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Paisaje agrario de Navarra

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En los valles pirenaicos el hábitat se concentra en pequeñas aldeas (por lo regular de menos de 100 hab.) situadas cerca de los ríos o en altiplanicies, con casas apiñadas, grandes y cuidadas. En el noroeste ha predominado la mediana explotación, que va pasando paulatinamente a la gran explotación (20 ha o más) hacia el este.
3º) ''Cuencas prepirenaicas''. Los campos abiertos (''openfield'') con explotaciones agrícolas de más de 20 ha, y pequeñas aldeas, se extienden por las cuencas de Lumbier-Aoiz y Pamplona, por la parte sur de los valles pirenaicos y la parte norte de la Zona Media, es decir, aproxima - damente aproximadamente por la Navarra bioclimáticamente sub-mediterránea. La cebada y el trigo ocupan cada año casi todo el espacio cultivado.
Tradicionalmente los cereales alternaban, en hojas o manos comunitarias, con las legumi - nosas leguminosas (haba, alholva, veza) y el barbecho, y aproximadamente un 10 % del ''ager ''se reservaba para las viñas. La mecanización de las labores del campo, el empleo masivo irracional de los fertilizantes químicos y la oferta de mano de obra industrial antes de la década 1970, acompañada de un intenso éxodo rural, originó la ruptura del sistema de cultivo que había regido durante siglos y la consiguiente transformación del paisaje rural.
Desaparecieron las hojas colectivas, los rebaños comunales, el cultivo de la vid, que normalmente se daba en los carasoles, y el barbecho, disminuyó mucho la superficie ocupada por las plantas leguminosas y aumentó la de las forrajeras, especialmente en las áreas más lluviosas. Se trata de un paisaje muy humanizado con pequeñas aldeas de menos de 100 habitantes.
4º) ''Paisajes mediterráneos''. Son los intensa - mente intensamente roturados desde antiguo por romanos y árabes en el sur de Navarra, de acuerdo con unos caracteres determinados por su régimen pluviométrico: cuantía anual escasa, anárquica distribución intermensual de las lluvias y, sobre todo, verano seco.
La sequía estival explica la elección y difusión de esta trilogía de cultivos clásicos, trigo, vid y olivo, que fructifican antes del pleno verano o que son capaces de vivir en ambientes áridos (con precipitaciones inferiores a 400 mm), como el de las Bardenas Reales, al sureste de la Comunidad, en cuyo terreno el ganado lanar trashumante de los valles de Roncal y Salazar aprovecha los pastos desde el otoño al verano, se siembran en él cereales de secano (trigo y cebada) y en algunas hectáreas, gracias al Canal de las Bardenas, pueden cultivarse espárrago, almendro y vid de regadío.
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