Puerta principal. Ateak, albateak

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El acceso a la casa se puede realizar por una puerta o por dos. Cuando la entrada es doble, una, la puerta principal, es la utilizada por las personas y la otra por los animales. En el caso de que el acceso sea único, dicha puerta es compartida por los dueños y por su ganado. La que comunica con la cuadra ha solido ser de buenas dimensiones a fin de permitir el paso de la pareja de bueyes uncida al carro. El material utilizado en su construcción fue, en tiempos pasados, siempre la madera. Otra característica general es el contar con un orificio, a menudo circular, denominado normalmente gatera, que servía precisamente para el paso de los gatos además del de las gallinas y para dejar en algunos casos la llave cuando los moradores abandonaban temporalmente la casa. Las puertas por lo común abren hacia dentro y los muros que delimitan el hueco muestran un chaflán de modo que por su parte interior es más amplio.

Si son de grandes dimensiones generalmente están construidas por tablas de roble dispuestas verticalmente que si presentan algún tipo de moldura queda orientada al exterior, fijadas a unos maderos gruesos del mismo material colocados horizontalmente por la parte interior mediante clavos de forja con cabezas grandes y a veces adornadas.

En cuanto a la forma veremos en las descripciones siguientes que varía en función de las localidades y del transcurso del tiempo. En líneas generales se puede afirmar que las casas antiguas presentan dinteles en forma de arco mientras que los rectos son posteriores.

Además de la función de acceso y su contraria de cierre de la casa, la puerta principal ha tenido otros valores y no sólo de naturaleza artística o arquitectónica sino de presentación de la casa, además de simbólico. Ciertos rituales se realizaban en la misma y sobre ella se han colgado y se cuelgan elementos de protección de la casa y de sus moradores.

Aunque la puerta se halle abierta representa una frontera. El que llega a ella y no pertenece al ámbito de la familia pide permiso para franquearla, bien de voz, golpeando con los nudillos o la aldaba o tocando el timbre. En el Valle de Carranza (B) al clásico: “¿Se puede?”, se contestaba con un “Hasta la cocina”, que suele ser el lugar más alejado de la puerta, el más interno e importante de la casa. En esta misma población vizcaína “recibir a alguien en la puerta”, sin dejarle pasar al interior de la casa denota falta de confianza y a veces conlleva un tinte despectivo. Cuando los moradores se van de la casa a trabajar o a cualquier otra actividad se dice que “dejan sola la casa”, en una especie de personificación de la misma.

Álava

Como se verá en las siguientes descripciones ha sido habitual un tipo de puerta de postigo, es decir, compuesta por una puerta de menores dimensiones inserta en un marco de madera que suele permanecer fijo pero que también se puede abrir como si todo ello fuese a su vez una única puerta, sobre todo cuando antaño debían cruzar el umbral las parejas de bueyes uncidas. La menor suele estar dividida horizontalmente de modo que la hoja inferior permanece cerrada para impedir el tránsito de animales mientras que la superior se tiene abierta durante el día para que penetre la luz.

En Apodaca la puerta principal y la de la cuadra son anchas. La puerta principal es de roble, de una hoja, y enmarcada en ella cuenta con otra de menores dimensiones partida en dos mitades horizontales. Hay casas en las que la parte inferior de la misma siempre está cerrada mientras que la de arriba permanece abierta; es en ésta donde se localiza la llave. A un lado se sitúa la gatera, que tiene una trampilla para cerrarla por las noches. La puerta de la cuadra es de una hoja maciza y sin bisagras, con un gozne metido en la piedra de la base y el otro en la madera del marco de encima. Alguna tenía en el centro una ventana con malla y ventanuco; ésta también con gatera. El marco de la puerta principal es en la mayoría de las ocasiones de piedra, arenisca o piedra del pueblo. En algunas casas la piedra encimera del marco es toda de una pieza. Algunas puertas son de arco de medio punto. En otras casas el arco es de madera de roble, tres vigas sobre un apoyo de piedra.

Puerta principal de la casa. Apodaka (A), 1975. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Abezia las puertas principales más antiguas son las formadas por un gran arco de piedra. Los vecinos recuerdan que estos arcos existían en al menos dos casas; hoy en día, sin embargo, tan sólo se conserva uno. Por ello, en la mayoría de los casos, las puertas tanto para el ganado como para las personas tienen un gran marco de piedra de sillería y, con frecuencia, los dinteles están formados por un único bloque. En lo que se refiere a la puerta de acceso a la cuadra, suele situarse en un lateral, es de madera y de una sola pieza. Las puertas principales por el contrario son grandes y construidas con tablas de roble de buenas dimensiones que se sujetan con otras colocadas transversalmente y clavadas. Tienen dos hojas, una superior y otra inferior. Además cuentan con un sobremarco, también de roble, que se abría en caso de necesidad, por ejemplo a la hora de sacar los bueyes ya uncidos. En su parte inferior suelen tener una pequeña gatera que se cierra con una trampilla cuando se considera oportuno. En otros casos cuentan con un ventanuco en la hoja superior que puede abrirse y permite ver el exterior cuando la puerta está cerrada.

En el Valle de Zuia la puerta más frecuente es la de acceso adintelado. Este tipo es posterior al de arco, no obstante se encuentran accesos adintelados de bastante antigüedad. Los elementos que los definen son las jambas y el dintel, y los materiales más empleados la piedra y la madera. Combinando estos elementos se obtienen diferentes tipos. De todos ellos los más comunes son: jambas y dintel de piedra, ambos de madera, o bien jambas de piedra y dintel de madera. Los dinteles de piedra varían en tamaño y labra, así como en el número de piezas que los componen. Lo normal es que el tamaño sea considerable y que estén trabajados en una sola pieza. La labra de los mismos suele ser bastante buena en el paramento externo. En el barrio de Murgia varias casas los tienen de piedra de una sola pieza y los sillares de los recercos de grandes dimensiones. Los de madera son todos de una sola pieza y su tamaño es mucho más pequeño que los de piedra. Las jambas de madera también suelen ser de una pieza. Se apoyan en una base de piedra con el fin de evitar la humedad y que la madera se quiebre. Las puertas de las casas son en su inmensa mayoría de roble, que en otros tiempos era muy abundante. Consisten en un armazón de madera, hierro y otros materiales, que encaja sobre el quicio fijo y a la vez giratorio. Se construyen a base de grandes tablas verticales enlazadas entre sí a través de gruesos listones en su parte interior, cosidos mediante clavos forjados de considerables cabezas. Con el paso de los años y las inclemencias meteorológicas, así como la mala conservación que se les ha proporcionado, se han ido produciendo resquebrajamientos en las mismas con la apertura de grandes grietas, de tal modo que las gentes de los caseríos han ido sustituyéndolas por otras más prácticas pero menos armoniosas. Generalmente las más antiguas son de una hoja partida en dos, con ambas partes claveteadas y de distinto tamaño, siendo la superior algo más pequeña. El marco es muy ancho, pudiendo tener incluso 20 cm o más, estando claveteado también, y unas veces es fijo y otras móvil. En este último caso, el acceso ganaba en anchura. Esto no ocurría en el barrio de Murgia, pues las cuadras tienen allí el acceso por la cabaña con amplias puertas de una o dos hojas verticales. El claveteado de las puertas es de clavos forjados de cabeza ancha y colocados de muy diversas maneras: en hilera, al tresbolillo, etc. La unión de la puerta al marco se realiza mediante bisagras de hierro forjado con forma alargada divididas en dos tramos por un pomo. La parte más corta es la que se clava en el marco y suele ser toda ella del mismo espesor, mientras que en la parte más larga, fijada a la puerta, el espesor va disminuyendo a medida que se aleja del pomo, acabando en punta de flecha. El marco de la puerta comprende no sólo largueros y cabezal, sino también peanas, originando muchas veces un escalón y en otras un obstáculo que hay que salvar.

En Agurain las dimensiones de las puertas varían dependiendo de si por ellas se realiza la salida del ganado, sobre todo uncido; en el casco urbano de si en el zaguán se encuentra una tienda o taller artesano, una barbería, etc; o si se trata de un palacio ya que es en éstos donde alcanzan las mayores dimensiones, tanto en anchura como en altura. Las puertas ensambladas se colocan en la fachada, para la entrada al portal o zaguán. Se hacen de madera de roble, pino tea o de madera de Guinea. Se prefiere la madera limpia de nudos, es decir, la de mejor calidad. El modelo más valorado era el de molduras artísticas, con un vistoso dibujo, paneles, unas veces plafonados y otras además moldurados y tallados. Las formas resultantes son de muy diversos modelos, como también las medidas y el grosor, que oscilaba entre 45 y 50 mm. Se hacían ciegas y con una rejilla para ver el exterior, la mayoría con cristal de diversas proporciones y con reja artística. Unas veces la puerta es de una hoja y otras de dos.

Se describe a continuación la puerta de entrada de una casa de labranza:

Los marcos son de roble y están afianzados sobre tranqueros de piedra, elevados unos 15 cm del suelo, procedimiento que se empleaba para evitar la putrefacción de la madera en contacto con el suelo. En el asiento de los postes de madera que sostienen la estructura se emplea una pieza de piedra llamada poyal, bien afianzada sobre su cimiento. Las puertas son de madera de roble del país, tanto su armazón como su ensamblaje. El armazón de la puerta se cubre con tabla de 25 mm de grueso y ancha, que se fija con clavos de cabeza grande redonda o cuadrada, en este caso sobre chapas a juego con ribetes y calados artísticos y que con la abrazadera del quicio, terminada a juego, y la aldaba, imprimen distinción al remate de la obra. El quicio de la parte de abajo se refuerza con un anillo ajustado que le rodea y después se le introduce el punto de hierro sobre el que gira en el zarrapo, que es la pieza de unos 7 cm en cuadro y de 2 cm de grueso con un pequeño entrante donde se encaja el punto y que se asienta en la piedra del umbral haciéndole previamente el encaje adecuado. Arriba, en el cargadero del dintel, se abre un agujero redondo del diamétro del grueso del quicio, que suele ser de 7 cm y del que sobresale la espiga redonda, que introducida en el orificio sirve para girar la puerta y a la vez que se mantenga en su lugar. Este sólido sistema de giro es antiquísimo. La puerta de entrada a esta casa está partida por la mitad en dos hojas. La de abajo suele permanecer cerrada y cuenta con un agujero redondo para que puedan pasar los gatos. Cuando hay alguien en casa no se cierra la media puerta de arriba. La puerta de la cuadra es de dos hojas y una de ellas también partida por la mitad, que se abre o se cierra dependiendo de la temperatura exterior.

La descripción anterior del sistema que permite el giro de la puerta para abrirla y cerrarla puede considerarse general en las poblaciones encuestadas, al menos para lo que hace referencia a las puertas de mayores dimensiones.

En Bernedo los huecos de las puertas son rectangulares aunque también hay algunos en forma de arco. El cabezal del hueco es de piedra de una o varias piezas en las viviendas y de una pieza de madera en las bordas y corrales. La dimensión de las puertas de entrada a la vivienda oscilaba entre 2,20 m de altura por 2 m de anchura. Las puertas exteriores son de armazón ensamblado y tabla ancha machihembrada superpuesta y sujeta con clavos de amplia cabeza. Se construyen a base de grandes tablas verticales enlazadas entre sí por gruesos listones situados en su parte interior, que se fijan con clavos forjados de cabeza gruesa. Los clavos y su colocación dependían del gusto del usuario. Las puertas son de postigo, es decir, una pequeña abierta en una mayor. La madera empleada es la de roble, aunque también se ha recurrido al pino y al haya. El marco es más ancho que largo, unos veinte centímetros, lo que permitía la entrada y salida del ganado juncido. Las bisagras consistían en dos placas de hierro unidas por cilindros huecos que facilitaban el giro e iban colocadas en el interior de las puertas. También se recurría a otro tipo de bisagra más alargada y dividida en dos partes por un pomo, de tal modo que la más corta se clavaba en el marco y la más larga en la puerta. Normalmente aparecen partidas por la mitad, horizontalmente, en dos hojas. La de abajo suele permanecer cerrada y en su parte inferior cuenta con una gatera. La hoja de arriba se abre o cierra dependiendo de las condiciones climáticas. Por lo tanto la puerta de la calle estaba formada por tres piezas, una grande que cerraba el hueco de acceso a la casa y las otras dos, más pequeñas, cerraban la puerta que dejaba la pieza grande. Con dos cestones de madera la puerta exterior quedaba incrustada en el suelo y en el techo, y el giro lo hacía sobre el eje de madera.

En Apellániz, Bajauri, Obécuri y Urturi la puerta se cierra con un gran portón en el que se abre a su vez una puerta más pequeña compuesta de dos mitades: una inferior que aparece cerrada normalmente y otra superior cerrada sólo durante la noche. De ésta cuelga una aldaba que suele ser de diversas formas y dibujos. Todo este portón está adornado con clavos y refuerzos de hierro. El marco, de anchas tablas de roble, permite también ser abierto.

En Añana las puertas de entrada más antiguas eran de una hoja simple con tarabilla, de madera y sin adornos. También se encuentran otras de una sola hoja muy grande y con un ventanillo. Muchas tienen gateras y adornos de hierro. Otro tipo son las de entrada con dos hojas, una de ellas partida por la mitad. Lo normal es que las puertas estén construidas en madera de roble. Las llaves para abrirlas, de hierro, suelen ser de gran tamaño.

Puerta de entrada con ventanillo y gatera. Añana (A), 1999. Fuente: Blanca Rescalvo, Grupos Etniker Euskalerria.

En Valdegovía son rectangulares y con dimensiones variadas. Habitualmente la casa suele contar con una en la fachada de la misma y en ocasiones, otra más apartada. El marco que la delimita presenta en muchas ocasiones sillares y la puerta es de madera construida con grandes tablones verticales enlazados entre sí por gruesos listones cosidos con clavos de forja. El material por excelencia es el roble. Habitualmente son de una hoja, dos o una partida. En la parte superior tienen una ventanilla o ventano, protegido por barras de hierro. Presenta a menudo una ornamentación a base de clavos, aldabas, etc.

En Moreda varias casas aún conservan el acceso en arco de medio punto mientras que la mayor parte poseen puertas rectangulares de mayor altura que anchura. Un número importante de casas cuenta con dos puertas, la principal, para servicio de las personas, y la de las cuadras o almacenes, de mayor tamaño. La principal lleva en su parte superior el número que corresponde a la casa y en algunas ocasiones una cruz pintada con cal. Es frecuente que para acceder a ella haya que subir uno o dos pequeños escalones. Los tipos de puertas existentes son muy variados. Generalmente están construidas con tablas machihembradas y compuestas por dos piezas, abriéndose la superior hacia el interior de la vivienda cuando la inferior se encuentra cerrada; si bien se pueden abrir las dos piezas formando una unidad. La parte inferior posee gatera con trampilla. Este tipo de puertas al abrirse o cerrarse lo hacen sobre un madero que gira sobre el quicio. También se ven puertas que forman una sola pieza y que poseen en su parte central una ventana cuadrada que se abre hacia el interior mientras que por la parte exterior poseen tres barras de hierro verticales cruzadas por otras dos horizontales. Los accesos a las casas de mayor interés histórico pueden ser adintelados y en ocasiones recercados y encuadrados en oreja. Cuando cuentan con arco de medio punto, a veces en la dovela-clave llevan escudete. También pueden ser algo apuntados y bien dovelados, de arco rebajado, o adintelados con dintel de notables modillones.

En Markinez la puerta de entrada o principal era de dos hojas, separadas en sentido horizontal. Eran raras las de dos hojas divididas verticalmente. En este caso una de ellas se dividía en otras dos partidas en sentido horizontal. Las puertas de las cuadras eran de una hoja y algunas tenían en el centro un ventanillo.

Bizkaia

En una amplia zona de Bizkaia los caseríos presentan la puerta principal no a ras de la fachada sino retranqueada, de tal modo que ante la misma se abre una zona cubierta denominada etarte. En ella se realizan muchas labores a resguardo de la lluvia pero con suficiente luz. En la zona más occidental de este territorio esta función la desempeñan los balcones corridos, cuando existen, aunque obviamente, debido a su menor profundidad, de un modo menos efectivo.

Puertas retranqueadas en el portal. Ajuria (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Andraka el portalón o entrada está franqueada por una gran viga de madera, buscando su apoyo en dos capiteles de madera, situados en los extremos de las paredes maestras que conforman los laterales del portalón. Otro tipo de adintelamiento de la viga del portalón viene dado por un apoyo vertical, situado en medio de la viga, que tiene un capitel compuesto por dos pequeñas plataformas y fuste de madera que transmite el empuje a una base de piedra de forma troncocónica. Estos portales están enlosados, aunque hoy día algunos se han cubierto con una placa de cemento. Se dan dos tipos de puertas de entrada: unas que tienen dos cuerpos de tal manera que la parte superior suele permanecer abierta durante el día, y otras de uno solo, que en la actualidad son más comunes. La de la cuadra, albate, que se abre normalmente en el costado oriental o nororiental de la casa, es de dos hojas. En Busturia las puertas de la cuadra, de un gran tamaño, también se denominan albatak.

En Gorozika la entrada al portalón puede ser adintelada con viga de madera de una sola pieza, arri landue. Sirve asimismo de apoyo al balcón o al resto de la fachada del caserío. La viga de madera puede estar sostenida además por una columna en el centro, que presenta varios tipos: toda de piedra, con base cuadrada, fuste, sin capitel, que recibe el peso directamente; toda de piedra con base cilíndrica, fuste y capitel; alta base de piedra con cuatro ángulos, punjela, que disminuye con la altura, y que sostiene una pequeña columna de madera; pequeña base de piedra y columna de madera. La entrada al portalón también puede ser en arco de piedra de medio punto prolongado y apoyado en impostas horizontales de piedra. Otro tipo es el de doble arco en la fachada apoyado en un pilar. La puerta de entrada tiene dos cuerpos de tal modo que el superior está casi siempre abierto. También cuentan con puerta para la cuadra. Muchas están claveteadas.

En Bedarona la puerta de entrada, etarteko atie, es de madera maciza, de una hoja y sujeta a la jamba con hierros. Cuenta además con una aldaba labrada. Hay caseríos que la tienen de dos hojas, una entera y otra con dos partes que se abren independientemente. En otros es de doble hoja. En esta población vizcaína la cuadra tiene dos puertas, la que comunica con el askaurre, llamada kortako atie, de una pieza, y la lateral, denominada albatie, para sacar el ganado y el carro, de dos piezas, que se abren hacia adentro tirando de los tacos de madera que hacen de asa. Algunos caseríos la tienen doble y debido al desnivel del terreno los hay con la denominada albate en la trasera. En el portal, etartea, la puerta no está a ras del suelo sino que hay un peldaño de piedra, harrizko mailie, y tras él la puerta de entrada a la casa.

En Gautegiz-Arteaga la puerta de la entrada al caserío, al fondo del etarte, era de castaño, si bien había algunas de encina. Unas veces esta puerta se hallaba partida en dos horizontalmente y otras longitudinalmente. La puerta de la cuadra solía ser de doble hoja, en sentido longitudinal.

En Bermeo tanto las portaladas de los caseríos como las puertas son rectangulares. Algunas puertas antiguas de caseríos aparecen partidas, de forma que se puede abrir su mitad superior independientemente de la inferior. En la superior tienen a menudo una pequeña ventana central que se cierra con un pestillo, kisketa, y que hace las veces de mirilla. En la inferior cuenta a veces con un orificio redondeado para que puedan pasar los gatos. En los edificios más antiguos del pueblo las puertas de la portalada son muy gruesas y de una sola hoja. Tenían aldabas bien trabajadas que desde los años sesenta han ido desapareciendo al generalizarse los timbres y posteriormente los porteros automáticos. La mayoría han acabado en manos de anticuarios.

En Amorebieta-Etxano las puertas son rectangulares. Tenían un espigón o gozne, txori jje, tanto en la parte de abajo como en la de arriba. El de abajo era de hierro y el de arriba de madera. La hoja de la puerta tenía dos mitades, una superior y otra inferior. Esta división servía para que no entraran los animales y sí la luz por la mitad superior. La de la cuadra era grande y de doble hoja, a derecha e izquierda.

En Abadiño los caseríos tenían normalmente dos puertas al exterior, una para acceder a la vivienda y otra, más grande, para entrar a la cuadra. La de la vivienda era en ocasiones de dos hojas, quedando una por encima de la otra de tal modo que era suficiente con abrir la superior para hablar con quien estaba afuera. A veces también tenía una ventanilla con tapa para identificar a la visita sin necesidad de abrir.

En Orozko las puertas de entrada son amplias para facilitar el paso a la cuadra de los animales y del carro. Son de dos hojas o también partidas horizontalmente en dos lo que posibilita mantener cerrada la parte inferior y abierta la superior.

Puerta de entrada de doble hoja, una de ellas partida. Orozko (B), 2006. Fuente: Edurne Romarate, Grupos Etniker Euskalerria.

En el Valle de Carranza lo más general es una puerta central en la fachada principal de la planta baja; sin embargo, en algunas edificaciones existen dos puertas, una de ellas abierta en el muro más modernamente, que sirve como entrada a la escalera interior mediante la cual se accede al primer piso. Algunos caseríos presentan la puerta de entrada en la planta baja para pasar a la cuadra y otra en el primer piso o vivienda a la que se llega por medio de un patín. Este elemento constructivo, minoritario en los caseríos antiguos, más bien habitual en casas de arquitectura culta, y escaso en los aislados, se ha prodigado a partir aproximadamente de los años cuarenta del siglo XX como consecuencia del ascenso de la actividad ganadera. Esto ha supuesto que el acceso a la primera planta se lleve a cabo por otra puerta que no por la habitual escalera interior situada en uno de los lados de la cuadra. El dintel es de una sola pieza; se pueden encontrar dinteles de madera con las agujas o jambas de piedra y dinteles de piedra con las agujas del mismo material, siendo este último tipo el más generalizado.

En Zeanuri las puertas que daban entrada a la cuadra eran de dos hojas y se apoyaban sobre una piedra llamada opile por medio de un quicio, txorie. A la vivienda, situada en la primera planta, se accede por una escalera exterior construida contra el muro de la fachada. En su primer tramo, en dirección a la pared, tiene grandes peldaños de piedra y termina en un rellano de losas. A partir de aquí es de peldaños de tabla y sube paralela a la fachada hasta un balcón de madera que recorre toda la anchura de la fachada. La puerta de la vivienda da a este balcón.

En Kortezubi podían ser de una o dos hojas de madera. Para que girasen se apoyaban en una pieza de hierro empotrada en la piedra del umbral, brinbela, por medio de un espigón de hierro cuya punta encajaba en un pequeño hueco del que iba provista dicha pieza. En la parte superior la puerta tenía un apéndice de madera que también encajaba en un hueco de una de las vigas del dintel.

En la villa de Portugalete las puertas de acceso a los edificios, puertas de portal, ofrecen diferencias notables, no tanto en sus formas que son bastante similares en la labor de dibujos y formas geométricas, como en sus dimensiones. Según la zona y el año de construcción del edificio, las dimensiones, sobre todo en altura, son bastante desiguales. Así, mientras en el Casco Medieval estas medidas varían entre 1,10 y 1,67 m de anchura por 2,25 a 2,84 de altura, en la zona del Ensanche de 1890 se ven puertas de 1,35 y 1,60 m de anchura por 2,60 a 4,65 de altura.

En la villa de Durango la puerta de entrada al edificio era antaño de madera, de dos hojas ciegas o con un montante acristalado y aldaba de hierro. Actualmente suele ser metálica de tubo y perfiles de hierro, acristalada con juntillas y otros remates de aluminio. En los últimos tiempos, al permanecer cerrada, se llama a los pisos mediante timbres. Existen también los llamados “porteros automáticos” que permiten abrir esta puerta desde el interior de la vivienda. Hacia los años setenta se comenzaron a reforzar las entradas con puertas blindadas. Algunas casas nobles disponen de doble puerta: una de ellas es la entrada principal y la otra la del servicio doméstico. Desde los años sesenta se han colocado en los portales cajetines de madera o de metal con la identificación de los vecinos que viven “en la escalera”. En ellos se deposita el correo y la propaganda, conocida como “buzoneo”. Recientemente en muchas casas se ha colocado a la entrada del portal un buzón expresamente destinado al depósito de una publicidad que se ha tornado sobreabundante.

Gipuzkoa

En Astigarraga los caseríos tienen una gran puerta de acceso, normalmente adintelada y sin marco. Otras veces es un arco de medio punto. Las puertas están formadas por cinco tablas longitudinales y tres travesaños.

En Elosua el tamaño de las puertas de entrada a la casa varía según el uso a que se destinen; aquéllas por las que tiene que pasar el carro, burdixa, y el ganado, son de mayores dimensiones que las de la personas. No hay puertas partidas.

Puerta de entrada del caserío Narbaitzagainekoa. Elosua (G), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Oñati la puerta de entrada es de dos hojas o sólo de una. La de dos hojas tiene una de ellas partida por la mitad horizontalmente. La de una presenta ventanilla pequeña y en la parte inferior un agujero para los gatos.

En Telleriarte las dos piezas de las puertas de entrada presentaban una mitad entera y la otra dividida en dos partes, superior e inferior; en la localidad las denominan ate-erdikoa.

En Zerain la puerta del caserío se abre en la fachada principal, que en algunos casos es la lateral de la casa. Se compone de una gran puerta practicable y dentro de ella una más pequeña del tipo partido. Si por cualquier razón la puerta principal está mal orientada se procura protegerla retranqueándola.

En Beasain la puerta principal de acceso a la casa es, aún hoy en muchos casos, de dos gruesas hojas rectangulares de madera, que cubren un hueco total de unos dos metros de ancho por algo más de alto, de forma que se pueda entrar con el carro de vacas hasta dentro del portal, atarie. Una de las hojas suele ser entera y permanece generalmente cerrada, mientras que la otra está partida horizontalmente por la mitad, quedando cerrada la mitad inferior y abierta la superior cuando hay algún morador en la vivienda; ésta es la única que tiene cerradura de llave de toda la casa. El resto de las puertas exteriores que dan acceso directo al establo o al desván, suelen ser de dos.

En Orexa las puertas son de dos hojas, casi todas de más de 2,25 m de alto y 2 de ancho.

En Berastegi las más grandes han sido la de la ganbara, por la que entraba el carro, gurdi, con los bueyes, y la de la cuadra, ikullu, ambas de madera. La de acceso a la cocina en algunos casos tenía “batipuerta”; estaba construida de dos partes, inferior y superior, de tal modo que cuando el tiempo era bueno o se requería airear la cocina, se abría sólo la superior.

En Ezkio-Itsaso la puerta principal o de entrada en unas casas era una pieza que llenaba todo el hueco, dentro de la cual había otra menor o postigo dividida en dos partes: superior e inferior. Sólo se utilizaba el postigo para las personas; para el ganado y los carros se abría toda la puerta. Cuando se realizó esta encuesta a finales del segundo decenio del siglo XX, ya se estaba generalizando el uso de puertas de dos hojas, una de las cuales se dividía en dos: ategañekua, puerta superior, y ateazpikua, puerta inferior. Las puertas del mandio por las que el piso superior se comunicaba con el exterior y la de la bodega, bodegia, cuando las había, eran ordinariamente de una pieza.

En Andoain la puerta de entrada por lo general era de forma rectangular; algunas casas, sin embargo, la tenían rematada en arco. Solía presentar otro hueco de 70 cm de alto por 46 cm de ancho aproximadamente, que recibía el nombre de ate-leioa y solamente se abría para ver quién llamaba.

En Ataun las puertas eran por lo regular rectangulares excepto unos pocos casos que contaban con arco. En las construcciones de alguna solidez el dintel, el umbral y las jambas de la puerta principal eran de piedra arenisca, llamando la atención la piedra del dintel que casi siempre era de una pieza y de grandes dimensiones. Se constató un caso en que la puerta principal estaba construida con cuatro piedras: una en el umbral, otra en el dintel y dos en las jambas.

Navarra

La casa navarra tiene por lo general una única puerta con dos hojas. Casi todas tienen el dintel y las jambas formadas por sillares. La forma del primero varía entre el arco de medio punto y la recta, pasando por el arco apuntado y el rebajado. Se encuentran con frecuencia dinteles en forma de arco de medio punto en los valles de Salazar y Roncal, Ollo, Goñi, Huici y Lekunberri. Con arco rebajado hay bastantes puertas en Burguete, Aezkoa, Salazar y Roncal. El arco apuntado es muy raro y se hallan ejemplares esparcidos que generalmente corresponden a casas antiguas. Pero lo corriente es el dintel recto. Cuando la vivienda tiene más pretensiones suele aparecer el arco de medio punto. El hecho se explica sencillamente por la ley del menor esfuerzo: La puerta más económica y más fácil de construir es la que lleva el dintel plano, como se puede comprobar en las casas pobres.

En el valle de Unciti abundan las puertas cuyos dinteles rectos están sostenidos por dos salmeres salientes, uno a cada lado. Pero también en otros puntos de Navarra se encuentra idéntica disposición. Estos salmeres parecen tener su explicación en la necesidad de cubrir un mayor hueco con el sillar que sirve de dintel. Tampoco faltan las puertas cuyo dintel está constituido por un madero que por lo común, para que tenga más resistencia, se halla ligeramente arqueado (valle de Unciti, Garaioa y Lezaun). Algunas puertas, particularmente en la parte montañosa, llevan adosado un pórtico que está formado por el suelo del balcón colocado encima de la puerta y por dos columnas que lo soportan[1].

En este territorio ha sido frecuente un tipo de puerta dividida en dos hojas de modo que una de ellas aparece a su vez partida horizontalmente lo que permite abrir la parte superior de esta última quedando cerradas las tres cuartas partes restantes.

En Artajona, en la zona más antigua del pueblo, existen bastantes casas con las fachadas de piedra de sillería y grandes portadas. Normalmente las más señoriales son de arco apuntado, construidas hasta la primera mitad del siglo XVI. Posteriormente, sobre todo en los siglos XVII y XVIII, las grandes portadas se cubrieron con un gran dintel de piedra. Las medidas no son uniformes, generalmente oscilan entre los 2 y los 2,50 m de anchura por 2,20 a 3,50 m de altura. En algunos casos de derribo de casas, para no estropear el gran dintel de piedra al desmontarlo, se cubría el suelo con haces de sarmientos, haciendo caer la gran pieza de piedra sobre ellos. Las casas más humildes suelen tener puertas adinteladas de menores proporciones.

En esta localidad navarra se conocen varios tipos de armazón de puertas de madera. El más frecuente en las de grandes dimensiones suele constar de dos hojas, una de ellas partida horizontalmente en dos mitades. La forma de la parte superior depende del arqueado o adintelado de la portada, aunque la armadura no varía esencialmente en uno u otro caso. En este tipo, el bastidor consiste en cuatro piezas verticales, dos batientes y dos quiciales, unidas por peinazos horizontales. A éstos se fijan las anchas tablas exteriores por medio de filas de grandes clavos de hierro más o menos artísticos. La pieza quicial sobre la que gira la puerta, quicialera, termina en su extremo superior en un rebaje cilíndrico, borronera, que encaja en el agujero del quicio. Para evitar el roce, o porque la borronera se desgasta, inclinándose la puerta, es corriente verla reforzada con una suela de alpargata. El extremo inferior lleva una chapa de hierro con un pitón axial, tejuelo, que encaja en una pequeña pieza de hierro puesta en la piedra de la solera. Para colocar la puerta se metía primero la borronera en el quicio superior, encajándose el tejuelo en su sitio con ayuda de una palanca.

Otro tipo menos frecuente que el anterior es el de una gran hoja que gira sobre una única quicialera lateral, teniendo en el centro una puerta practicable, partida horizontalmente en dos. En vanos más pequeños se da otro modelo de puerta que gira sobre una única quicialera, pero en cuya mitad superior se abre un montante parcial, permitiendo la entrada de la luz. Las puertas tradicionales presentan siempre una parte superior que puede abrirse, manteniendo cerrado habitualmente el resto. Cuando hay alguien en casa, el montante permanece abierto.

En Artajona un detalle importante que no falta en ninguna de las puertas antiguas que dan a la calle e incluso en muchas habitaciones interiores, es la gatera. Algunas veces se protege con una pieza también circular, colgada en el interior y que gira sobre un clavo.

Puerta de entrada y detalle de la quicialera. Artajona (N). Fuente: José M.ª Jimeno Jurío, Grupos Etniker Euskalerria.

En Allo las mejores casas ostentan un gran arco de medio punto en la puerta de entrada, pero la mayoría de las anteriores al siglo XX presentan puertas rectangulares con cabezales de piedra, algunos de los cuales son de buen tamaño. Salvo uno de los edificios, el resto de las casas edificadas con piedra de sillería tienen su puerta arqueada, y en aquélla el dintel es rectangular y está formado por dovelas de trazo también rectilíneo. Otra casa de la Calle Mayor presenta una portada de piedra con gruesos baquetones en forma de “orejetas” que tienen prolongación en el balcón principal; todo ello del siglo XVIII. El armazón de la puerta de entrada a las casas ha sido tradicionalmente de madera, corriendo parejas su forma y calidad con la categoría social de la vivienda. Con frecuencia se ha utilizado el pino, el chopo y a veces el roble. Puede ser de una o de dos hojas y a menudo tanto un tipo como el otro tiene partida en sentido horizontal una de las hojas en dos mitades, permitiendo utilizar la superior a modo de ventanillo. Suele llevar un picaporte o aldaba de hierro para llamar desde fuera. A veces dispone también de gatera. En la decoración de las puertas unas veces se emplearon los cuarterones mientras que otras eran lisas, de tablas verticales, y con adornos de clavos de hierro con formas circulares o romboidales.

En Lezaun son doce las casas que cuentan con una puerta exterior con arco de medio punto y en otras dos se conservan en muros interiores dos arcos apuntados que han sido absorbidos por ampliaciones posteriores. Los dinteles son mayoritariamente de roble y en algún caso en que es de piedra, es de una sola pieza. Antes del siglo XX las puertas de una sola hoja por las que se accedía directamente a la zona habitada eran muy escasas y tenían el dintel de piedra. La puerta normal tiene cabezal, dintel, de roble y es de dos hojas. Tiene una anchura de unos dos metros y su altura es algo superior. El umbral era de piedra y ligeramente elevado para que apoyara contra él la puerta al estar cerrada. Para facilitar el paso de las ruedas del carro había dos rebajes en este labio de piedra. La puerta propiamente dicha era de tablas de roble dispuestas verticalmente y clavadas a un bastidor o armazón también de roble. Estos clavos son de mayor calidad y predominan los de cabeza en forma de rombo y a veces dos rombos superpuestos. Pasan totalmente la puerta y en la parte interna se machaca su extremo contra el armazón. La puerta consta de dos hojas, una de ellas se encuentra normalmente cerrada y la otra está dividida en dos cuerpos. Se sujeta al bastidor por medio de bisagras. El giro de la puerta se asegura en su parte superior haciendo el extremo vertical del armazón más alto e introduciéndolo en un agujero del cabezal interior que siempre es de roble, independientemente del material y la forma empleada en el exterior. En su parte inferior se clavaba un clavo fuerte con cabeza cónica que quedaba fuera. Este clavo se apoyaba en una chapa de hierro con un hueco hemiesférico en el centro y que a su vez se alojaba en un rebaje de una piedra bien labrada. Al conjunto del clavo y la placa de hierro se le llama arrapo. La puerta tenía gatera.

En Goizueta muchas entradas son en forma de arco, algunos de medio punto y otros apuntados. A los caseríos que se están reformando se les quitan los arcos y se sustituyen por entradas con dintel. Las puertas de hoy en día son de una pieza pero antiguamente era muy frecuente verlas de dos cuerpos. Uno de ellos siempre estaba cerrado y el otro, que se dividía en dos, solía tener la parte superior abierta y la inferior cerrada. También se abría un agujero para gatos y gallinas.

En Luzaide/Valcarlos en algún caso encontramos cabezales de piedra de una sola pieza, pero lo más frecuente es que los vanos se asienten sobre recios marcos de madera. Hay alguna puerta con arco de medio punto o algún portal en el que se combina piedra blanca y roja, pero lo último a título de excepción. La puerta consta de dos hojas, una permanece más o menos fija y la otra es la que se utiliza. Ésta, a su vez, se divide horizontalmente en dos de tal modo que durante el día suele cerrarse sólo la mitad inferior. La parte superior recibe el nombre de gaineko borta. Otras veces, para evitar las corrientes de aire, utilizan una puerta suplementaria más ligera. Suele ser de la misma medida que la hoja abierta y llega hasta arriba. Lleva cristales en la parte superior, lo que permite dar luz a la entrada. Gira sobre la media puerta que menos se utiliza, pudiendo valerse indistintamente de una u otra, según la estación y el clima. En bastantes caseríos comienzan a sustituir estas puertas por otras modernas. Suprimen el corte de las anteriores, con lo que quedan las dos hojas iguales y el problema de la luz se resuelve por medio de dos ventanitas apaisadas y provistas de cristal, que se colocan entre el cabezal del marco y el borde superior de las puertas. Todo lo anterior vale para el tipo de casa tradicional.

En Aintzioa y Orondritz las puertas exteriores de todas las casas son de dos hojas de madera de roble o de pino y aparecen barnizadas para resistir mejor las inclemencias del tiempo. Hay puertas de varios tipos según sea su arco, bien de medio punto o de medio punto rebajado, siendo éstas las más abundantes. En las puertas más antiguas la hoja derecha se divide por la mitad, permitiendo así que tres cuartas partes de la puerta permanezcan cerradas mientras que por la media hoja restante penetre luz a la entrada de la casa. Algunas casas presentan una puerta trasera que suele ser de una sola hoja. La que da acceso a la cuadra es doble para permitir mejor la entrada del ganado.

En Aria las puertas, atareak, normalmente tienen tres formas: en arco, de las que existen dos y son de piedra; de medio arco, hay cinco, cuatro tienen dintel arqueado de piedra y una de madera; rectangular, que es la forma habitual, tienen dintel y jambas de madera, salvo en dos casas cuyas jambas son de piedra, en otra en la que las jambas son de cemento y cinco cuyos dinteles y jambas son de piedra. Generalmente una de las hojas se abre en su parte superior. Las tablas de madera que forman las hojas de las puertas suelen estar fijadas por varias filas de clavos de hierro con escudo en forma de rombo o cuadrado. Las manillas suelen tener formas variadas. En algunos casos consisten en una tira de hierro labrado en forma rectangular y colocada horizontalmente. En otros casos es una pieza de madera rectangular y dispuesta en vertical.

En Izal los arcos de entrada son ojivales, a veces con grandes dovelas, blasón y anagrama religioso de tipo gótico. Hay un par de portales de medio punto correspondientes a casas palacianas del s. XVII. Las puertas son de madera de dos hojas, partida una de ellas para dar luz a la entrada pero impidiendo el paso a los animales.

En Aoiz las puertas de las casas antiguas tienen diferentes formas según su cronología. La mayoría de ellas son de época tardomedieval y del siglo XVI. Existen puertas de arco de medio punto, la mayoría de ellas formadas por sillares de piedra. Se puede observar alguno de ladrillo, aunque posiblemente el inicial fue de piedra. Estas puertas se colocaban en la parte central de la fachada, aunque existe algún caso en que estaba descentrada. En número bastante similar a las anteriores se encuentran puertas de arco apuntado. Su situación en la fachada es como las de medio punto y están formadas por sillares de gran calidad y dimensiones. Las puertas adinteladas son menos numerosas.

Las gateras se siguen conservando en muchas puertas antiguas aunque en otras se han cerrado con una madera interior o una lata. En un caso de puerta adintelada se conservan en la zona de acceso unos sillares que han sido rebajados en los laterales con forma de medio círculo cuya finalidad era facilitar el acceso de los carros. Ahora es frecuente poner en la parte inferior de la puerta una superficie de hierro o una chapa para proteger la madera de la humedad.

Las puertas están formadas por una sola hoja de madera que tiene la misma forma que el arco y en la que se inscribe la puerta cuadrada, que es la que se abre. Existen también las que tienen dos hojas una de las cuales se divide en dos partes, de tal manera que la superior, el ventanillo, se puede abrir sin hacerlo la inferior. Para mantenerlo abierto se sujeta con una cadena a la pared interior. En tiempos recientes las puertas nuevas que se ponen en las casas antiguas sólo tienen dos hojas.

En Obanos las puertas pueden ser casi cuadradas, rectangulares o arqueadas. Algunas casas, además de la entrada principal, tienen grandes puertas correderas en garajes o en dependencias para carros o maquinaria. La principal puede ser de una hoja o de dos; en ambos casos una de ellas suele estar dividida en dos a modo de ventanillo. Algunas puertas antiguas conservan un ventanuco pequeño que permite ver sin abrir demasiado. Suelen ser de roble, adornadas con clavos. Son bastantes las casas con una única puerta para personas y animales, pero predominan las que tienen más de una. A veces la de la cuadra no está en la fachada principal. Es también frecuente que estén dotadas de gatera.

Puertas arqueadas de la casa Lomborro. Obanos (N), 1970. Fuente: M.ª Amor Beguiristain, Grupos Etniker Euskalerria.

En Améscoa las casas tienen puertas grandes y un buen número de ellas arqueadas. Otras tienen la puerta adintelada con jambajes y cabezal o dintel recto de piedra labrada. Las hojas de las puertas son todas de roble y están formadas por gruesas tablas, fuertemente clavadas en macizos largueros con clavos de hierro de cabeza ancha, redonda o en forma de rombos, formando un conjunto sólido y elegante. Las hojas son dobles y ambas giran en lados opuestos sobre dos espigas, una de madera en la parte superior que penetra holgadamente en un agujero del cabezal. La otra es el quicio de hierro que incrustado en el extremo inferior se apoya y gira sobre una losa del suelo. La hoja de la izquierda es de una sola pieza y se asegura con la tranca. La de la derecha lleva un postigo que hace de ventanillo para dar luz a la entrada. Para cerrar se fija la parte inferior de la otra hoja con una andavilla[2] de madera y el postigo se sujeta en la hoja contraria con la lengüeta de una cerraja de hierro.

En Mélida las puertas principales de entrada a la casa eran de madera y de doble hoja, de aproximadamente 1,5 m de anchura y entre 1,80 y 2 m de altura. Una de ellas era completa de arriba abajo y la otra se partía por la mitad. Esta última tenía un ventanillo para comprobar quién era el visitante que llegaba a la vivienda. En ocasiones, las menos, algunas puertas solían llevar una ventanica pequeña con rejilla que cumplía la misma función que el ventanillo. Las puertas no se encontraban a ras de la calle, sino que se elevaban unos centímetros sobre ésta. Muchas tenían gateras.

En esta misma población navarra las puertas del corral, llamadas portaladas, eran de madera y también de dos hojas. Al exterior llevaban unos adornos metálicos de hierro, dispuestos en hileras. Las dimensiones aproximadas de la portalada eran 3,5 m de altura y 3 ó 4 m de anchura. Tenía en los dos extremos inferiores unos topes de piedra inclinados cuya finalidad era evitar que el carro rozase con la puerta. El umbral de la misma solía estar ligeramente elevado, si bien contaba con dos rebajes que posibilitasen la entrada de los carros. En una de las hojas, generalmente la de la izquierda, había una puerta pequeña para que pudieran entrar las personas, con cerradura de llave. Se podían sujetar a las paredes mediante una cadena que evitaba su cierre brusco por la acción del viento.

En Sangüesa las casas de cierta importancia han conservado una puerta de dos componentes y una única hoja: la grande que se abría en el pasado para la entrada del carro y el ganado y dentro de ésta otra más pequeña, la llamada de postigo, para el paso de las personas y provista de cerradura. La mayor funciona mediante un único quicio, una horquilla que se introduce en el tejo, mientras que la pequeña tiene bisagras. Otras puertas se componen de una sola hoja, de dos y a veces hasta de tres, al poderse abrir una de ellas por la mitad. Era normal que todas tuvieran gatera.

En Eugi las casas normalmente contaban con una única puerta de entrada por la que accedían el ganado y los moradores. Eran de medio punto y se hallaban enmarcadas con piedras de diferente color que sobresalían un poco. Posteriormente se abrió otra puerta exterior que comunicaba con las escaleras por las que se subía a la planta dedicada a vivienda sin necesidad de pasar por la cuadra. Las puertas de entrada eran muy anchas, de madera y con dos hojas. Una de las mismas contaba con un ventanillo que ocupaba toda la parte superior y se abría para ventilar la cuadra.

En Murchante las puertas de entrada a la casa eran amplias con dos hojas de madera, una de ellas inmóvil y la otra móvil. Esta última formaba en la parte superior un ventano que permanecía abierto durante el día para airear la casa. La hoja inmóvil tenía en su extremo inferior una gatera. Las puertas de las casas más elegantes tenían dos hojas de madera con decoración de paneles y un gran picaporte, por lo general una mano, una serpiente o un aro. Durante el estío muchas casas cubrían la puerta con una cortina de lona de rayas horizontales para mantener la entrada fresca. Hoy en día pervive esta costumbre.

En Monreal todas las casas contaban con una puerta principal por la que entraban animales y personas. Las más antiguas eran de arco de medio punto enmarcado por dovelas de piedra de diferente color, tal como corresponde a la arquitectura civil de la zona. Otras eran adinteladas y también enmarcadas con piedras de diferente color. Estas puertas estaban formadas por una hoja de madera y un ventanillo en la parte superior izquierda que podía abrirse para ventilar. Todas ellas se hallaban decoradas con clavos romboidales dispuestos paralela o perpendicularmente a lolargo de toda la hoja. A partir de los años cincuenta las puertas pasaron a contar con dos hojas ya que ajustaban mejor.

Puerta enmarcada con dovelas. Monreal (N), 1997. Fuente: M.ª Carmen López, Grupos Etniker Euskalerria.

En Urraúl Alto las puertas son en su mayoría de dos hojas, en casos con talla. Los dinteles son en su mayoría de arco de medio punto o apuntados, aunque no falta tampoco el dintel recto de madera o de piedra. Por lo general este dintel se apoya en dos salientes de las piedras más altas de las jambas. Menos frecuente es el dintel de arco rebajado.

En Lesaka a finales de la segunda década del siglo XX la puerta era de diferentes formas dependiendo de la antigüedad de la casa. Las más antiguas tenían arco ojival aunque en ocasiones habían sido tapiados abriendo posteriormente puertas más pequeñas. Pero las más corrientes eran las cuadradas con dos hojas, una de las cuales tenía un portillo; se solía abrir sólo una de las hojas. Las bisagras, xangak, solían estar por la parte exterior. Algunas casas tenían portal exterior o soportal, que se llamaba gorapea[3].

En Barañain las casas normalmente sólo tienen una puerta principal. Consta de dos hojas de tal forma que se pueda abrir sólo la parte superior para iluminar y ventilar la bajera. Existe otro tipo parecido a éste que es de una única hoja con otra puerta más pequeña en la parte alta que se puede abrir con los mismos fines. Casi todas las puertas tienen jambas y dinteles formados por sillares. El dintel es recto en todas ellas excepto contados casos que tienen forma de arco de medio punto.

En Isaba, Urzainki y Uztárroz (Valle de Roncal) el portal de la casa, ezkaratze, bede o beri, mostraba una amplia puerta muy ancha, borta, que además de las personas permitía el paso de los machos a la cuadra, otra denominada soto para los machos y el ganado vacuno, y una tercera, gorte, para el resto de animales. El recerco solía ser de piedra, bortarri, de medio punto y la puerta de madera dura y resistente, como el roble, estando partida en dos horizontalmente.

En Izurdiaga las puertas de la fachada son cuadrangulares excepto en algunas en las que la parte superior es arqueada y el arco muestra sus dovelas pintadas. Las puertas de entrada están divididas horizontalmente en dos y el armazón de las mismas es de madera de roble.

En San Martín de Unx las amplias y decoradas entradas de las casas más castizas del casco viejo son de variadas hojas, por lo general de roble. Las hay de una sola cuya altura no excede de 1,70 m y son de forma cuadrangular; se sujetan con unas bisagras de hierro forjado y un pasador interno. De dos hojas; más altas y anchas, de unos 2 m de altura por 1,80 de anchura, de forma rectangular. Algunas tienen hojas redondeadas en su parte superior ya que se adaptan al arco de medio punto de la entrada o tienen forma de marco apuntado por su adaptación a la entrada ojivada. Otras tienen escalón o grada de acceso. Las hay de dos hojas rectangulares, que son las de uso habitual, pero que encajan en otra fija que puede abrirse; siendo el conjunto de la puerta rectangular, con grada de acceso y con medidas de 2 x 1,50 m o del mismo tipo pero curva, en forma de arco de medio punto y de mayores proporciones: 2,20 x 1,80 m. En cuanto a las puertas de servicio, en corrales y almacenes, predomina la forma rectangular de medidas diversas según el destino que tengan, de una hoja o de dos, de madera más corriente como el pino y claveteadas. Los perfiles de los vanos donde encajan se refuerzan con un sillarejo más regular y el dintel es de una pieza consistente en un tronco de árbol medio desbastado. También hay puertas de hierro, o correderas, en garajes de material agrícola.

En Viana se conservan grandes puertas de acceso con dinteles monolíticos o con dovelas que forman arcos de medio punto. Estas puertas enormes de una sola hoja, giran sobre una única quicialera, pero tienen otra más pequeña, en el centro, que es la que normalmente se usa. Muestran labores de marquetería y artísticos herrajes, en especial clavos de diversas formas: cruciformes, romboidales, y artísticos aldabones sobre chapa recortada.

Puerta partida y gatera. Viana (N), 1999. Fuente: Juan Cruz Labeaga, Grupos Etniker Euskalerria.

En Aurizberri las casas tenían generalmente dos puertas por las que se comunicaban con el exterior: la principal o de la calle, karrikako ataria, y la de la cuadra, estrabiliako ataria. Eran puertas de arco muy rebajado, unas de piedra y otras de madera.

Vasconia continental

En Sara (L) el marco de la puerta es casi siempre rectangular siendo rara la forma en arco. La hoja de la puerta era de tabla gruesa que descansaba mediante un espigón apoyado en un quicio de hierro empotrado en el suelo junto a la jamba y en la parte superior en un gozne sujeto a la misma jamba.

Puerta de acceso y vanos de una casa de Baigorri (BN). Fuente: La Cerda, Alexandre de. Pays Basque (entre Nive et Nivelle). Toulouse: Éditions Privat, 1996, p. 52. (Fotografía de Etienne Follet).

En Heleta (BN) las puertas, bortak, son de madera. La de entrada o principal comprende en muchas casas tres piezas: bortaundia, la puerta grande, azpiko borta, puerta inferior, y ganeko borta, puerta superior. Van unidas a las jambas mediante bisagras, partaderak.

En Ortzaize (BN) en las casas de Ahize mendi, las puertas de las cocinas solían ser de 2,50 m de alto y 1,80 ó 2,00 m de ancho. La parte superior de las puertas, uztarria, era de madera. Estaban compuestas de tres partes: la puerta grande, la de abajo y la de encima, que giraba por el quicio, gontz era opoetan biratuz.


 
  1. Leoncio URABAYEN. La casa navarra. Madrid, 1929, pp. 118, 120.
  2. Según Iribarren andavilla es la pieza pequeña o taco de madera que, sujeta por medio de un tornillo a una hoja de puerta o ventana, sirve para cerrar, haciéndola girar sobre su eje. Cfr. José María IRIBARREN. Vocabulario navarro. Pamplona: 1984.
  3. Julio CARO BAROJA. “Algunas notas sobre la casa en la villa de Lesaka. La arquitectura de la casa lesakarra” in AEF, IX (1929) pp. 85-86.