La casa de la Navarra Media (Allo)

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La casa más representativa de esta villa sería una construcción de planta ligeramente rectangular, casi cuadrada, con los lados más largos orientados a calle pública. Los cortos forman medianil con la anterior y la posterior, configurando así manzanas y calles. La fachada trasera se asoma a patios y descubiertos de las propias casas o de sus vecinas.

En la orientación evitan siempre el viento del norte, por lo que sus fachadas afrontan al este y al oeste preferentemente, y algunas más, al sur.

El alzado de la vivienda es también rectangular, más ancho que alto, y se cubre con tejado a dos aguas que vierten hacia las fachadas.

La casa se estructura en tres plantas, aunque muchas añaden otra de sótano, subterránea, en donde se ubica la bodega. La primera planta tiene dos puertas: una en el centro por la que acceden las personas y otra ladeada y más ancha, por la que antaño entraban y salían los animales. Y en el extremo opuesto aparece una ventana que las más de las veces correspondía al lago.

La segunda planta presenta tres huecos: los dos laterales de ventanas y el central, más grande, de balcón –a veces con solera, a veces no– y verja de hierro. En la tercera planta se abren también tres ventanucos que aportan ventilación y luz a los graneros.

En la planta baja se alojan el zaguán o “entrada” y las escaleras de acceso a los pisos superiores, las cuadras y almacén de los aperos de labranza, cocina, recocina, despensa, etc. Las casas que disponían de bodega accedían a ella por una angosta escalera en cuyo entorno se ubicaba la fresquera, y tenían un vano de ventilación a ras de calle, que se cerraba con reja de hierro.

Casas de Allo, 1998. Fuente: José Ramón Macua, Grupos Etniker Euskalerria.

En la planta primera se ubican los dormitorios y alcobas, y una sala que apenas tenía uso excepto para albergar la celebración de los acontecimientos familiares más importantes. A esta sala correspondía el balcón de la fachada.

Los materiales de construcción comúnmente empleados son la piedra de mampostería con refuerzos de sillería en las esquinas y huecos de las ventanas, puertas y balcones. Los sillares siempre quedan vistos, sin cubrir; pero la mampostería está con frecuencia lucida con masa de cemento y arena o de yeso, y blanqueada después. Y donde está descubierta, los vanos de puertas y ventanas de la planta baja se encuentran blanqueados con varias manos de cal.

El entramado de vigas que sostienen el tejado y los techos son de madera de pino, o más propiamente de chopo. Las paredes maestras del interior, lo mismo que algunos pilares principales, se construyen con piedra. En el resto de tabiques se emplearon mucho las adobas de barro y paja, y los ladrillos cocidos. Luego se lucía todo con yeso y se blanqueaba con cal a la que añadían un poco de azulete.

El techo de cada planta se forma con maderas vistas y cañizos cubiertos de yeso. También con yeso mezclado con cascotes de ladrillo y teja, y formando bovedillas entre las maderas. Los suelos se cubren de ladrillo cocido en tonos rojizos o amarillentos, y con frecuencia combinando ambos colores. Así aparecen en la entrada, la cocina, habitaciones, pasillos y escaleras, completando estas últimas con atoques de madera, casi siempre de roble.

La solera de los graneros era de yeso visto, lo mismo que el de muchas cuadras y dependencias bajas destinadas a almacenar aperos de labranza. Algunas cuadras se enlosaban con losas irregulares de piedra, sobre las que se echaba la paja, otras tenían el suelo de tierra compacta.

La cubierta de la casa se completaba con teja curva de barro cocido, del tipo conocido como “árabe”, y color ocre. El tejado remata en la fachada con alero de escaso vuelo formado con tablas que se apoyan sobre modillones de madera, generalmente poco trabajados. Dado el régimen de lluvias y la escasez de nieve que se recoge en esta localidad, la inclinación de los tejados es poco pronunciada, oscilando entre los 30 y los 40 grados. La cubierta de la casa se completa con un par de chimeneas construidas con mampostería o ladrillo macizo, y lucidas luego con masa.

Los elementos decorativos que ostentan algunas fachadas son los que confieren “personalidad” a las casas, y están en relación directa con las posibilidades económicas de la familia que las habita. Los más habituales son la puerta de dovelas de medio punto, la rejería de forja en ventanas y balcones, el blasón familiar, las líneas de imposta separando las distintas plantas, los modillones tallados del alero, y la puerta de entrada, de roble con ornamentación de clavos, picaporte y bocallave de forja.