Mesas y otros elementos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Mesas, mahaia

Ha sido común que en la cocina hubiera una mesa de tabla, mahaia común; mahaña en Liginaga (Z); maina en Sara y en Ainhoa (L), además de las abatibles mencionadas, que se coloca junto a la pared y sirve para comer, y que en algunos lugares cubren con hule. Va provista de un cajón, tireta en Sara (L), donde se guardan los cubiertos y, en ocasiones, el pan. En algunas localidades a esta mesa se le llama mesa panera (Agurain, Pipaón-A). En Améscoa (N) la han descrito así: “Gustaban los amescoanos de comer en la panera, al amor de la lumbre, todos de la tartera roya. En la mayor parte de ellas la tabla encimera hacía de tapa que se abría y cerraba girando sobre unos librillos o simplemente con dos trozos de badana, cada uno de ellos clavados mitad en una tabla fija y la otra mitad en la que hace de tapa. La panera hacía de mesa y de armario. En ella se guardaban el pan, los manteles, el cuchillo...”.

Sukaldea, cocina. Elosua (G), 1977. Fuente: Mirentxu Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Améscoa (N) cucharas y tenedores solían estar recogidos en el cucharero, un recipiente de barro (loza) con dos departamentos, uno para los tenedores y otro para las cucharas. En las casas más humildes hacía de cucharero un cestito de mimbre. Uno y otro colgaban de un clavo en la pared. En Bernedo (A) hay constancia de que las cucharas se guardaban en el cajón de la mesa pequeña o en cuchareros de mimbre que hacían las gitanas o de cerámica o de madera. En Apellániz (A), el cucharero es la vasija hecha con zaras o tiras de avellano.

En Ataun (G), en la segunda década del siglo XX, la mesa de la cocina era generalmente de tabla, pero anteriormente era un tejido hecho con tiras de corteza, zumitz, de varillas de castaño o avellano, el cual se apoyaba sobre cuatro pies de madera, de las que todavía en esa época quedaban algunas. Cuando se reunían muchos a comer en ocasión de bodas, martopil, comida en que se obsequia a los parientes y amigos poco después de un parto feliz, etc., se improvisaban mesas y bancos con tablas largas apoyadas en cajas, sillas y otros objetos; en tales ocasiones las mujeres comían sentadas en el suelo todavía en los años ochenta del siglo XIX.

En Allo y Aoiz (N) las mesas circulares que había en la cocina recibían el nombre de mesas camilla, en las que se ponía el brasero que conservaba templada la cocina y en torno a la cual se sentaban las mujeres a trabajar por las tardes.

Artesas, oramahaia

Antiguamente, en la cocina de muchas casas de numerosas localidades solía haber una artesa que era un gran mueble de madera donde en la parte superior se amasaba el pan de maíz y de trigo, y en la inferior se guardaba comida, aceite, etc. Fue muy utilizada durante las primeras décadas del siglo XX y volvió a cobrar importancia después de la Guerra Civil, como consecuencia de la escasez de pan. Se han recogido distintas denominaciones en euskera para esta artesa, tales como azpiria en Andraka, Gorozika, Lezama y Orozko (B); azpilea (Zeanuri-B); amasarie (Bedarona-B); oremaia (Beasain, Ezkio-Itsaso-G; Mezkiritz-N); oromaijje (Abadiño-B); oramaixa u ol-maixa en Elosua (G); erromaixa en Oñati y en Leintz Gatzaga (G); orumaia u oramaie en Zerain (G), localidad esta donde dicen que se guardaba la masa del pan para su fermentación, y el pan ya cocido para evitar que se secara; orromai en Ataun (G); orhaska en Heleta (BN); ohaska llaman a la artesa en Donoztiri (BN) y maira o maira-maina en Sara (L).

En algunas localidades la artesa y los instrumentos de fabricación del pan se encontraban en la recocina (Abezia-A, Murchante-N) o si no en el granero (Murchante).

Oramahaia, artesa. Elosua (G), 1984. Fuente: Mirentxu Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Aria (N) en el lugar donde se amasa la harina, irindei, se encontraba la artesa, oramea, que se coloca sobre dos soportes, dos banquillos, astoak, de cuatro patas y los utensilios necesarios para la fabricación del pan. En algunas casas todavía se puede apreciar el mueble que antiguamente servía de criba, mazea. Colgado del techo aparece un enrejado horizontal de madera denominado gereta donde se colocaba el pan una vez hecho.

En Bera y Lesaka (N) la artesa, maira, para amasar el pan solía estar cerca de la cocina en un departamento llamado irungela. En Eugi (N) se hallaban en la cocina el almuz para medir la harina y el grano, y la artesa donde amasaban el pan. En Sara (L) la balutra que es el tamiz para pasar la harina de trigo y otro de malla mayor, llamado zetabi, para el maíz, y un bastidor de madera, idin pasatzeko, atravesado sobre la artesa que servía de base al cedazo cuando se tamizaba la harina[1]. En Viana (N) el cuarto del pan solía ser pequeño y bastante oscuro. Además de la saca de harina contenía la artesa de madera para amasar, colocada a cierta altura, una máquina para adelgazar la masa y algunas banastas y cestaños de mimbre.

Latas, lukainka-haga

En Abezia, Apodaca, Valle de Zuia, Berganzo, Bernedo y Moreda (A) en los techos de la cocina y de la recocina solían colocar las latas, nombre que reciben unos palos de madera que se sujetaban en los cabrios y sobre los que se colgaba la matanza para que se secara. Más recientemente han comenzado a utilizarse palos en forma de “Y” para evitar que los chorizos estén en contacto con la madera y haya que moverlos. En el Valle de Roncal (N) sobre el techo de la chimenea se colgaban los embutidos y se dejaban a secar las vainetas. En el Valle de Zuia (A) señalan que además de los chorizos, lomo y tocinos, también se colgaban las mazorcas de maíz anudadas con dos hojas de pelendrina para que secaran y facilitaran el desgrane.

Varas para colgar los chorizos. Carranza (B), 2006. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.

En Sara (L) y en la zona rural de Deba-Mutriku (G) se llamaba lukainka-aga al palo horizontal colgado del techo de la cocina mediante dos cadenas o mimbres, zumiak, del que pendían los chorizos que se hacían en casa anualmente con motivo de la matanza del cerdo. En Ezkio-Itsaso y en Oiartzun (G) del techo colgaban perniles y sartas de chorizos y en algunas localidades la quesera de listones, garrazta. En Bera y Lesaka (N) del techo colgaban unos alambres que sostenían dos o tres listones de madera en los que se colocaban los quesos, tocino y longanizas.

En Pipaón (A) se ha consignado que una vez se sacaban los quesos de las gillas, para que se orearan y se secaran, se ponían en una cesta ancha y larga, de pequeña altura, que se colgaba del techo de la cocina[2].

En las cocinas y en otras dependencias de la casa ha sido común que hubiera clavos metidos en la pared de los que se colgaban alimentos para que se secaran y no estuvieran al alcance de los roedores.


 
  1. Los intrumentos de elaboración del pan están descritos en: ETNIKER EUSKALERRIA. La alimentación doméstica en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 1990, pp. 98-102 y 142-143.
  2. El secado de embutidos ha sido tratado en otro volumen de esta obra: ETNIKER EUSKALERRIA. La alimentación doméstica en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 1990, pp. 176-177.