Procedencia de los materiales de construcción

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Una característica común de todas las construcciones tradicionales fue el aprovechamiento de los materiales que ofrecía el entorno más inmediato. De ahí la razón por la que los mismos son distintos a lo largo del área estudiada, ya que varía tanto el sustrato geológico como los árboles de las distintas regiones. Incluimos en este apartado unos cuantos ejemplos de esta tendencia que es generalizable a todo el territorio estudiado.

En Bernedo (A) los materiales se preparaban y obtenían íntegramente en el mismo pueblo. Así, la madera la extraían de los robles de los bosques de cada pueblo o del común. La piedra de la sierra de Toloño y a veces de Urarte. La cal la elaboraban con piedra de la sierra, que era de caliza; hacían cal en Angostina, Bernedo y Villafría, de hecho algunos de estos pueblos vivían de la fabricación de este producto. Tenían tejería en Bajauri, Obécuri, Quintana y Bernedo.

En Bermeo (B) la piedra, arrijje, que se utilizaba en la construcción de los caseríos se traía de las canteras, kantara, de Busturia, Forua o de la zona de Matxitxako; la arena, arie, de la ría de Mundaka-Gernika tras desalarla; la cal, karie, de Forua; los ladrillos, ladrilluek, de Asua; y los troncos utilizados eran de roble aunque, según algunos informantes, anteriormente solían ser de castaño.

En Abadiño (B) las paredes exteriores se hacían con piedra arenisca, are-arria, porque en la zona abundaban las canteras de este tipo. En ocasiones también se utiliza otro tipo de piedra más dura y difícil de tallar que se denomina zinguin-arria. Para cubrir los huecos que deja la piedra se utilizaba tierra. También se hacían paredes de ladrillo, probablemente fabricados en la zona y con arcilla local. Los tejados se cubrían con tejas que se fabricaban igualmente en el pueblo. Hasta el año 1980 más o menos hubo una tejera entre Apatamonasterio y Abadiño. La estructura del edificio solía ser de madera, generalmente roble, que procedía de los bosques de la zona.

En Roncal (N) se recurría a la piedra de río, siendo la labra de su cantería mejor o peor dependiendo del poder adquisitivo de la familia, mientras que la madera era de roble o de haya. Las hayas y robles de determinados vedados de los pueblos sólo se podían utilizar en la construcción, no para la industria maderera o la recogida de leña. Además se usaban morteros de arena de río y cal. Como ladrillo se recurría a la tosca para complementos como las chimeneas o los tabiques. En Urzainki (N) donde obviamente se han empleado los mismos materiales, a modo de ladrillo se utilizaba siempre la piedra llamada tosca; precisamente en Urralegi hay un lugar llamado barranco de la tosca. Con ella se hacían las chimeneas y campanas de los hogares y los tabiques ademas de las bóvedas de las iglesias. Los tabiques se construían con un armazón de madera con relleno de tosca.

En Aurizberri (N) la piedra y la arena procedían de los términos del pueblo. La cal se elaboraba también en el lugar. Hubo una tejería en otro tiempo no lejos de la población. La tabla usada en los pisos era de roble, salvo en algunas casas en que ya se utilizaba pino. Con anterioridad era general el uso del haya que tanto abundaba en los montes, pero cuando se realizó esta encuesta, a mediados del segundo decenio del siglo XX había sido desterrado este material porque se pudría fácilmente y por la facilidad de emplear el roble que también abundaba.

En San Martín de Unx (N) no hay problema con la piedra de construcción, que abunda en el término y es de gran resistencia, habiéndose empleado en la edificación de las casas más antiguas del pueblo. Al ser arcilloso el suelo del pueblo, se ha dispuesto de material para fabricar adobe y ladrillo. El adobe se ha utilizado para hacer empalmes en construcciones de sillarejo, en mixtificación impropia de la zona, pues el adobe es meridional. El ladrillo se ha empleado para tabicar los interiores de las casas, destinándose también ahora a las fachadas de los edificios modernos. El de antes se fabricaba en el mismo pueblo, que tenía su tejería cerca de Santa Cruz. Otro de los materiales de construcción era la tierra, pero resultaba de poca consistencia y mala; sin embargo, no hubo reparo en utilizarla como argamasa en la techumbre de la iglesia parroquial.

En Murchante (N) los elementos constructivos empleados en la casa tradicional eran de origen local. El adobe, que hasta los años cuarenta del siglo XX era el más utilizado, lo fabricaban con arcilla tomada de los alrededores del pueblo, la mampostería con cascajo de las tierras de cultivo y el ladrillo, usado sobre todo para la compartimentación interior, se fabricaba en la tejería local. De todos ellos, el adobe era el preferido, no sólo porque resultaba más barato que el ladrillo, sino porque conservaba mejor la temperatura. La carencia de canteras en la zona explica la práctica inexistencia de piedra sillar. Este material sólo se utilizó para revestir el zócalo de mampostería de las casas principales. La madera se empleaba en puertas, marcos, ventanas y en las vigas de los techos, y procedía fundamentalmente de las choperas y pinares del municipio.

En Aintzioa y Orondritz (N) las paredes se han levantado con piedras grises de la zona y los suelos y los techos con madera de roble.

En Ainhoa (L) los materiales de construcción eran de origen local: piedra calcárea o gres del país para los sillares angulares y los vanos; arcilla con cal para las paredes; y ladrillo procedente de la excelente tejera local para el relleno del entramado.

En Iholdi (BN) eran igualmente de la zona: los muros se construían con piedra, harrie, cal, gisia, arena, salbia, y para el entramado madera, zura, que podía ser de roble, haitza, quejigo, ametza, haya, pagoa, o castaño, gazteina.

En Uharte-Hiri (BN) se usaban piedra, harri, cal, güsi, arena, salbi, madera, zur, y teja, teila que se encontraban en la misma localidad. Abundaba la piedra, la arena se acumulaba en los lechos de los ríos, los bosques proporcionaban robles y existían canteras, harrobi, de donde se obtenía piedra caliza para la fabricación de cal en los numerosos hornos, güsulabia, que había en la zona.