La casa riojano-alavesa (Moreda de Álava)

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La vivienda tradicional autóctona existente en los diversos municipios y villas que componen la comarca de Rioja Alavesa se caracteriza por estar integrada en un hábitat concentrado, formando parte de un caserío compacto, levantado en laderas, lo más frecuente; en collados y en llanos, la menor de las veces.

La casa suele estar asentada sobre terreno en cantera, ocupando lugar abancalado y en recuesto. La planta es rectangular con un espacio habitado más profundo que ancho.

El material arquitectónico más empleado y característico de la casa tradicional riojano-alavesa, utilizado por los canteros en su construcción, ha sido la piedra arenisca, especialmente visible en fachadas y paredes medianiles levantadas en mampostería con buenos aparejos constructivos a base de mampuestos aparejados con lechadas de mortero de cal y arena. En menor medida aparecen otros materiales como el ladrillo y el adobe. La piedra de sillería ha sido utilizada como aparejo labrado en forma de mochetas, que conforman los esquinales y recercos de vanos y puertas.

Casa de Moreda, 1999. Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.

Esta casa popular consta de planta baja, plantas primera y segunda en muchas ocasiones, además de un alto o desván bajo la cubierta en cualquiera de los dos tipos reseñados. La planta baja está relacionada con la actividad agropecuaria de sus moradores, poseyendo distintas dependencias como cuadra, corral, granero, etc., reconvertidos en los últimos tiempos en garajes de vehículos y en txokosmerenderos. Asimismo, bajo la tierra de la casa se halla el calao o cueva-bodega construida con piedra en forma de arco de medio punto, que posee lagar de piedra y cubas de vino. Un respiradero o tufera, por donde salen los gases o tufo de la fermentación del mosto, comunica los aires de la bodega con el exterior.

El acceso a la casa lo conforman una puerta estrecha, destinada al ingreso de personas desde la calle al zaguán con suelo engrijado, y otra puerta más ancha utilizada para meter y guardar tanto animales como vehículos, siendo normal que dichas puertas den a calles diferentes. Del portal se sube, a través de escaleras, a la primera planta, que alberga las siguientes estancias: la cocina, en donde hasta hace poco tiempo estaba ubicado el hogar de fogón bajo o la cocina económica, así como la piedra tremis de hacer la colada y la pila fregadera para limpiar los cacharros. La recocina o cuarto trastero, donde se almacenaban los alimentos y trastos de cocina. El salón comedor, de uso especial en días festivos y en celebraciones importantes, decoradas sus paredes con retratos familiares de la boda de los esposos y de las primeras comuniones de los hijos. Los dormitorios o lugares de reposo y, modernamente, los cuartos de baño. Cuando la vivienda posee una segunda planta suele estar dedicada a dormitorios de los miembros de la familia, a veces dividida en dependencias interiores más pequeñas llamadas alcobas y cuyo mobiliario está integrado por camas, armarios, roperos, cómodas, mesas y sillas.

La tercera planta la conforma el alto o desván, destinado hasta hace breves décadas a granero donde se almacenaban los productos de las cosechas de cereal, de la huerta, de árboles frutales y los provenientes de la matanza de animales, particularmente del cerdo. Hoy estos habitáculos han sido reconvertidos a buhardillas de almacenaje de trastos caseros y en terrazas en donde se tiende la ropa limpia para su secado.

La cubierta es a dos aguas, posee el caballete, por regla general, paralelo a la fachada principal y evacúa las aguas a través de canaleras y tejas a la fachada delantera y a patio interior o zona trasera de la casa. El alero posee canes de madera labrados y el tejado un teguillo sobre la techumbre abovedada de la última planta de la casa, y la tradicional teja árabe curva de color amarillento o rojo. Sobresale encima del tejado la clásica chimenea de salida de humos, que sube desde la cocina o merendero, y la tronera o apertura que comunica el alto con el exterior de la cubierta, lugar por donde las personas acceden al tejado.

Este modelo de arquitectura rural o doméstica posee el interior del inmueble (vigas de roble, sopandas, cuartones y cabriones de chopo o pino) de madera apoyada en muros de carga. En la fachada exterior está de moda el sacar la piedra y retirar los encalaos y enfoscados propios de épocas pasadas. También, se aprecian buenas labores de carpintería y herrería en puertas y balcones. Las puertas poseen distintos tipos de herrajes, como claveteados, bisagras, aldabas y cerraduras.

El acceso lo conforman compuestos umbrales, jambas y dinteles en piedra, a veces fajeados en forma rectangular y otras en forma de arco de medio punto, estilos sobrevivientes de una arquitectura culta de siglos pasados. Los vanos en la primera planta suelen ser de tipo ventana fajeada con cabezal y alfeizar en piedra. En la segunda planta se emplea más el balcón con artísticas balconadas de hierro, en las que se aprecian colgadas durante el otoño ristras de pimientos rojos y de guindillas, así como cribas depositadas con higos secándose al sol. Los altos poseen pequeños ventanucos de piedra por donde penetran la luz y el aire.

Destacan, asimismo, como elementos característicos y distintivos de la vivienda riojano-alavesa los abundantes escudos heráldicos que hay en numerosas fachadas. Armas pertenecientes a los apellidos de las familias que las edificaron o que en la actualidad las habitan, dando en diversos casos nombre a la casa.