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Pastores asalariados

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En tiempos pasados, en algunas localidades existió la figura del pastor asalariado asociado a familias importantes poseedoras de grandes rebaños. Así, y referido al territorio de Navarra, se ha constatado la presencia de pastores asalariados en Liberri o Ayanz, en Aoiz, donde trabajaban para dos grandes propietarios marqueses. En Lodosa, Codés y Aragüés, también había asalariados, dado que a comienzos de siglo XIX un par de ganaderos contaba con rebaños de hasta mil ovejas<ref>Severino PALLARUELO. ''Sobre cultura pastoril''. La Rioja, 1991, p. 287.</ref>. En el valle de Elorz hubo familias especialmente dedicadas al pastoreo que contrataban pastores para cuidar del rebaño, si bien, en los años setenta, tendían ya a desaparecer<ref>Los datos referentes a este valle han sido tomados de Javier LARRAYOZ. «Encuesta etnográfica del Valle de Elorz (III)» in CEEN, VIII (1976) pp. 92, 95.</ref>.
[[File:FIGURA3.png228 Pastor con su rebaño en Lodosa (N).jpg|RTENOTITLE_FIGURAcenter|600px|Pastor con su rebaño en Lodosa (N). Fuente: José Ortega, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Améscoa (N) se ha constatado la presencia de asalariados con los rebaños trashumantes que subían a las sierras desde las zonas media y sur de Navarra y que permanecían en Urbasa desde finales de mayo hasta septiembre. Estos rebaños pertenecían a grandes propietarios, mayorazgos de viejos señoríos, y monasterios. Irache poseyó hasta la desamortización de Mendizábal una casa y varios corrales en Zumbelz pero estaban al cuidado de pastores y mayorales asalariados y se albergaban en cabañas de madera y céspedes. Las Cortes del Reino de Navarra dictaron disposiciones que prohibían a los pastores destruir sus cabañas al bajar de la sierra porque, al tener que reconstruirlas al año siguiente, se hacía un gasto excesivo de madera y se perjudicaba el arbolado<ref>Luciano LAPUENTE. «Sierra de Urbasa» in ''Navarra. Temas de Cultura Popular. ''Nº 211. Pamplona, [s.a.], p. 23.</ref>.
En el Valle de Elorz (N) antaño al pastor a sueldo se le pagaba en especie y también con ovejas si bien en los años setenta el pago se hacía ya en metálico. En Allo (N), hasta ese mismo decenio hay constancia de que la mayoría de los pastores eran contratados por el propietario.
[[File:FIGURA3.png229 Pastor con sus ovejas en Lacua (A) c. 1925.jpg|center|RTENOTITLE_FIGURA600px|Pastor con sus ovejas en Lacua (A), c. 1925. Fuente: Archivo Municipal de Vitoria.]]
En Moreda (A) se ha recogido el dato de que el día de San Pedro, el 29 de junio, era la fecha en que concluían los contratos de los pastores con sus amos. Por tanto había que proceder a hacer un ajuste nuevo y contrato durante otro año más. Muchos pastores dejaban de servir a un determinado dueño y rebaño y se iban con otro que les ofrecía mejores condiciones salariales o en especie; incluso se mudaban de localidad si les ofrecían condiciones más ventajosas. En tiempos pasados, el acuerdo del pastor con el dueño del rebaño solía consistir en un determinado sueldo (equis duros al mes) y diversas especies anuales como unas fanegas de caparrones, unas cántaras de vino y unas botas de tachuelas. Si un pastor finalizaba su contrato y era ajustado por otro amo, éste tenía la obligación de acudir a la antigua casa del pastor para recogerle los muebles y demás pertenencias y trasladárselos a su nueva residencia.
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