Disposición de los huecos en la fachada
La disposición de los huecos en la fachada es muy variable dependiendo no sólo de las localidades sino también entre las casas de una misma población. Aun así se aprecian unas reglas generales y por lo común se busca una cierta armonía que a menudo viene dada por una disposición simétrica de las aberturas.
Normalmente la puerta principal se abre en la planta baja, que además suele contar con alguna ventana de dimensiones reducidas. Es la primera planta, que por lo general se corresponde con la vivienda, la que presenta ventanas de mayores dimensiones y a veces un balcón en el centro de la fachada. La tercera planta suele tener huecos más pequeños, si los hay, y en alguna ocasión también balcón más reducido.
En Bernedo (A) el reparto de los huecos en la fachada no es similar en todas las casas pero lo más común es que la puerta de entrada se sitúe en el centro y una ventana pequeña a un lado de la misma, o a los dos, cerrada con reja de hierro o barrotes. En el primer piso dos o tres ventanas repartidas con simetría, siendo la central más bien un balcón. El último piso, desván o buhardilla, suele contar con unas ventanas pequeñas, a veces sin cerradura, que a menudo sirven como entrada de las palomas.
En Valdegovía (A) en la fachada están la puerta principal, diversas ventanas, el balcón y, cuando está orientada al sur, la solana. Las ventanas están repartidas en las diferentes paredes de la casa, por lo general se puede decir que existe una ventana rectangular por cada estancia interior.
En Moreda (A) las ventanas no suelen ser grandes y ocupan la zona inferior de las fachadas. Son los balcones con barandillas de hierro y ventanillas en sus puertas los que ocupan la parte media y alta de las mismas.
En Bermeo (B) la distribución de los huecos de la fachada principal de los caseríos es la siguiente: en la planta baja, al fondo de la portalada, una o dos puertas de una hoja, según se trate de una o dos viviendas, y una pequeña ventana a cada lado de la fachada, generalmente protegida por uno o dos barrotes de hierro. En el primer piso un balcón con una puerta central y una ventana a cada lado. La puerta exterior de la cuadra así como la del pajar, situada encima de la anterior, son normalmente grandes y de dos hojas. También la puerta del balcón y las ventanas del primer piso son generalmente dobles. En las fachadas laterales, dos ventanas que corresponden a la cocina. En el centro urbano la estructura de la casa se acomoda a las casas vecinas. En el casco viejo los edificios suelen ser alargados, en dirección norte-sur, con el tejado irregular. En la fachada sur disponen de miradores.
En Bedarona (B) en la planta baja de la fachada se encuentra el portalón, etartie, y al fondo una puerta o dos si la casa es bifamiliar. A cada lado del mismo una ventana o sólo una, en cuyo caso en la pared sin hueco se adosa el horno de pan, tejavanas, etc. Hay algún caso sin ventanas. En el primer piso, en algunas casas, hay balcón, aunque antaño ningún caserío disponía del mismo, y dos o cuatro ventanas; en otras casas se observa un número inferior de huecos, dependiendo del número de habitaciones. En el segundo piso se abren las ventanas del camarote, en los caseríos que disponen de él. En las paredes laterales dos o tres ventanas que corresponden a la cocina y los cuartos, la puerta de la cuadra, la puerta pequeña, ate txikia, y las rendijas estrechas hacia el exterior y anchas hacia el interior que hacen de ventana del koltzie.
En Trapagaran (B) la forma y dimensiones de las puertas y ventanas guardan relación con la fachada donde están colocadas, por eso resaltan las de la fachada principal, tanto por su tamaño respecto a las demás, como por su remate final.
En Luzaide/Valcarlos (N) las casas tienen dos plantas y un desván bastante bajo. La fachada más corriente es la que presenta tres huecos, con dos ventanas y una puerta central en la planta baja y tres ventanas en el piso; el desván suele tener alguna pequeña.
En Aintzioa y Orondritz (N) las fachadas son de formas variadas, la planta baja se abre al exterior a través de un gran portalón de piedra. El primer piso o vivienda presenta un gran balcón al que se accede desde el comedor o desde el pasillo. El sabaiao tiene uno o más vanos para su iluminación, éstos pueden abrirse a la fachada principal o a las otras.
En Mélida (N) suelen contar con una puerta principal y una o dos ventanas en la planta baja. El piso superior tiene uno o varios balcones. Sin embargo la costumbre de construir balcones se ha perdido ya que desde las décadas de los 50-60 del siglo XX han dejado de hacerse.
En Valtierra (N) las fachadas eran lisas, lucidas y encaladas, con ventanas grandes en las dos primeras plantas, con algún balcón o balconcillo de pequeño voladizo, y más pequeñas en la última planta.
En Allo (N) los vanos más característicos en la planta baja son la puerta de entrada, la de la cuadra, la ventana del lago y poco más. En muchas viviendas aparecen a ras del suelo pequeños ventanucos que servían más de ventilación de las bodegas que para proporcionar luz. En la segunda planta se encuentran ventanas y balcones.
En Artajona (N) en la zona inferior de la fachada se abren la portada de acceso, la ventana de los lagos y a veces pequeñas ventanas rasgadas, a modo de saeteras, denunciando la existencia de una bodega. Las casas tradicionales no suelen tener muchos más vanos en esta parte, a excepción de algunas más nobles. En el tipo más corriente de casas, el segundo cuerpo correspondiente al piso de la vivienda presenta dos o tres ventanas que, desde principios del siglo XX, han venido convirtiéndose en balcones. Es normal en las de cierto rango ver una ventana con solera saliente y moldurada sobre el arco o dintel de la puerta. Tal ventana cumplió una importante misión; cuando un desconocido llamaba a la puerta, la mujer se asomaba desde la misma para saber quién era. Los balcones salientes no se prodigaron hasta época reciente aunque existían algunos de siglos pasados. Las ventanas y balcones del primer piso corresponden a las habitaciones más nobles: salas y dormitorios. No han existido miradores salientes en la fachada hasta tiempos recientes y no son frecuentes. El tercer cuerpo de la misma viene determinado por pequeñas ventanas cuadradas o rectangulares, muy próximas al alero del tejado, correspondiendo a los graneros. El número de vanos en cada piso es proporcional a la largura de la fachada. Así, en edificios humildes de una planta se abre la puerta adintelada y una o dos ventanas correspondientes a las habitaciones. Un tipo de fachada corriente es el que presenta la puerta en la zona baja, una ventana o balcón en el primer piso y otra más reducida en el superior.
En Abezia (A), a diferencia de lo dicho hasta aquí, la disposición suele ser un tanto anárquica, si bien la puerta principal se sitúa en el medio, bajo el gallur. Las ventanas no tienen un orden establecido aunque las del piso superior tienden a colocarse a la misma altura que las de la planta baja.
En Goizueta (N), en las casas más antiguas, la entrada no está en el centro de la fachada sino ladeada, y al otro lado de donde se sitúa la puerta se suele abrir una ventana.