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En Apodaca la puerta principal y la de la cuadra son anchas. La puerta principal es de roble, de una hoja, y enmarcada en ella cuenta con otra de menores dimensiones partida en dos mitades horizontales. Hay casas en las que la parte inferior de la misma siempre está cerrada mientras que la de arriba permanece abierta; es en ésta donde se localiza la llave. A un lado se sitúa la gatera, que tiene una trampilla para cerrarla por las noches. La puerta de la cuadra es de una hoja maciza y sin bisagras, con un gozne metido en la piedra de la base y el otro en la madera del marco de encima. Alguna tenía en el centro una ventana con malla y ventanuco; ésta también con gatera. El marco de la puerta principal es en la mayoría de las ocasiones de piedra, arenisca o piedra del pueblo. En algunas casas la piedra encimera del marco es toda de una pieza. Algunas puertas son de arco de medio punto. En otras casas el arco es de madera de roble, tres vigas sobre un apoyo de piedra.
[[File:FIGURA2.png174 Puerta principal de la casa. Apodaka (A) 1975.jpg|center|RTENOTITLE_FIGURA600px|Puerta principal de la casa. Apodaka (A), 1975. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Abezia las puertas principales más antiguas son las formadas por un gran arco de piedra. Los vecinos recuerdan que estos arcos existían en al menos dos casas; hoy en día, sin embargo, tan sólo se conserva uno. Por ello, en la mayoría de los casos, las puertas tanto para el ganado como para las personas tienen un gran marco de piedra de sillería y, con frecuencia, los dinteles están formados por un único bloque. En lo que se refiere a la puerta de acceso a la cuadra, suele situarse en un lateral, es de madera y de una sola pieza. Las puertas principales por el contrario son grandes y construidas con tablas de roble de buenas dimensiones que se sujetan con otras colocadas transversalmente y clavadas. Tienen dos hojas, una superior y otra inferior. Además cuentan con un sobremarco, también de roble, que se abría en caso de necesidad, por ejemplo a la hora de sacar los bueyes ya uncidos. En su parte inferior suelen tener una pequeña gatera que se cierra con una trampilla cuando se considera oportuno. En otros casos cuentan con un ventanuco en la hoja superior que puede abrirse y permite ver el exterior cuando la puerta está cerrada.
La descripción anterior del sistema que permite el giro de la puerta para abrirla y cerrarla puede considerarse general en las poblaciones encuestadas, al menos para lo que hace referencia a las puertas de mayores dimensiones.
En Bernedo los huecos de las puertas son rectangulares aunque también hay algunos en forma de arco. El cabezal del hueco es de piedra de una o varias piezas en las viviendas y de una pieza de madera en las bordas y corrales. La dimensión de las puertas de entrada a la vivienda oscilaba entre 2,20 m de altura por 2 m de anchura. Las puertas exteriores son de armazón ensamblado y tabla ancha machi- hem brada machihembrada superpuesta y sujeta con clavos de amplia cabeza. Se construyen a base de grandes tablas verticales enlazadas entre sí por gruesos listones situados en su parte interior, que se fijan con clavos forjados de cabeza gruesa. Los clavos y su colocación dependían del gusto del usuario. Las puertas son de postigo, es decir, una pequeña abierta en una mayor. La madera empleada es la de roble, aunque también se ha recurrido al pino y al haya. El marco es más ancho que largo, unos veinte centímetros, lo que permitía la entrada y salida del ganado ''juncido''. Las bisagras consistían en dos placas de hierro unidas por cilindros huecos que facilitaban el giro e iban colocadas en el interior de las puertas. También se recurría a otro tipo de bisagra más alargada y dividida en dos partes por un pomo, de tal modo que la más corta se clavaba en el marco y la más larga en la puerta. Normalmente aparecen partidas por la mitad, horizontalmente, en dos hojas. La de abajo suele permanecer cerrada y en su parte inferior cuenta con una gatera. La hoja de arriba se abre o cierra dependiendo de las condiciones climáticas. Por lo tanto la puerta de la calle estaba formada por tres piezas, una grande que cerraba el hueco de acceso a la casa y las otras dos, más pequeñas, cerraban la puerta que dejaba la pieza grande. Con dos ''cestones ''de madera la puerta exterior quedaba incrustada en el suelo y en el techo, y el giro lo hacía sobre el eje de madera.
En Apellániz, Bajauri, Obécuri y Urturi la puerta se cierra con un gran portón en el que se abre a su vez una puerta más pequeña compuesta de dos mitades: una inferior que aparece cerrada normalmente y otra superior cerrada sólo durante la noche. De ésta cuelga una aldaba que suele ser de diversas formas y dibujos. Todo este portón está adornado con clavos y refuerzos de hierro. El marco, de anchas tablas de roble, permite también ser abierto.
En Añana las puertas de entrada más antiguas eran de una hoja simple con tarabilla, de madera y sin adornos. También se encuentran otras de una sola hoja muy grande y con un ventanillo. Muchas tienen gateras y adornos de hierro. Otro tipo son las de entrada con dos hojas, una de ellas partida por la mitad. Lo normal es que las puertas estén construidas en madera de roble. Las llaves para abrirlas, de hierro, suelen ser de gran tamaño.
[[File:FIGURA2.png175 Puerta de entrada con ventanillo y gatera. Añana (A) 1999.jpg|center|RTENOTITLE_FIGURA450px|Puerta de entrada con ventanillo y gatera. Añana (A), 1999. Fuente: Blanca Rescalvo, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Valdegovía son rectangulares y con dimensiones variadas. Habitualmente la casa suele contar con una en la fachada de la misma y en ocasiones, otra más apartada. El marco que la delimita presenta en muchas ocasiones sillares y la puerta es de madera construida con grandes tablones verticales enlazados entre sí por gruesos listones cosidos con clavos de forja. El material por excelencia es el roble. Habitualmente son de una hoja, dos o una partida. En la parte superior tienen una ventanilla o ''ventano'', protegido por barras de hierro. Presenta a menudo una ornamentación a base de clavos, aldabas, etc.
En una amplia zona de Bizkaia los caseríos presentan la puerta principal no a ras de la fachada sino retranqueada, de tal modo que ante la misma se abre una zona cubierta denominada ''etarte''. En ella se realizan muchas labores a resguardo de la lluvia pero con suficiente luz. En la zona más occidental de este territorio esta función la desempeñan los balcones corridos, cuando existen, aunque obviamente, debido a su menor profundidad, de un modo menos efectivo.
[[File:2.176 Puertas retranqueadas en el portal. Ajuria (B) 2011.jpg|center|600px|Puertas retranqueadas en el portal. Ajuria (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Andraka el portalón o entrada está franqueada por una gran viga de madera, buscando su apoyo en dos capiteles de madera, situados en los extremos de las paredes maestras que conforman los laterales del portalón. Otro tipo de adintelamiento de la viga del portalón viene dado por un apoyo vertical, situado en medio de la viga, que tiene un capitel compuesto por dos pequeñas plataformas y fuste de madera que transmite el empuje a una base de piedra de forma troncocónica. Estos portales están enlosados, aunque hoy día algunos se han cubierto con una placa de cemento. Se dan dos tipos de puertas de entrada: unas que tienen dos cuerpos de tal manera que la parte superior suele permanecer abierta durante el día, y otras de uno solo, que en la actualidad son más comunes. La de la cuadra, ''albate'', que se abre normalmente en el costado oriental o nororiental de la casa, es de dos hojas. En Busturia las puertas de la cuadra, de un gran tamaño, también se denominan ''albatak''.
En Bedarona la puerta de entrada, ''etarteko atie'', es de madera maciza, de una hoja y sujeta a la jamba con hierros. Cuenta además con una aldaba labrada. Hay caseríos que la tienen de dos hojas, una entera y otra con dos partes que se abren independientemente. En otros es de doble hoja. En esta población vizcaína la cuadra tiene dos puertas, la que comunica con el ''askaurre'', llamada ''kortako atie'', de una pieza, y la lateral, denominada ''albatie'', para sacar el ganado y el carro, de dos piezas, que se abren hacia adentro tirando de los tacos de madera que hacen de asa. Algunos caseríos la tienen doble y debido al desnivel del terreno los hay con la denominada ''albate ''en la trasera. En el portal, ''etartea'', la puerta no está a ras del suelo sino que hay un peldaño de piedra, ''harrizko mailie'', y tras él la puerta de entrada a la casa.
En Bermeo tanto las portaladas de los caseríos como las puertas son rectangulares. Algunas puertas antiguas de caseríos aparecen partidas, de forma que se puede abrir su mitad superior independientemente de la inferior. En la superior tienen a menudo una pequeña ventana central que se cierra con un pestillo, ''kisketa'', y que hace las veces de mirilla. En la inferior cuenta a veces con un orificio redondeado para que puedan pasar los gatos. En los edificios más antiguos del pueblo las puertas de la portalada son muy gruesas y de una sola hoja. Tenían aldabas bien trabajadas que desde los años sesenta han ido desapareciendo al generalizarse los timbres y posteriormente los porteros automáticos. La mayoría han acabado en manos de anticuarios.
En Amorebieta-Etxano las puertas son rectangulares. Tenían un espigón o gozne, ''txori jje'', tanto en la parte de abajo como en la de arriba. El de abajo era de hierro y el de arriba de madera. La hoja de la puerta tenía dos mitades, una superior y otra inferior. Esta división servía para que no entraran los animales y sí la luz por la mitad superior. La de la cuadra era grande y de doble hoja, a derecha e izquierda. En Abadiño los caseríos tenían normalmente dos puertas al exterior, una para acceder a la vivienda y otra, más grande, para entrar a la cuadra. La de la vivienda era en ocasiones de dos hojas, quedando una por encima de la otra de tal modo que era suficiente con abrir la superior para hablar con quien estaba afuera. A veces también tenía una ventanilla con tapa para identificar a la visita sin necesidad de abrir.
En Orozko las puertas de entrada son amplias para facilitar el paso a la cuadra de los animales y del carro. Son de dos hojas o también partidas horizontalmente en dos lo que posibilita mantener cerrada la parte inferior y abierta la superior.
En Zeanuri las puertas que daban entrada a la cuadra eran de dos hojas y se apoyaban sobre una piedra llamada ''opile ''por medio de un quicio, ''txorie''. A la vivienda, situada en la primera planta, se accede por una escalera exterior construida contra el muro de la fachada. En su primer tramo, en dirección a la pared, tiene grandes peldaños de piedra y termina en un rellano de losas. A partir de aquí es de peldaños de tabla y sube paralela a la fachada hasta un balcón de madera que recorre toda la anchura de la fachada. La puerta de la vivienda da a este balcón.
En Elosua el tamaño de las puertas de entrada a la casa varía según el uso a que se destinen; aquéllas por las que tiene que pasar el carro, ''burdixa'', y el ganado, son de mayores dimensiones que las de la personas. No hay puertas partidas.
[[File:2.178 Puerta de entrada del caserio Narbaitzagainekoa. Elosua (G) 2011.JPG|center|450px|Puerta de entrada del caserío Narbaitzagainekoa. Elosua (G), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Oñati la puerta de entrada es de dos hojas o sólo de una. La de dos hojas tiene una de ellas partida por la mitad horizontalmente. La de una presenta ventanilla pequeña y en la parte inferior un agujero para los gatos.
En Orexa las puertas son de dos hojas, casi todas de más de 2,25 m de alto y 2 de ancho.
En Berastegi las más grandes han sido la de la ''ganbara'', por la que entraba el carro, ''gurdi'', con los bueyes, y la de la cuadra, ''ikullu'', ambas de madera. La de acceso a la cocina en algunos casos tenía “batipuerta”; estaba construida [[Image:Picture 68708.png|top]] Fig. 178. Puerta de entrada del caserío Narbaitzagainekoa. Elosua (G), 2011. de dos partes, inferior y superior, de tal modo que cuando el tiempo era bueno o se requería airear la cocina, se abría sólo la superior.
En Ezkio-Itsaso la puerta principal o de entrada en unas casas era una pieza que llenaba todo el hueco, dentro de la cual había otra menor o postigo dividida en dos partes: superior e inferior. Sólo se utilizaba el postigo para las personas; para el ganado y los carros se abría toda la puerta. Cuando se realizó esta encuesta a finales del segundo decenio del siglo XX, ya se estaba generalizando el uso de puertas de dos hojas, una de las cuales se dividía en dos: ''ategañekua'', puerta superior, y ''ateazpikua'', puerta inferior. Las puertas del ''mandio ''por las que el piso superior se comunicaba con el exterior y la de la bodega, ''bodegia'', cuando las había, eran ordinariamente de una pieza.
La casa navarra tiene por lo general una única puerta con dos hojas. Casi todas tienen el dintel y las jambas formadas por sillares. La forma del primero varía entre el arco de medio punto y la recta, pasando por el arco apuntado y el rebajado. Se encuentran con frecuencia dinteles en forma de arco de medio punto en los valles de Salazar y Roncal, Ollo, Goñi, Huici y Lekunberri. Con arco rebajado hay bastantes puertas en Burguete, Aezkoa, Salazar y Roncal. El arco apuntado es muy raro y se hallan ejemplares esparcidos que generalmente corresponden a casas antiguas. Pero lo corriente es el dintel recto. Cuando la vivienda tiene más pretensiones suele aparecer el arco de medio punto. El hecho se explica sencillamente por la ley del menor esfuerzo: La puerta más económica y más fácil de construir es la que lleva el dintel plano, como se puede comprobar en las casas pobres.
En el valle de Unciti abundan las puertas cuyos dinteles rectos están sostenidos por dos salmeres salientes, uno a cada lado. Pero también en otros puntos de Navarra se encuentra idéntica disposición. Estos salmeres parecen tener su explicación en la necesidad de cubrir un mayor hueco con el sillar que sirve de dintel. Tampoco faltan las puertas cuyo dintel está constituido por un madero que por lo común, para que tenga más resistencia, se halla ligeramente arqueado (valle de Unciti, Garaioa y Lezaun). Algunas puertas, particularmente en la parte montañosa, llevan adosado un pórtico que está formado por el suelo del balcón colocado encima de la puerta y por dos columnas que lo soportan<ref name="ftn1">Leoncio URABAYEN, . ''La casa navarra''. Madrid, op. cit.1929, pp. 118, 120.</ref>.
En este territorio ha sido frecuente un tipo de puerta dividida en dos hojas de modo que una de ellas aparece a su vez partida horizontalmente lo que permite abrir la parte superior de esta última quedando cerradas las tres cuartas partes restantes.
En Artajona, en la zona más antigua del pueblo, existen bastantes casas con las fachadas de piedra de sillería y grandes portadas. Normalmente las más señoriales son de arco apuntado, construidas hasta la primera mitad del siglo XVI. Posteriormente, sobre todo en los siglos XVII y XVIII, las grandes portadas se cubrieron con un gran dintel de piedra. Las medidas no son uniformes, generalmente oscilan entre los 2 y los 2,50 m de anchura por 2,20 a 3,50 m de altura. En algunos casos de derribo de casas, para no estropear el gran dintel de piedra al desmontarlo, se cubría el suelo con haces de sarmientos, haciendo caer la gran pieza de piedra sobre ellos. Las casas más humildes suelen tener puertas adinteladas de menores proporciones.
Otro tipo menos frecuente que el anterior es el de una gran hoja que gira sobre una única ''quicialera ''lateral, teniendo en el centro una puerta practicable, partida horizontalmente en dos. En vanos más pequeños se da otro modelo de puerta que gira sobre una única ''quicialera'', pero en cuya mitad superior se abre un montante parcial, permitiendo la entrada de la luz. Las puertas tradicionales presentan siempre una parte superior que puede abrirse, manteniendo cerrado habitualmente el resto. Cuando hay alguien en casa, el montante permanece abierto.
En Artajona un detalle importante que no falta en ninguna de las puertas antiguas que dan a la calle e incluso en muchas habitaciones interiores, es la ''gatera''. Algunas veces se protege con una pieza también circular, colgada en el interior y que gira sobre un clavo.
[[File:2.179 Puerta de entrada y detalle de la quicialera. Artajona (N).jpg|center|600px|Puerta de entrada y detalle de la quicialera. Artajona (N). Fuente: José M.ª Jimeno Jurío, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Allo las mejores casas ostentan un gran arco de medio punto en la puerta de entrada, pero la mayoría de las anteriores al siglo XX presentan puertas rectangulares con cabezales de piedra, algunos de los cuales son de buen tamaño. Salvo uno de los edificios, el resto de las casas edificadas con piedra de sillería tienen su puerta arqueada, y en aquélla el dintel es rectangular y está formado por dovelas de trazo también rectilíneo. Otra casa de la Calle Mayor presenta una portada de piedra con gruesos baquetones en forma de “orejetas” que tienen prolongación en el balcón principal; todo ello del siglo XVIII. El armazón de la puerta de entrada a las casas ha sido tradicionalmente de madera, corriendo parejas su forma y calidad con la categoría social de la vivienda. Con frecuencia se ha utilizado el pino, el chopo y a veces el roble. Puede ser de una o de dos hojas y a menudo tanto un tipo como el otro tiene partida en sentido horizontal una de las hojas en dos mitades, permitiendo utilizar la superior a modo de ventanillo. Suele llevar un picaporte o aldaba de hierro para llamar desde fuera. A veces dispone también de gatera. En la decoración de las puertas unas veces se emplearon los cuarterones mientras que otras eran lisas, de tablas verticales, y con adornos de clavos de hierro con formas circulares o romboidales.
En Aoiz las puertas de las casas antiguas tienen diferentes formas según su cronología. La mayoría de ellas son de época tardomedieval y del siglo XVI. Existen puertas de arco de medio punto, la mayoría de ellas formadas por sillares de piedra. Se puede observar alguno de ladrillo, aunque posiblemente el inicial fue de piedra. Estas puertas se colocaban en la parte central de la fachada, aunque existe algún caso en que estaba descentrada. En número bastante similar a las anteriores se encuentran puertas de arco apuntado. Su situación en la fachada es como las de medio punto y están formadas por sillares de gran calidad y dimensiones. Las puertas adinteladas son menos numerosas.
Las puertas están formadas por una sola hoja de madera que tiene la misma forma que el arco y en la que se inscribe la puerta cuadrada, que es la que se abre. Existen también las que tienen dos hojas una de las cuales se divide en dos partes, de tal manera que la superior, el ventanillo, se puede abrir sin hacerlo la inferior. Para mantenerlo abierto se sujeta con una cadena a la pared interior. En tiempos recientes las puertas nuevas que se ponen en las casas antiguas sólo tienen dos hojas.
En Obanos las puertas pueden ser casi cuadradas, rectangulares o arqueadas. Algunas casas, además de la entrada principal, tienen grandes puertas correderas en garajes o en dependencias para carros o maquinaria. La principal puede ser de una hoja o de dos; en ambos casos una de ellas suele estar dividida en dos a modo de ventanillo. Algunas puertas antiguas conservan un ventanuco pequeño que permite ver sin abrir demasiado. Suelen ser de roble, adornadas con clavos. Son bastantes las casas con una única puerta para personas y animales, pero predominan las que tienen más de una. A veces la de la cuadra no está en la fachada principal. Es también frecuente que estén dotadas de gatera.
En Améscoa las casas tienen puertas grandes y un buen número de ellas arqueadas. Otras tienen la puerta adintelada con jambajes y ''cabezal ''o dintel recto de piedra labrada. Las hojas de las puertas son todas de roble y están formadas por gruesas tablas, fuertemente clavadas en macizos largueros con clavos de hierro de cabeza ancha, redonda o en forma de rombos, formando un conjunto sólido y elegante. Las hojas son dobles y ambas giran en lados opuestos sobre dos espigas, una de madera en la parte superior que penetra holgadamente en un agujero del cabezal. La otra es el quicio de hierro que incrustado en el extremo inferior se apoya y gira sobre una losa del suelo. La hoja de la izquierda es de una sola pieza y se asegura con la tranca. La de la derecha lleva un postigo que hace de ventanillo para dar luz a la entrada. Para cerrar se fija la parte inferior de la otra hoja con una ''andavilla''<ref>Según Iribarren ''andavilla ''es la pieza pequeña o taco de madera que, sujeta por medio de un tornillo a una hoja de puerta o ventana, sirve para cerrar, haciéndola girar sobre su eje. Cfr. José María IRIBARREN. ''Vocabulario navarro''. Pamplona: 1984.</ref> </sup>de madera y el postigo se sujeta en la hoja contraria con la lengüeta de una cerraja de hierro.
En Mélida las puertas principales de entrada a la casa eran de madera y de doble hoja, de aproximadamente 1,5 m de anchura y entre 1,80 y 2 m de altura. Una de ellas era completa de arriba abajo y la otra se partía por la mitad. Esta última tenía un ventanillo para comprobar quién era el visitante que llegaba a la vivienda. En ocasiones, las menos, algunas puertas solían llevar una ventanica pequeña con rejilla que cumplía la misma función que el ventanillo. Las puertas no se encontraban a ras de la calle, sino que se elevaban unos centímetros sobre ésta. Muchas tenían gateras.
En esta misma población navarra las puertas del corral, llamadas ''portaladas'', eran de madera y también de dos hojas. Al exterior llevaban unos adornos metálicos de hierro, dispuestos en hileras. Las dimensiones aproximadas de la portalada eran 3,5 m de altura y 3 ó 4 m de anchura. Tenía en los dos extremos inferiores unos topes de piedra inclinados cuya finalidad era evitar que el carro rozase con la puerta. El umbral de la misma solía estar ligeramente elevado, si bien contaba con dos rebajes que posibilitasen la entrada de los carros. En una de las hojas, generalmente la de la izquierda, había una puerta pequeña para que pudieran entrar las personas, con cerradura de llave. Se podían sujetar a las paredes mediante una cadena que evitaba su cierre brusco por la acción del viento.
En Sangüesa las casas de cierta importancia han conservado una puerta de dos componentes y una única hoja: la grande que se abría en el pasado para la entrada del carro y el ganado y dentro de ésta otra más pequeña, la llamada de postigo, para el paso de las personas y provista de cerradura. La mayor fun- ciona funciona mediante un único quicio, una horquilla que se introduce en el tejo, mientras que la pequeña tiene bisagras. Otras puertas se componen de una sola hoja, de dos y a veces hasta de tres, al poderse abrir una de ellas por la mitad. Era normal que todas tuvieran gatera.
En Eugi las casas normalmente contaban con una única puerta de entrada por la que accedían el ganado y los moradores. Eran de medio punto y se hallaban enmarcadas con piedras de diferente color que sobresalían un poco. Posteriormente se abrió otra puerta exterior que comunicaba con las escaleras por las que se subía a la planta dedicada a vivienda sin necesidad de pasar por la cuadra. Las puertas de entrada eran muy anchas, de madera y con dos hojas. Una de las mismas contaba con un ventanillo que ocupaba toda la parte superior y se abría para ventilar la cuadra.
En Monreal todas las casas contaban con una puerta principal por la que entraban animales y personas. Las más antiguas eran de arco de medio punto enmarcado por dovelas de piedra de diferente color, tal como corresponde a la arquitectura civil de la zona. Otras eran adinteladas y también enmarcadas con piedras de diferente color. Estas puertas estaban formadas por una hoja de madera y un ventanillo en la parte superior izquierda que podía abrirse para ventilar. Todas ellas se hallaban decoradas con clavos romboidales dispuestos paralela o perpendicularmente a lolargo de toda la hoja. A partir de los años cincuenta las puertas pasaron a contar con dos hojas ya que ajustaban mejor.
En Barañain las casas normalmente sólo tienen una puerta principal. Consta de dos hojas de tal forma que se pueda abrir sólo la parte superior para iluminar y ventilar la bajera. Existe otro tipo parecido a éste que es de una única hoja con otra puerta más pequeña en la parte alta que se puede abrir con los mismos fines. Casi todas las puertas tienen jambas y dinteles formados por sillares. El dintel es recto en todas ellas excepto contados casos que tienen forma de arco de medio punto.
En Isaba, Urzainki y Uztárroz (Valle de Roncal) el portal de la casa, ''ezkaratze'', ''bede ''o ''beri'', mostraba una amplia puerta muy ancha, ''borta'', que además de las personas permitía el paso de los machos a la cuadra, otra denominada ''soto ''para los machos y el ganado vacuno, y una tercera, ''gorte'', para el resto de animales. El recerco solía ser de piedra, ''bortarri'', de medio punto y la puerta de madera dura y resistente, como el roble, estando partida en dos horizontalmente.
En Aurizberri las casas tenían generalmente dos puertas por las que se comunicaban con el exterior: la principal o de la calle, ''karrikako ataria'', y la de la cuadra, ''estrabiliako ataria''. Eran puertas de arco muy rebajado, unas de piedra y otras de madera.
En Sara (L) el marco de la puerta es casi siempre rectangular siendo rara la forma en arco. La hoja de la puerta era de tabla gruesa que descansaba mediante un espigón apoyado en un quicio de hierro empotrado en el suelo junto a la jamba y en la parte superior en un gozne sujeto a la misma jamba.
[[File:2.183 Puerta de acceso y vanos de una casa de Baigorri (BN).jpg|center|450px|Puerta de acceso y vanos de una casa de Baigorri (BN). Fuente: La Cerda, Alexandre de. Pays Basque (entre Nive et Nivelle). Toulouse: Éditions Privat, 1996, p. 52. (Fotografía de Etienne Follet).]]
En Heleta (BN) las puertas, ''bortak'', son de madera. La de entrada o principal comprende en muchas casas tres piezas: ''bortaundia'', la puerta grande, ''azpiko borta'', puerta inferior, y ''ganeko borta'', puerta superior. Van unidas a las jambas mediante bisagras, ''partaderak''.
En Ortzaize (BN) en las casas de ''Ahize mendi'', las puertas de las cocinas solían ser de 2,50 m de alto y 1,80 ó 2,00 m de ancho. La parte superior de las puertas, ''uztarria'', era de madera. Estaban compuestas de tres partes: la puerta grande, la de abajo y la de encima, que giraba por el quicio, ''gontz era opoetan biratuz''.
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