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Ofrenda de luces en las exequias

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En Aduna (G), en la década de los años veinte, los que asistían al entierro llevaban cera, ''argizaia, ''que la encendían en la sepultura de la casa mortuoria y la recogían al terminar las exequias. Algunas familias ricas solían poner en la sepultura una o dos hachas además de la cera ordinaria o ''librako eskubildua. ''En Bidania (G), en la misma época, la familia del difunto ofrendaba una vela de peseta; los parientes una vela de 0,50; los vecinos una vela y a veces un poco de cera. De estas aportaciones una mujer en el momento del ofertorio ofrendaba una vela. También en Zegama (G), los vecinos y parientes contribuían con cera pero no había cantidad fijada<ref>AEF, III (1923) pp. 75, 106 y 110 respectivamente.</ref>.
 
[[File:7.165 Aia (G) 1986.jpg|center|600px|Aia (G), 1986. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Amezketa (G), el día del funeral se encienden en la sepultura cuatro hachones, dos que pone la familia del difunto y otros tantos la ''serora, ''además de las ''argizaiolak ''colocadas en las sepulturas domésticas. Los velones y la cera son por cuenta de la familia.
En Deba (G), en función de la categoría del funeral, colocaban en la sepultura seis hachas en los de 1.<sup>a</sup>, cuatro en los de 2.<sup>a</sup> y dos en los de 3.<sup>a</sup>. Después de terminados los funerales, las hachas eran devueltas a la cerería donde habían sido alquiladas. Además se ponía también cerilla arrollada, ''pillimuna''<ref>AEF, III (1923) p. 71.</ref>.
En Elosua (G), el día de las exequias, en la sepultura del difunto, los familiares encendían dos ''argizaiolak y ''dos candeleros con sus velas. De las demás sepulturas llevaban cerilla a la del difunto. La colocaban alrededor de la manta negra, en cantidad suficiente como para que durara los días del entierro, novenario y honras.
En Ezkio (G), el día del funeral la familia del difunto encendía la ''argizaiola ''en la sepultura doméstica y era costumbre que las mujeres de otras casas aportasen también la suya a la sepultura del finado.
En Galarreta (A), para los funerales la familia del difunto llevaba a la iglesia doce velas que se colocaban en su sepultura, fijas en un hachero, propiedad de la iglesia, llamado ''atril, ''además portaban tres candeleros con sendas velas y varias ''tablas ''con cera delgada<ref>AEF, III (1923) p. 58.</ref>.
En Otazu (A), en la sepultura colocaban un hachero con ocho hachas encendidas y un cirio o cerilla entre hacha y hacha. Además varios candeleros -unos nueve- con sus velas encendidas y cuatro «tablas» que llevaban la cerilla arroIladaarrollada<ref>AEF, III (1923) p. 65.</ref>.
En Salcedo (A) durante los funerales se colocaba el hachero con una o dos hachas de cera ardiendo y gran cantidad de velas puestas por los familiares del difunto, a las que se unían las que los vecinos del pueblo llevaban, una cada uno, para aquel día<ref>AEF, III (1923) p. 49.</ref>.
== Bizkaia ==
En Bermeo (B), según la rezadora de la Parroquia de Santa María, hasta la primera década de este siglo aproximadamente, se encendían velillas enrolladas en madera, conjunto que recibía el nombre de ''argizaie. ''Posteriormente se introdujo la costumbre de colocar sólo una cerilla enrollada, ''metxie. ''Más tarde se introdujo el uso de poner cuatro candelabros en las sepulturas particulares.  [[File:7.166 Sepultura colectiva. Bermeo (B) 1973.jpg|center|600px|Sepultura colectiva. Bermeo (B), 1973. Fuente: Anton Erkoreka, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Zeanuri (B), antes de 1922, en el hachero de la sepultura, los ricos, ''etzagunek, ''ponían tres candelas y los pobres, ''errentadoreak, ''una. También ardía candelilla, ''sartea. ''Junto a las luces que alumbraban la sepultura doméstica, el día de las exequias, hasta 1950, las casas vecinas ofrendaban cerilla enroscada en una tablilla de madera que recibía el nombre de ''argizei-subile. ''Más tarde la ofrenda vecinal fue sustituida por un candelero de metal con una vela. La ofrenda de luces perduró hasta 1970.
En Iholdi (BN), delante de la primera fila de sillas ocupada por el duelo femenino estaban alineados los rollos de cera, ''ezkuak, ''pertenecientes a la familia, los parientes y los vecinos del difunto<ref>Jean HARITSCHELHAR. “Coutumes funéraires a lholdy (Basse­Navarre)” in ''Bulletin du Musée Basque''. Nº 37 (1967) p. 113.</ref>.
 
[[File:7.167 Jarlekua. Vasconia Continental.jpg|center|450px|Jarlekua. Vasconia Continental. Fuente: AA. VV. Etxea ou la maison basque. Saint Jean de Luz, Lauburu, 1979.]]
En Zunharreta (Z), durante las exequias, el cesto y los cirios que en el cortejo había llevado la primera vecina como ofrendera se colocaban en la nave del templo detrás del féretro. En Urdiñarbe (Z) ardía en la sepultura doméstica el cirio, ''ezkua, ''de la casa mortuoria.
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