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Lanzamiento de monedas contra una pared

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En Salvatierra (A), al igual que en Aoiz, se conocía como «Palmo». Se empleaban monedas de cobre de diez céntimos que se arrojaban con fuerza contra una piedra labrada y lisa de una pared. Participaban dos o más jugadores que para determinar el turno del juego tiraban cada uno su moneda contra la pared a fin de que rebotase. Dependiendo de la distancia a la que quedaban de ésta se establecía el orden, comenzando por el que había conseguido alejarla más.
 
[[File:4.143 Lanzando monedas. Leioa (B) 1993.png|center|600px|Lanzando monedas. Leioa (B), 1993. Fuente: José Ignacio García Muñoz, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
El primero la lanzaba nuevamente, esta vez para jugar. Después tiraba el segundo y si la aproximaba a menos de un palmo de la anterior ganaba lo que se hubiese acordado. Si quedaba más alejada tiraba el siguiente con idéntica pretensión y así los restantes. Cuando habían lanzado todos, el primero levantaba su moneda y volvía a probar suerte. De este modo proseguía la partida.
En Ribera Alta (A) practicaban las dos por separado o bien fusionándolas. En ese caso lanzaban las monedas contra la pared y el que conseguía aproximarla lo más posible a ella era el primero a la hora de arrojarlas al aire para ver si salía cara o cruz. En este juego no faltaban nunca las apuestas.
 
[[File:4.144 Comprobando el resultado. Leioa (B) 1993.png|center|600px|Comprobando el resultado. Leioa (B), 1993. Fuente: José Ignacio García Muñoz, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
En las restantes localidades ambos juegos aparecen como un todo.
Los juegos de esta localidad tenían en común la segunda parte ya referida de lanzar las monedas al aire. Se ponían éstas cara con cara y cruz con cruz y se tiraban. No podían dar vueltas en el aire, ya que este efecto, que se llamaba ''badajo'', invalidaba el lanzamiento. Cada participante tenía tres oportunidades y si fallaba pasaba a jugar otro. En caso de no «haber badajo», ganaba las que caían con la cara hacia arriba. Las otras las recogía el siguiente y repetía la misma operación.
 
[[File:4.145 La patte aux jettons. Grabado de J. Stella s. XVII.png|center|600px|La patte aux jettons. Grabado de J. Stella, s. XVII. Fuente: Stella, Jacques. Juegos y Pasatiempos de la Infancia. Grabados de Claudine Bouzonnet Stella. Palma de Mallorca, José J. de Olañeta, Editor, 1989.|class=grayscalefilter]]
En Durango (B) se conoce como «Al doque» y es un juego de chicos. Se traza una raya en el suelo y desde ella arroja cada jugador su moneda en dirección a una pared que es la meta. El que hace mejor ''punto'' respecto de la pared lanza las monedas al aire. Las que caen de cara son suyas y las demás las recoge el que le sigue en ''punto'' y repite el juego.
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