Transformaciones recientes

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Como ya se ha indicado la transformación más notable que experimentaron las ventanas ocurrió tempranamente y la constituyó la introducción de los cristales. Pero no ocurrió en todas las ventanas de la casa, las primeras fueron las de la planta destinada a vivienda.

En Beasain (G) tanto las ventanas como las puertas de las estancias destinadas a establos, desvanes y cobertizos son las que conservan su antigua forma, ya que las correspondientes a la cocina y habitaciones han sido sustituidas, en muchos, por otras más modernas encargadas a carpinteros.

En lo que se refiere a las transformaciones más recientes que han experimentado las puertas y ventanas podemos decir que se ha producido una reducción del tamaño de las primeras, cuando se trata de la puerta principal, y un aumento del tamaño y del número de las segundas, sobre todo en la vivienda.

La reducción de las dimensiones de la puerta principal es debida a que ya no es frecuente que en los bajos de las casas se críen animales, y desde luego ya no tiene que cruzar el umbral la pareja de bueyes uncida, una de las principales razones por la que en tiempos pasados presentaba una anchura considerable.

Verja de madera (Mendata-B). Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.
Verja de madera (Ajuria-B). Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.
Verja de hierro (Carranza-B). Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.
Verja de hierro (Isaba-N). Fuente: Pablo Orduna (Javier Portús), Grupos Etniker Euskalerria.

En cuanto a las ventanas, en las edificaciones levantadas en las últimas décadas ya se incrementó el tamaño de las mismas. En las más recientes, sobre todo en las de carácter más modernista, se observan amplias superficies acristaladas ya que se valora positivamente la luminosidad en el interior de la vivienda. Como ya se indicó en apartados anteriores los huecos de las ventanas eran antaño pequeños para evitar que pasase tanto el calor como el frío, pero actualmente se construyen de mayores dimensiones para que el ambiente que proporcionen sea más alegre al permitir el paso de más luz (Moreda-A).

Al haber logrado materiales más resistentes que la madera y dobles cristales que aislan del exterior, la orientación de las ventanas ya no depende de las condiciones climáticas. Hoy los criterios por los que se orientan son diferentes, predominando la búsqueda de las mejores vistas, o al contrario, que la fachada quede hacia donde pueda ser más vista. Influye también la presencia de otras viviendas próximas.

En la actualidad los materiales utilizados para su fabricación son más variados, pues a la madera se le suma el hierro, el aluminio y los derivados plásticos como el PVC (Bernedo-A). Podría decirse que la introducción de los mismos ha seguido precisamente ese orden.

Pero estos últimos materiales no sólo se han introducido en las nuevas construcciones, sino que los antiguos edificios se han remodelado abriendo más huecos, ampliando los existentes e incorporando los anteriores materiales. Estos cambios, obviamente, no sólo han afectado a puertas y ventanas sino a todo el interior de las casas.

Sin embargo, en algunas poblaciones estos cambios ya comenzaron a operarse tempranamente.

Puerta de entrada renovada y reducida. San Martín de Unx, 2010. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En el Valle de Zuia (A) las construcciones de finales del siglo XIX y principios del XX se diferenciaban por regla general de las anteriores en las dimensiones de los huecos de la planta baja, que aumentaron tanto en dimensiones como en número. También se han abierto huecos en la planta baja o los han agrandado, sobre todo en el caso de la cocina. Las ventanas de la primera planta son abundantes y de dimensiones superiores a las de la planta baja. También la diversidad de los recercos de los huecos de la primera planta es numerosa en comparación con la de las ventanas de la planta baja.

Los cambios que han incorporado nuevos materiales obedecen a determinadas modas y muchas veces a razones económicas y de comodidad. Sin embargo, se está observando que algunos vuelven a retomar el uso de los viejos materiales por considerarlos más nobles y estéticamente más atractivos. Así, se suele seguir utilizando la madera pero suele resultar más cara y su mantenimiento más costoso ya que aparece barnizada. La utilizada no es local como antaño sino a menudo importada. A veces los materiales sintéticos que se han citado antes imitan el color y el aspecto de la madera.

En Murchante (N) en la década de los setenta muchas casas colocaron en la entrada una puerta de aluminio acristalada. En cambio, en los años noventa se ha vuelto a las puertas de madera.

En Obanos (N) antiguamente fue frecuente encalar el marco de las ventanas y puertas con la misma cal con que se blanqueaban las habitaciones por higiene y por estética. Hoy día predominan los vanos delimitados con pintura, con cemento coloreado o dejando visibles las hiladas de ladrillo o sus sillares en caso de que los haya, con una función claramente decorativa.

En los últimos decenios del siglo XX comenzaron a producirse cambios en la forma, los materiales y los componentes de las puertas de entrada tanto en las reformas realizadas en los viejos edificios como al levantarse nuevas construcciones. Estos cambios, además, se han ido acelerando con el paso del tiempo.

En los últimos decenios las puertas en serie, sean lisas o artísticas, se adquieren a empresas especializadas. También se fabrican herrajes de puertas y ventanas en serie, además de pernios, bisagras, fallebas, pasadores y cerraduras para embutir o dejar visibles. Además se han introducido puertas de entrada blindadas con un alma de metal, sobre todo en pisos, lo que les confiere una gran seguridad (Agurain-A).

En las casas de los núcleos urbanos las puertas de entrada a las casas modernas disponen por fuera de un asidero, hasta hace poco de un grabado en metal del Sagrado Corazón o de la Virgen y a veces una chapa con el apellido de la familia, aunque esta costumbre está desapareciendo (Durango-B). Por dentro, mirilla, una o dos cerraduras y un pestillo (Bermeo-B).