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Tras las exequias el cortejo, o cuando menos el séquito de duelo, guardando el mismo orden que en el entierro, regresaba de la iglesia a la casa mortuoria. Ante sus puertas tenían lugar ciertos ritos de antiguo cuño como el refrigerio de caridad (Alava) o la plegaria por el difunto delante de un fuego simbólico (Baja Navarra).
En el interior de la casa los familiares y parientes lesionados por la pérdida de uno de sus miembros celebrarán su solidaridad en una comida en la que se rezaba por el difunto así como por todos aquellos que anteriormente «salieron de la casa». Estas preces estarán dirigidas por el sacerdote o el vecino más próximo a la casa y en el banquete tomarán parte aquellos vecinos, ''mezakoak, ''que aportaron la limosna para celebrar una misa en sufragio del difunto.
Durante un periodo que estaba establecido por la costumbre local la familia quedará sometida a ciertas restricciones en su vida de relación social. Durante este tiempo asistirán a los oficios exequiales en la iglesia y sus vestidos llevarán las marcas de luto que corresponden a su grado de parentesco con el muerto.
[[File:7.4_Un_enterrement_a_Ornans_fragment_Peinture_de_Gustave_Courbet_1849_Musee_d_Orsay_Paris.png|frame|''Un enterrement à Ornans'' (fragment). Peinture de Gustave Courbet, 1849. Musèe d 'Orsay. Paris. Fuente: Bornay, Erika: ''El siglo XIX''. Tomo VIII de ''Historia Universal del Arte''. Barcelona, Edit. Planeta, 1986.]]
=== Transiciones contemporáneas ===