de_la_Navidad|“pan de Nochebuena”]]. Consiste en un trozo del pan bendecido por el que preside la cena de Nochebuena; este trozo recibe el nombre de ''ogi salutadorea'' (pan de salud), se guarda debajo del mantel durante la cena y luego en un armario durante todo el año. Tiene la virtud de no encanecerse durante este tiempo y de prevenir la aparición de la rabia en los perros y en otros animales domésticos.
Cuando se sospechaba que podían haber contraído la rabia se les daba de este pan a los perros<ref>En el volumen primero de este Atlas Etnográfico se describe ampliamente el rito del pan sanador y sus usos. Vide ''La Alimentación Doméstica en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia''. Bilbao: 1999, 2ª ed., pp. 394-396.</ref>.
== Causas de la rabia ==
''Bi gauzak esaten zuen arritu zutela asko gizon ura: lenengo, gizonak izatea barrena eta korajea zauri ura ala aboarekin txupatzeko; eta bigarrengo, berriz, artean irakiten zegoen olioa nola eduki zezakean aboan ezertxo ere erre gabe.''
''Eta esaten zuen, an ikusten zala argi eta garbi zerbaiten birtute berexia bazegoela salutadore arengan''”<ref>José Ramón ERAUSKIN. ''Aien garaia''. Tolosa: 1975, pp. 317- 319.</ref>.
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:(Todavía recuerdo lo que nos contó un hombre que había presenciado un acto de cura. Cuando él era jovencito, bajó un día de fiesta al pueblo a oír misa y una vez que terminó ésta, fue con un amigo a una taberna.
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:Allí vio a un muchacho que estaba con su padre; les dijeron que un perro rabioso le había mordido y que al momento iba a venir un ''saludador ''a curarle.
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:Cuando oyeron eso, algunos preguntaron si les dejarían ver cómo le hacía la cura y les dijeron que sí. Entonces entró con todos los otros el que (me) contó este relato y allí pudo ver como (se) efectuó la cura.
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:Cuando llegó el saludador mandó que el enfermo pasara a una habitación que estaba junto a la cocina y le dijo que se tumbara boca abajo en una cama que había allí porque tenía la mordedura en la parte de atrás de la pierna.
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:Se tumbó como le había mandado; el saludador le levantó hasta la rodilla el pantalón en la pierna que estaba enferma; allí apareció la herida que le había causado el perro hecha una costra, infectada y con la sangre coagulada.
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:Entonces mandó que le trajeran una palangana y que pusieran a calentar en el fuego cierta cantidad de aceite en una sartén.
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:Cuando le trajeron la palangana el saludador se puso junto a la cama de rodillas y comenzó a succionar con la boca la herida que tenía en la pierna.
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:Todos los presentes se quedaron de piedra y algunos salieron de la habitación.
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:Arrojaba a la palangana que tenía a su lado la suciedad y el veneno que sustraía con su boca. Así continuó haciéndolo durante un largo rato hasta que dejó la herida limpia del todo.
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:Entonces mandó que le trajeran la sartén que estaba al fuego con el aceite y además una cuchara; los trajeron de inmediato.
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:A continuación tomó en la boca dos cucharadas del aceite que hasta entonces había estado hirviendo y lo retuvo un momento en su boca, como si fuera agua fresca; luego lo lanzó con fuerza a la herida que acababa de limpiar.
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:Al muchacho se le escapó un fuerte alarido; pero después de un momento repitió la operación.
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:Luego envolvió la herida con un trapo limpio y mandó al chico a su casa; pronto se le curó el mordisco que le había dado el perro rabioso.
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:Dos cosas habían maravillado a nuestro narrador: la primera el valor y el coraje que había tenido el sanador para succionar con su boca la herida; la segunda el que retuviera en su boca sin sufrir quemadura alguna el aceite que había estado hirviendo poco antes.
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:Y añadía que estas cosas eran señal de que aquel saludador tenía una virtud particular).
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